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SAN LUIS EN LA GESTA SANMARTINIANA.pdf

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desiertos, atrasos, miserias, oscurantismos y esclavitudes, donde según ese criterio<br />

de Leyenda Negra, debieran haberse encontrado las doradas perfecciones de la<br />

“prosperidad liberal” que siguió, surgida de la “nada” por arte de magia. (580)<br />

Lo primero que tenemos que preguntarnos al investigar la realidad económica<br />

del pueblo puntano de entonces es lo siguiente: ¿qué riqueza podemos atribuir a una<br />

población de 16.000 habitantes dispersos en más de 40.000 kilómetros cuadrados<br />

ubicados en punto de la periferia en permanente estado de guerra del extraordinario<br />

imperio español, y teniendo presente que esa población consideraba los bienes<br />

materiales como un medio y no como un fin? Entendido eso, nada más<br />

temporáneamente histórico nos resultará encontrar en el San Luis de entonces una<br />

riqueza que, sin constituir el supremo afán de la existencia temporal, (581) ya que para<br />

aquellas gentes la vida humana tenía la más estricta y sincera significación de paso,<br />

no de meta, cumplía plenamente todas las exigencias de la sociedad, y las<br />

sobrepasaba, al punto de que sólo así podemos justificar el esfuerzo consumado.<br />

Después de los soldados y las armas, ¿qué elemento primordial necesitó San<br />

Martín que no se lo proporcionó Cuyo? (582) La riqueza en San Luis estaba concretada<br />

en los ganados, (583) las industrias hogareñas se movían en torno a la ganadería, la<br />

economía, en suma, era pecuaria. Pero todo eso no se explica por sí mismo, ya que<br />

en el proceso histórico no hay cabos sueltos; todo eso, las cosas que veremos y su<br />

valor, eran el resultado de las posibilidades de un medio dado y de un tipo de<br />

conquistador, de una modalidad de asimilación, de una cultura, de una mentalidad.<br />

No ha faltado quien afirmara que la fundación de San Luis obedeció al anhelo<br />

vehemente de buscar oro. Y eso se ha escrito mucho después de comprobar en<br />

nuestro medio una cultura rural dada, exponente de un pueblo de hacendados<br />

serranos para quien las explotaciones auríferas fueron menesteres secundarios.<br />

580<br />

El criterio dominante en la mayoría de los investigadores argentinos es el de Hudson, quien, después de afirmar<br />

que las costumbres de los cuyanos eran “sencillas” y “fortalecidas por el trabajo” –ob. cit. p. 16- alude a San Luis<br />

con estos términos: “provincia pobre sin elementos de progreso” –p. 26, III-, y en la p. 48 agrega: “Este mismo<br />

pueblo, en medio de la escasez de sus recursos, de sus pobreza, por la falta de industria, de comercio, de capitales<br />

y de brazos para la explotación de sus ricos productos naturales”,. Pero, en la p. 75, XV, nos asegura “el<br />

incremento que por entonces (1818) principiaban ya a tomar algunas artes manuales, debido al fomento que sus<br />

gobiernos les presentaban (sic) aún en medio de la guerra”. Nada más falso. En lo que respecta a San Luis, está<br />

documentado que el gobierno aprovechó las aptitudes existentes sin que sepamos que infundiera o fomentara<br />

ninguna nueva. Y posteriormente, murieron de inanición, y a fuerza de ilustración, miserablemente, todas las que<br />

nos legó nuestra madre España. Por otra parte, estas aseveraciones no pueden extrañar en una mente que se define<br />

por la oposición que trata de hacernos ver entre el siglo XVIII y “el que iba a llamarse de las luces, del progreso y<br />

de la democracia”. –p. 4, II-.Y ahora, nosotros preguntamos: San Luis, provincia pobre, ¿por qué? El mismo<br />

Hudson no puede menos de señalar los “ricos productos naturales” de San Luis. ¿Qué elementos de progreso<br />

faltaban a las posibilidades puntanas de entonces? ¿Cortedad de recursos? Parece que no. ¿Falta de industria,<br />

capitales, comercio y brazos? Léase la documentación y se comprobará cómo y en qué medida temporánea, esta<br />

retórica queda desmentida. Pero se ha repetido y se sigue repitiendo. La tozudez milagrera del progresismo liberal<br />

es incurable. (Cfr. “Tiempos Heroicos”, por A. Rivera, Bs. Aires, 1947, p. 190) ¿Cómo hacer para que estudien<br />

los repetidores, sobre todo aquellos que tienen pretensiones de docencia didáctica?<br />

581<br />

Aspiración puritana que se nos presentó como paradigma a los argentinos, a lo largo de un siglo XIX de más de<br />

cien años, y que hoy bien sabemos en qué atascadero de explotación capitalista ha sumido a los pueblos, al punto<br />

de que algunos, en su desesperación, se han echado en brazos de la bestia herejía comunista.<br />

582<br />

Que lo apunten los intérpretes del liberalismo, y nosotros nos comprometemos a replicarles con los<br />

documentos en la mano.<br />

583<br />

Adolfo Saldías, en su obra “La evolución republicana durante la revolución argentina”, Bs. As., 1906, p. 11, se<br />

expresa así: “En San Luis se criaban algunos ganados para cambiarlos en Mendoza por efectos”. Lo que sigue da<br />

una idea grotesca de la realidad aludida. Leemos, y comprendemos que los puntanos del siglo XVIII eran unos<br />

infelices que apenas si tenían habilidad para recoger grana en los salagriales, a fin de cambiarla por tejidos en<br />

Chile… Pero la documentación nos dice que, tanto mendocinos como sanjuaninos, “vaquearon” a sus anchas en<br />

las cortas vacadas, cimarronas o mansas, de la jurisdicción puntana.

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