SAN LUIS EN LA GESTA SANMARTINIANA.pdf

llevando candelabros relucientes preparados convelas labradas en cera del Tucumán,
despabiladoras y algunas telas que se utilizarán a modo de cortinas.
Es media tarde, y todavía va llegando al lugar del sarao una tanda de criadas
en procesión de dulceras y fuentes rebosantes de trozos de alcayota o sandilleja, y de
alfajores. No faltará, sin duda, nada. Habrá para todos los gustos.
A la puesta del sol, el negro Antonio ha cargado su arpa en una carretilla, y,
partiendo desde la casa del cura, ha enderezado hacia el taller de los Acosta. A esa
misma hora, un piquete de milicias de caballería descansa en la entrepuerta de la
cárcel. (488)
Refresca. Hace tres meses que no llueve. La quietud penumbrosa del
crepúsculo nos permite advertir que, en lo de doña Martina Palma, ha cesado el
desconcierto de golpes que provienen del taller de los zapateros Acosta. El silencio
que ha cedido al fin de la tarea empeñosa, comienza a ser reemplazado por el
ahincado afinamiento de varios instrumentos: violines, un arpa, una tambora y un
triángulo. Después, llegan hasta nosotros los compases de una cuadrilla, seguidos
del donaire de una cueca rematado con el picado de un gato.
Ya se han prendido las luminarias del Cabildo embanderado, de la cárcel, del
templo de predicadores y de la matriz. Asimismo, en las carnicerías, tiendas y
pulperías. Dios te salve, el popular Dios te salve, está preparando su provisión de
voladores de dos truenos y cohetes con que pondrá una nota inocente y fugaz de
estruendo y luces en el “sarado” que se avecina.
Si esperamos pacientemente un poco más asistiremos a la llegada de los
invitados, en grupos o por pareja como ésta: ella, luciendo bata y saya de raso flor de
romero, o de pana negra, recogida un tanto la falda con la mano derecha en que
ostenta una sortija, y dejando ver los zapatos de seda. Tocada con robozo de bayeta
o franela rosadas con ribetes celestes, o quizá con mantilla española, realza su
belleza criolla con zarcillos de oro y un estimado prendedor con que ha asegurado el
tocado sobre su pecho. El, con fraque o chaqueta de pana azul o de cotonía
colchada, calzón café de paño francés o inglés, medias de Castilla y zapato negro
con hebillas de metal. Cubierto con fino sombrero de vicuña o de copa, posiblemente
llevando guantes de ante, descubre sobre el pecho el chaleco de cotonía listada y la
fina camisa de coco. En el brazo capote de bayetón color avellana o alguna manta
pampa.
Si oficiales, vistiendo uniforme; de capote, casaca, chupa y calzón o pantalón
reglamentarios. Igualmente gorra o morrión, bota ganadera o zapato, y empuñado
sable, espada o espadín. Finalmente, la caterva de mosqueteros y trapisondistas de
siempre, que atestarán el portal, las puertas y pasillos.
Y no seguimos tras ellos porque perderíamos el hilo de estos apuntes.
488 El atuendo lo hemos tomando de las siguientes fuentes: “Minuta” referente al contenido de la petaca de un
“godo” -1816- Del inventario de la Aduana Subalterna, correspondiente a 1818. –Del inventario de la sucesión del
Cap. de Mil. de Cab. don Luis Oyola, -1817-. De otra “minuta” de ropas robadas en el partido de Guzmán, 1820. –
Del inventario de la tienda de don Domingo Baras, 1822. –Ibidem, c. 21, e. 30; c. 25, e. 9; c. 22, e. 6; c. 28, e. 29 y
c. 24, e. 33. –Puede leerse para el caso de la ob. “Pringles”, por G. Sosa Loyola, pp. 40-43, las referencias valiosas
que trae el autor.