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SAN LUIS EN LA GESTA SANMARTINIANA.pdf

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sentido autóctono, y, entonces, el “diario de la tradición”, (384) como se expresa<br />

Huizinga, nace con el primer día de la Independencia… Pero la verdad fue muy otra.<br />

La verdad nos grita que el espíritu realista intentó sobrevivir después de la<br />

Independencia; que los viajeros servidores del Rey, muchas veces reprimieron los<br />

impulsos de su fidelidad para escuchar la promesa de nebulosa Libertad que alentaba<br />

en sus hijos.<br />

Y es el caso de D. José Giménez Inguanzo (385) retrayéndose en su hogar y<br />

cediendo el paso a su hijo José Gregorio, reconocido partidario de la autonomía<br />

nacional. Esa misma verdad nos demuestra cómo los hermanos se enfrentaron en el<br />

campo de la lucha. Realistas unos, insurgentes otros. Dramática oposición que<br />

podemos ejemplificar con los hermanos Daract Vílchez. (386)<br />

Hay un momento a fines de 1816 en que varias familias de Piedra Blanca de la<br />

Falda emigran a Chile… (387) Cuando llegó la fecha de renovar el Cabildo, el 12 de<br />

septiembre de 1817, los capitulares consultaron a Dupuy sobre el procedimiento más<br />

conveniente. Debía aplicarse ya la forma establecida en el Estatuto Provisorio. Sin<br />

embargo, Dupuy se inclinó por la forma de costumbre, porque “es muy<br />

expuesto, a que los enemigos de la Causa en número considerable existen en<br />

este Pueblo”, (388) obtuviesen mayoría o simplemente ganasen algunos empleos<br />

concejiles.<br />

Sin duda, en el argumento de Dupuy hay una diversión que es menester<br />

subrayar para comprender en qué medida la tendencia local que encabezaba Poblet,<br />

era intencionalmente confundida con la causa realista. Y así fue cómo, cuando se<br />

ventiló el proceso incoado contra D. Marcelino Poblet al separársele de su cargo de<br />

alcalde de 1 er voto, una de las imputaciones fue la relación que mantenía con<br />

realistas notorios como D. José Orozco, D. Francisco Rodríguez y D. Ramón Rey y<br />

Ramos, “los que son conocidos como hombres irreconciliables”, según lo expresó el<br />

Cabildo en oficio reservado a Dupuy. (389)<br />

No es extraño entonces que Luzuriaga considerara “godo” a D. Marcelino e<br />

insinuara a Dupuy que más le convenía deshacerse de él… (390)<br />

Hay un aspecto de la lucha en el que se manifiesta patente el favor que los<br />

independientes dispensaron a los sostenedores de la causa real. A principios de<br />

1816, Dupuy ya había dictado el bando referente a los bienes pertenecientes a los<br />

realistas o a “individuos del Estado de Chile”. Los tenedores o administradores de los<br />

384 Huizinga, J., “El concepto de la Historia…”, p. 28.<br />

385 Fue el último Subdelegado de Real Hacienda. Era un funcionario culto y digno. Gez, en su “Historia…”, t. 1, p.<br />

130, dice: “sin medios para hacer efectiva su autoridad y temeroso de una agresión a su persona, desapareció de<br />

S. Luis”. Lo que resulta inexacto, porque en agosto de 1810 vivía tranquilo y respetado en la capital puntana,<br />

figurando el 18 de dicho mes, entre los primeros contribuyentes del “pueblo”, con 10 pesos para costear las dietas<br />

de D. Marcelino Poblet. –A. H. P. S. L., c. 16, e. 70. Puede leerse a propósito de este realista prominente,<br />

“Beneficencia pública colonial”, p. Curioso (Fr. Reginaldo de la C. Saldaña Retamar, O. P.) en “Hoja Puntana”, S.<br />

L., 15 nov. y 1º dic. 1924. –Gez mismo apunta, ob. cit., t. 1, p. 84, refiriéndose a Giménez Inguanzo: “ex marino y<br />

hábil topógrafo”.<br />

386 Domínguez, Camilo, en una conferencia sobre los Daract, publicada en el “Boletín del Centro Puntano”, Bs.<br />

As., 1946, Nº 31, p. 28, afirma que Alejo y Francisco Daract Vílchez, formaron en las huestes realistas,<br />

agregando: que el historiador Barros Arana menciona a Alejo como esperanza del ejército español en la campaña<br />

de Chile, y que Francisco llegó hasta el sacrificio heroico antes de rendirse al enemigo. Es una lástima que no<br />

puntualice las fuentes, ya que de haber cumplido con este requisito hubiéramos podido comprobarlas, aun cuando<br />

entendemos que los antecedentes mencionados son fidedignos.<br />

387 A. H. P. S. L., c. 21, e. 30.<br />

388 Ibidem, c. 22, e. 46. *(Aclaración: la correspondiente nota se encuentra inconclusa en el texto original).<br />

389 *Aclaración: la nota correspondiente no se encuentra en el texto original.<br />

390 *Aclaración: la nota correspondiente no se encuentra en el texto original.

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