SAN LUIS EN LA GESTA SANMARTINIANA.pdf
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Una atenta observación de los sobrescritos, mejor dicho de lo que por aquellos<br />
días hacía las veces de los sobres de hoy, nos ha llevado a descubrir esta leyenda:<br />
“Por la Patria”. En uno apuntamos la siguiente: “Por el rey”. (369) Se produce la<br />
adhesión puntana a la Junta de Buenos Aires, y de inmediato, en todos los partidos<br />
de la jurisdicción, corren las listas de prorrateo para abonar las dietas de D. Marcelino<br />
Poblet, primer diputado por San Luis. Cuando se requiere la contribución del<br />
estanquero del partido de Piedra Blanca de la Falda, D. Antonio de Boqui, éste la<br />
niega con toda energía; la cree improcedente. De tal suerte razona en carta al<br />
maestro realista de Renca, D. José de Blas y García. (370) Se le ordena bajar a San<br />
Luis, y contesta que no lo hará porque no puede desamparar los intereses del<br />
Rey. (371) Entonces, el alcalde de 1 er voto –sin duda en depósito de vara- don<br />
Gerónimo de Quiroga, ofició al alcalde de hermandad del partido, D. Manuel Vieyra, a<br />
fin de que lo trajese “con una barra de grillos bien remachada”.<br />
A comienzos de noviembre de 1814, los coroneles Pedro Barreda y Agustín<br />
Huici, el capitán Pedro Ugarte y el subte. Domingo Vidart, prisioneros del ejército de<br />
Lima, no sólo habían difundido noticias falsas y despreciativas sobre los<br />
acontecimientos americanos, según Dupuy, sino que trataron de soliviantar a algunos<br />
vecinos, y sostuvieron activa correspondencia –la cual fue interceptada- con los<br />
realistas de Córdoba. Con este motivo se les trató severamente, por lo que<br />
protestaron airados en presencia de Dupuy y ante el Director Supremo, el cual pidió<br />
informes. Fue necesario extrañar de San Luis a estos oficiales. (372)<br />
El Ayte. Mayor del 1 er escuadrón del regto. de mil. de caballería de la ciudad,<br />
D. José Cecilio Lucio Lucero, en noviembre de 1815, fue encargado por Dupuy de “la<br />
mayor bigilancia” de los realistas confinados en la capital puntana, debiendo<br />
“observar la conducta de todos los Españoles y Americanos qe. por enemigos de la<br />
Causa subsisten confinados en esta Ciudad de mi mando baxo las instrucciones<br />
reservadas y Bando qe. en copia le incluyo la qe. espero sabrá U. hacerlas obserbar<br />
con la dignidad posible”. (373)<br />
En marzo de 1816 se fugó de Renca el maestro realista Blas y García. El<br />
momento era crítico. Dupuy se había trasladado a dicha población poco tiempo<br />
después de ordenar a los alcaldes de hermandad que concentraran en San Luis los<br />
confinados distribuidos en la jurisdicción, tanto laicos como sacerdotes. Se temía un<br />
inminente levantamiento. (374) El mismo, personalmente, mandó bajar a San Luis a<br />
D. José de Blas y García. Este desapareció de Renca en la noche del 14 de marzo,<br />
probablemente auxiliado por su esposa Dña. Catalina Palacio y su hija Indalecia.<br />
Nombrado D. José Santos Ortiz Juez Comisionado para dilucidar el hecho que<br />
evidentemente tenía graves ramificaciones, al finalizar el sumario no se sacó nada en<br />
limpio. Se tuvo, sí, la convicción de que la fuga fue favorecida por numerosos<br />
cómplices que nadie delató ni individualizó. Y no podía ser de otro modo, porque Blas<br />
y García vivía en lo de Dña. Mercedes Gutiérrez y estaba estrechamente vinculado<br />
con D. Calixto González y con D. Miguel Aguirre, ya que en la casa de éste, en<br />
369<br />
Ibidem, c. 16, e. 77.<br />
370<br />
Ibidem, c. 16, e. 70.<br />
371<br />
Y no era mero subterfugio. La renta del tabaco era un privilegio real.<br />
372<br />
Ibidem, c. 17, e. 40.<br />
373<br />
Ibidem, c. 18, e. 37. Cf. “Boceto biográfico del coronel José Cecilio Lucio Lucero. Guerrero de la<br />
Independencia y del Brasil 1791-1867”, p. J. W. Gez, Bs. As., 1904.<br />
374<br />
A comienzos de 1816 las detenciones por sospechas eran comunes. La visita que en enero de ese año realizaron<br />
los alcaldes de 1º y 2º votos a la cárcel, comprobó, por lo menos, ocho incomunicados que no conocían la causa<br />
de su detención y deseaban ser oídos… Se les designaba “presos por el Gobierno”, vale decir detenidos<br />
políticos. A. H. P. S. L., c. 21, e. 21.