SAN LUIS EN LA GESTA SANMARTINIANA.pdf
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su acción, desbordando los estrechos límites de la ciudad-estado, extendió sus alas<br />
aquilinas sobre un continente.<br />
Poco a poco descubre los hombres, los aquilata, los prueba, y, por fin, los hace<br />
suyos, es decir los hace fieles servidores de su concepción libertadora. El plan de<br />
contribuciones está ahincadamente en marcha desde fines de 1814, todos se mueven<br />
como poseídos de una responsabilidad de conductor; nadie se cree pieza de segunda<br />
categoría, y es aquí donde pasma la genialidad política de San Martín, mezcla de<br />
digna y sutil firmeza -fijeza de concepción- y de prudente suavidad, que por<br />
momentos alcanza en algunas cuestiones oportuno acatamiento. La influencia de su<br />
integridad moral fue decisiva.<br />
En 1815, el Cabildo no sólo apoya la actitud del Ayuntamiento de Mendoza,<br />
sosteniendo a San Martín contra Alvear, sino que expresa a Dupuy su más firme<br />
adhesión al instarle a continuar en el mando. (166) Finalmente, Pueyrredón es electo<br />
diputado al Congreso de Tucumán. (167) En enero de 1816, San Martín dice al Cabildo<br />
con una mesura significativa que ve al frente de la corporación “ciudadanos tan<br />
recomendables como zelosos en promover la prosperidad de sus comitentes y activar<br />
con empeño la defensa común de la justa causa de la nación”, y agrega, que el<br />
Ayuntamiento “será glorioso ejemplo que estimule toda clase de virtud a esos<br />
havitantes”. (168) Un mes más tarde desaprueba los arbitrios acordados por el Cabildo<br />
puntano, y ante la insistencia de los capitulares, mantiene su desaprobación, pero les<br />
otorga apelación ante el Director Supremo. Ha visto el conflicto de intereses<br />
económicos, comprende que su posición no le permite aparecer equidistante, y ante<br />
las razones alegadas, otorga alzada, y con ello, al par que deja firme su criterio<br />
circunstancial, da satisfacción a las justas aspiraciones de los puntanos. (169)<br />
De paso para Córdoba o de regreso de Buenos Aires alterna con los<br />
capitulares. Estos le consultan, él da su parecer, y luego, finamente desaparece de la<br />
escena amparado por esa prodigiosa celeridad con que tiene que realizarlo todo, por<br />
esa permanente falta de tiempo con que debe recorrer los caminos de la Patria, o vivir<br />
sus años de milicia como quien apura minuto a minuto el sendero de su gloria, que<br />
será primero la senda de su permanente inmolación. (170)<br />
Los acuerdos capitulares lo expresan con esa escueta precisión que por<br />
momentos se torna fórmula monótona, con ese ingenuo laconismo con que aquellos<br />
hombres sabían consignar los hechos más extraordinarios, despojándolos de vanos<br />
pormenores. Y a falta de acuerdos, encontramos señalado el paso del Libertador, en<br />
algún recibo de ésos que para su resguardo exigía el encargado del homenaje, y que<br />
luego debía presentar al Cabildo para su debida justificación.<br />
A principios de septiembre de 1814, de paso para Mendoza, San Martín<br />
descansa en San Luis. El Cabildo le ofrece una recepción, -es la primera- y para<br />
prepararla elige al cura y vicario interino Fr. Isidro González O. P. (171) Los cabildantes<br />
deliberan brevemente bajo su presidencia paternal, muy posiblemente el 3 de julio de<br />
1816. (172) No hemos encontrado constancia de su paso regresando de Córdoba. El<br />
General va y vuelve matando caballos. Después de Chacabuco, el Cabildo considera<br />
a San Martín el “héroe” que acaba de reconquistar el amenísimo y vasto Reino de<br />
166<br />
A. H. P. S. L., c. 18, e. 42.<br />
167<br />
Ibidem. c. 18, e. 2.<br />
168<br />
Ibid., c. 19, e. 58. Of. del 13 de enero de 1816. –Pueden leerse, como muy significativos, sus conceptos al<br />
Cabildo en su of. del 20 de oct. de 1815, c. 18, e. 68.<br />
169<br />
Ibid. c. 19, e. 58. Ofs. del 29 de feb. y 29 de marzo de 1816.<br />
170<br />
Ibid., c. 19, e. 55, f. 3 v. Acuerdo del 6 de jul. de 1816.<br />
171<br />
Ibid., c. 16, e. 84.<br />
172<br />
Bischoff, Efraín U., “El Gral. San Martín en Córdoba”, Córdoba, 1950, pp. 105-106.