SAN LUIS EN LA GESTA SANMARTINIANA.pdf

hora tras hora, el hilo de esa colaboración que se concreta en la entrega total del
Pueblo Puntano.
Recién llegado a San Luis, Dupuy desconocía por completo la topografía de la
región y las posibilidades de la misma. ¿Cómo orientarse para la organización de las
milicias, y, sobre todo, para tener una idea exacta de aquello que podía exigir sin
invadir el campo de lo arbitrario? Cada alcalde de hermandad en su comprensión fue
a este respecto un factótum insustituible, por el conocimiento del terreno hasta en el
más apartado y abrupto rincón, y por la noción exacta que tenía de los posibles de
cada vecino de su partido.
Gez menciona a D. Juan Manuel Panelo. (339) Nosotros nos complacemos en
recordar a D. Marcelino Poblet. No es exagerado afirmar que este último conocía con
pelos y señales, partido por partido, las facultades, la afiliación política y las
características de cada morador. Se guardan en nuestro Archivo Histórico provincial
los patrones de contribución referentes a 1815, 1816 y 1817, anotados, rectificados y
comprobados por D. Marcelino con aquella su letra menuda de regularidad
inconfundible, reveladora de su inagotable actividad. (340) Esa tarea minúscula, que
abruma sin dar lustre, que angustia sin otorgar gloria, estaba a cargo de
comisionados como éste.
Determinaba la contribución de cada partido, en hombres, ganado y demás
efectos, el ojo clínico del comisionado suplía desde San Luis, cuando no se
anticipaba el alcalde de hermandad del caso, las fallas por ausencias, deserción, o
fallecimiento. Tenía una inteligencia cabal de quién podía sustituir a quién. Y la
prorrata alcanzaba su lleno, infaliblemente, antes del tiempo fijado.
La misión que debía cumplir Dupuy fue desde el comienzo muy compleja.
Como militar experimentado puso todo su empeño en reglar eficientemente las
milicias, y, al mismo tiempo, en contribuir con el mayor número de reclutas para la
organización del Ejército de los Andes. Como presidente del Cabildo debía satisfacer
las aspiraciones localistas y, de consuno, anular las persistentes influencias
subversivas que disimulaban su epicentro en Mendoza mismo, y que se hacían cada
vez más ostensibles en Córdoba.
Desde esta última capital, la tendencia que más tarde se definirá como federal
se reflejaba en los manejos del licenciado D. Santiago Funes, en connivencia con sus
familiares y partidarios de la Punta del Agua, Piedra Blanca de la Falda y Ojo del Río.
Y desde Mendoza, sobre el ánimo susceptible de algunos capitulares, entre los
cuales gozaban de predicamento D. Tomás Baras y D. Dionisio Peñaloza. ¿En qué
consistía el ariete de la predica subterránea? En que San Luis debía estar
gobernada y representada por uno de sus hijos. (341) Y en esa lucha y contra esa
predica, la colaboración de D. José Manuel Riveros, de D. Tomás Luis Osorio, y de
los jueces comisionados D. José Domingo Arias y D. José Santos Ortiz, fue decisiva
para convertir el Cabildo puntilloso y autonomista hasta 1816, (342) en el Cabildo
sanmartiniano, de absoluto entendimiento con Dupuy, que vemos actuar desde fines
del citado año hasta comienzos de 1820.
Dupuístas de actuación prominente en el Cabildo de 1817, fueron: D.
Francisco de Paula Lucero, D. Luis de Videla, D. Maximino Gatica, D. Agustín Palma
339
Gez, “Coronel Vicente Dupuy…”, p. 11.
340
A. H. P. S. L., c. 16, e. 80 y c. 22, e. 54.
341
Ibidem, c. 18, e. 1. Proceso contra el licenciado don Santiago Funes, el Cap. de Mil. de Cab. don Tomás Baras
y otros.
342
Ibidem, c. 19, e. 55, f. 8 v. D. Marcelino Poblet fue citado por Luzuriaga, debieron salir para Mendoza en el
término de 24 horas. El 31 de oct. de 1816 hizo depósito de vara en el Reg. Alférez Nacional D. Matheo Gómez.