SAN LUIS EN LA GESTA SANMARTINIANA.pdf

por decir grotesco, en nuestro caso, atribuir el “hábito guerrero” al factor indígena (636) ,
por cuanto sabemos que el indio que mezcló su sangre con los españoles en la
jurisdicción puntana fue manso y troglodítico, nos apresuramos a sostener que la
organización de aquellas milicias, no descubre otro antecedente que un régimen
similar hispano, asombro de la Historia en gesta de ocho siglos. La escuela guerrera
de la Reconquista tuvo su continuación en estos ásperos lindes de Cuyo (637) .
El soldado puntano de 1810 era, pues, de “línea”. Cuando ese soldado debió
responder presuroso al imperativo sentido de la Independencia, la guardia secular
que había montado casi sin descanso en esa “línea” –nuestra frontera de San José
del Bebedero y de San Lorenzo del Chañar-, lo había curtido y disciplinado en
fogueos y entreveros que a través de generaciones fueron tatuando una historia de
heroísmos sin cuento en el alma y en la piel de ese soldado.
Cuando el Capitán de los Andes convocó esas milicias, su temple cidiano
estaba dado, material y espiritualmente cada cuyano era un guerrero avezado. El
genio sanmartiniano exaltó y perfeccionó, más aún, sublimó las virtudes de ese
soldado. (638) El olvido de “los hábitos del estado de paz” a que alude Larrain (639) , era
de larga data, como de tal guisa fueron las cruentas lides en el desierto ingente. Y por
eso mismo, Hudson asevera de los puntanos que eran “bravos y predispuestos por
genio a la carrera de las armas”, y recuerda cómo el General San Martín “estimulaba
el espíritu militar” de los cuyanos (640) . Mitre destaca esa aptitud (641) , y Olazábal,
apenas, si encuentra palabras para elogiar ese soldado voluntario que, por su
intrepidez y presuroso alistamiento heroico, recluta aún, admiraba a sus jefes por su
lealtad. He aquí sus textuales palabras: “No temo ser desmentido al asegurar que
para el general San Martín y el ejército de los Andes, los mejores soldados de
caballería de la República, en aquella época, eran los puntanos, que tanto se
distinguieron por su valor, disciplina y constancia, no obstante que de las otras
provincias salieron tantos héroes”. (642)
Pero es San Martín mismo quien destaca la calidad de ese soldado,
manifestando en 1819 su deseo de cubrir las bajas del regimiento de Granaderos a
Caballo con puntanos. Es el Padre de la Patria quien ha tejido la más preciada corona
de justicia reconociendo la predisposición militar de ese soldado. (643)
Bajo la casaca del granadero estaba íntegro el gaucho serrano tan
magistralmente caracterizado por Dávalos: “pundonorosos, ingenuos, celosos de su
rango y de sus fueros” (644) ; arquetipo humano que nada tiene que ver con esa
caricatura que debemos a cierta sociología felizmente desacreditada, y que una no
menos vana etnología, a fuerza de contradictorias hipótesis, ha sido incapaz de
definir.
Sin recurrir a lo que puede haber de ficticio y que Gez trae a cuento en “La
tradición puntana” (645) , veamos cómo se expresa de ese soldado Nicolás Jofré en una
de sus aleccionadoras contribuciones enderezadas al mejor y más sentido
636
Gez, “Historia…”, t. I, pág. 2, p. 28.
637
Vigón, Jorge, “Hay un estilo militar de vida”, Madrid, 1953, caps. I y II.
638
Hudson, D., ob. cit., cap. sep., de 1815 a 1816, parág. VI, p. 34.
639
Larrain, N., “El país de Cuyo”, Bs. As., 1906, cap. VI, parág. 2, p. 65.
640
Ob. cit., p. 34.
641
“Empezó –se refiere a San Martín- por exaltar el espíritu bélico de las poblaciones”, ob. cit., t. I, cap. IX,
parág. V, p. 439.
642
Gez, “Apoteosis. Bs. As., 1896, t. I, pp. 511-512.
643
Gez, “Historia…” , t. I, cap . …”, VII, parág. 4, p. 188.
644
“Los gauchos”, Bs. As., 1948, p. 20.
645
Bs. As., 1916, 3ra. Ed., pp. 138-150.