SAN LUIS EN LA GESTA SANMARTINIANA.pdf

Independencia y sobre todo, para desbaratar aquellos intereses extraños que intentaron sin
lograrlo, subestimar un esfuerzo que fue donación sin medida, además de viril inmolación.
El lector a medida que avance en la comprensión de este estudio que aparece, a tono
con la época actual minuciosamente documentado, tendrá ocasión de comprobar que Saá si
bien asume una actitud apologética, defensiva, dura en algunos casos, inflexible con ciertos
criterios interpretativos y apasionada siempre por la verdad que anhela alcanzar, efectúa un
riguroso análisis de los “factores fundamentales que realizaron las acciones o que aparecen
como los antecedentes que se tradujeron en la concatenación parcial de los hechos
históricos” que ha investigado, factores éstos en la condición de agentes o autores
concurrentes que el autor identifica individualmente en San Martín y socialmente en el
Pueblo Puntano y ambos, con “poderoso influjo moral” el primero y existencialmente el
segundo, obrando en el medio físico y biológico providencial que nos es peculiar.
De allí la consecuencia lógica en lo que hace al factor propiamente local el Pueblo
Puntano de la Independencia prioritariamente exaltado y glorificado en esta obra (de
contundente revisión histórica) como protagonista, es decir, como actor principal no
secundario, pueblo o comunidad heroica aquella de principios del siglo XIX que el autor
define por su “espíritu de resistencia” la cual produjo un tipo humano serrano o montañés,
de cultura rural, curtido en una experiencia secular de honda raíz hispánica, que lo habilitó
con las mejores armas para convertirse, cuando llegó la hora, en cuatro mil soldados, “la
mayoría voluntarios sin elección de destino”, sobre una población de diez y seis mil almas,
verificando un ejemplo difícil de comparar con otras circunscripciones del país.
Tal vez por ello, por esta realidad incontrastable que hace que una sociedad entera -
la nuestra- se transforme en “un pueblo en armas” pueda decir el Profesor Saá que la
contribución de San Luis a la gesta sanmartiniana tuvo carácter de entrega total y que ella
fue una auténtica inmolación, tanto que, terminada la campaña de la independencia entra
la provincia en un período de su vida histórica que es no sólo de postración y de martirio,
sino de manifiesta impotencia para enfrentar las hordas ranquelinas. “Había quedado sin
soldados y sin armas. Estaba inerme. Los indios la arrasaron con sus malones”.
Claro es que, de nada serviría contabilizar o verificar con el lujo de la moda, cuánto
es lo que se utilizó en la empresa libertadora, material o económicamente hablando, si no
fuéramos capaces de percibir qué es lo que genera o motoriza las acciones, cuál la
apoyatura espiritual o ética que las hace consistentes y permite que el heroísmo y el
desprendimiento sea un ejemplo cotidiano. Para Saá -y nosotros muy humildemente
coincidimos con él- el alma de toda aquella acción inmortal, de todo aquel dinamismo
insigne fue la fe, la fe católica de un pueblo antaño profunda y sinceramente religioso.
Con esa fe como cimiento, con una conducta incorruptible vivida sin hipocresías que
implicó, permanentemente, el reconocimiento de las propias imperfecciones, limitaciones e
inopias, el Pueblo Puntano de las generaciones de la Independencia pudo hacer lo que hizo
“apretando contra su corazón la ofrenda solicitada para depositarla en el ara común con
modestia, pero modestia eficaz por oportuna y sostenida, modestia sacrificada y nunca
rehuída como contribución patriótica”.
Quedan así perfiladas las razones que justifican estas palabras introductorias. Para
agregar, muy poco, que no sea enaltecer esta sana gestión de gobierno que decide la
publicación de la “obra magna” de Víctor Saá, publicación que la Junta de Historia de San
Luis que sobrevive en extrema pobreza y es la depositaria de los derechos sobre la misma,
jamás estuvo ni está en condiciones de afrontar.
Tenemos que anhelar que este libro de Saá se lea y se difunda. Que alcance con su
benéfico influjo a todas las poblaciones y a todos los hombres maduros, a los docentes, a los
jóvenes y a los niños de la jurisdicción provincial. Muchos puntanos descubrirán con
asombro de qué manera actuaron sus antepasados, de qué modo Saá identifica nombres