SAN LUIS EN LA GESTA SANMARTINIANA.pdf

nos ocupemos de la cultura rural; (299) pero corresponde hacer notar aquí que el
momento de la fundación de San Luis, como el de todas las fundaciones españolas
de América, significó tanto como una ruptura. La conquista española histórica y
étnicamente, cierra un ciclo, y al caducar las estériles civilizaciones precolombinas,
particularizamos el hecho con San Luis, el espíritu de hispanidad dignificó el material
indígena incorporándolo a la egregia comunidad imperial con aquella amorosa
compenetración a que se refiere Alfonso Junco. (300)
Por eso, cuando Rojas destaca “en la vida de San Martín” aquellas “tres
rupturas que señalan su singular destino” (301) , incurre, no sólo en una falsa
interpretación de un hecho histórico sino en el empleo inadecuado de un término cuyo
sentido estricto ha sido desvirtuado. La actitud de San Martín en ningún momento
puede definirse como negación de España o de “su pasado racial”. Profesó y
llevó a la victoria los ideales del partido patriota que se concretaban en la
Independencia; pero ésta ni negó la realidad nacional que precedió a su proclamación
ni podía considerar a la nación argentina naciendo de una negación, o pretendiendo
ser una continuación de lo indígena… que superara la ruptura –ésta sí- ocurrida
mediante la conquista y la pacificación de esta parte de América. (302)
Claro que ésa fue la quimera de algunos ideólogos del liberalismo doctrinario
de la hora, como sigue siendo el falso planteo de algunos seudo indigenistas
rezagados de nuestros días. (303)
Etnica y culturalmente el pueblo puntano era hispánico en el momento de la
Guerra de la Independencia. Y al hacer esta afirmación en manera alguna negamos
lo que realmente fue la confluencia indígena; porque ella en su latitud histórica no
contradice el calificativo, antes bien, lo confirma, ya que la Hispanidad no se define
como coincidencia meramente biológica, como racismo consentido de la pureza de su
sangre, sino como unidad espiritual. Su contenido, como tan acertadamente lo
afirma el citado académico mejicano, es esa “doctrina espiritualista y cristiana de un
ecumenismo integrador”.
Analicemos algunos otros antecedentes que prueban nuestro acerto, sin entrar
por ahora a estudiar la existencia social del Pueblo Puntano, estudio que corresponde
realizar en otro capítulo de estos apuntes. (304)
El tantas veces citado Fr. Reginaldo de la Cruz Saldaña Retamar, O. P.,
incansable investigador y sacerdote ejemplar, ha rastreado los orígenes de nuestra
sociedad provinciana, y en más de sesenta anotaciones parroquiales referentes a
matrimonios efectuados entre 1700 y 1703, en San Luis, pone en evidencia el origen
de un núcleo ponderable de nuestras familias, las cuales aparecen fundadas, entre
otros troncos foráneos, por mendocinos, en primer término, chilenos, cordobeses,
riojanos, de otras provincias, algún porteño, y por españoles peninsulares. (305)
Cuando se trataba de matrimonios entre mestizos o indios se consignaba. En algunos
P., Fr. Reginaldo, muy ilustrativas para el caso. –El Prof. Dalmiro Adaro ha dedicado el cap. 1 de su ob.
“Industrias criollas…” a tratar el tema: “Industria michilingüe”. Oportunamente analizaremos de este trabajo
algunas conclusiones que tenemos por erróneas. –Puede consultarse el mapa etnográfico de Serrano, ob. cit. entre
las pp. 18 y 19. Emplea indistintamente los términos “nación” y “parcialidad”.
299
Cf. cap. VI de estos apuntes.
300
Junco, A., “Nuestro hispanismo y nuestro imperialismo”, en “Mundo Hispánico”, Madrid, feb. 1948, Nº 1, p. 8.
301
Rojas, R., “El santo de…,” p. 315.
302
Pereyra, C., “Quimeras…”, p. 215.
303
De Maeztu, R., ob. cit., p. 261, “La busca del no ser”.
304
Cf. cap. VII de estos apuntes.
305
“Hoja Puntana”, S. L., 15 nov., 1º y 15 dic. 1929.