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SAN LUIS EN LA GESTA SANMARTINIANA.pdf

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muy al pie de la letra. Hay comparaciones que resultan verdaderos contrastes. Las<br />

distancias eran largas; pero, las cabalgaduras buenas, la alimentación sana y<br />

abundante, y el correo no funcionaba mal. Y ya para ese entonces, sobre el<br />

Desaguadero, se había construido un puente. Cuando Mitre se propuso darnos una<br />

idea del paisaje cuyano recordó a Macedonia. Algo hay de esto en San Luis, por lo<br />

menos, lo aseguramos por cuenta de Curtius, (30) ya que la tierra de los macednos,<br />

como la nuestra, era de caballería.<br />

Sin duda que el medio telúrico tiene tonalidades y proporciones arcádicas, y en<br />

él, Arcas, o sea San Martín, encontró los recursos primordiales para hacer triunfar su<br />

genio. Por eso, un poeta admirable por muchos conceptos, Carlos Obligado, ha<br />

llamado “agua helénica” a nuestros ríos y arroyos cristalinos. Y Alfredo R. Bufano vio<br />

en ellos “agua fina”.<br />

Y finalizamos esta breve consideración referente al factor telúrico, expresando<br />

que no creemos en el determinismo constriñente del suelo –fatalidad geográfica-.<br />

Aceptamos, sí, las posibilidades. Y a éstas hay que buscarlas en el factor humano,<br />

en primer término. Tal la cuestión, a más de que deben darse coincidentemente<br />

ambas posibilidades. (31)<br />

CAPITULO I<br />

JERARQUÍA ESPIRITUAL Y MORAL DE <strong>LA</strong> CONTRIBUCIÓN<br />

Si alguna vez ha sido necesario recordar que “La Historia es interpretación<br />

jerárquica de los hechos”, nunca como ahora, al ahondar el tema objeto de nuestra<br />

investigación, fue más oportuno y ajustado hacerlo presente. 32) La más eficiente<br />

“información exhaustiva” no daría al lector desprevenido, y lógicamente<br />

extemporáneo, la medida exacta del sacrificio consumado en uno de los más<br />

modestos altares de la patria; pero, también, en uno de los más auténticos. Y hasta<br />

diversos aspectos de la misma, quizá le indujese a subestimar un esfuerzo que fue<br />

entrega total además de viril inmolación.<br />

El hecho en sí es un complejo de factores. Las fuentes diversas, con su valor<br />

documental, ponen en evidencia esos factores, objetivamente, pero siempre referidos<br />

a algo relativo que es el tiempo; porque si bien es cierto que ahora recordamos algo<br />

que fue, no siempre al recordar, -actualización del pasado- tenemos presente<br />

concomitantemente la medida con que corresponde justipreciar el pasado histórico<br />

que se recuerda. De ahí la necesaria revisión, que el hechológo, superficial y<br />

repetidor, aferrado a conceptos hechos, resiste, sin comprender que, como enseña<br />

Huizinga, la revisión es una consecuencia ineludible de la complejidad propia de la<br />

Historia. (33) Adviértase, por consiguiente, que la revisión no es sólo una necesidad<br />

30 Curtius, E., “Historia de Grecia”, Madrid, 1888, trad. de A. García Moreno, t. 7, pp. 200 a 205.<br />

31 Dejos, O. P., J. T., “Civilización y cultura”, en “Criterio”, Bs. As., 4 de mayo, 1944, nº 844.<br />

32 Ibarguren, Federico, “Lecciones de Historia Rioplatense”, Bs. As., 1947. “Palabras preliminares”, p. 13.<br />

33 Huizinga, J., “Sobre el estado actual de la ciencia histórica”, Madrid, 1934, trad. de María de Meyere. “El<br />

proceso del conocimiento histórico”, p. 50. Dice el historiador holandés: “La ciencia histórica siempre debe

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