SAN LUIS EN LA GESTA SANMARTINIANA.pdf

se prolonga a pesar de todas las infidencias e incomprensiones. Fácil sería demostrar
que la pedagogía de nuestra escuela rural ha sido a contrapelo. Si podemos
hacerle la concesión de haber tenido alguna pedagogía.
San Martín fue la encarnación de un heroísmo singular hasta hoy
deficientemente estudiado, a pesar de la magnitud magistral de algunos esfuerzos
realizados. Y la deficiencia está en la falsa analogía a que se ha sometido el
grandioso lineamiento de su estructura heroica. El heroísmo sanmartiniano es
esencialmente hispánico. Compenetrado de las glorias y virtudes de la estirpe, en
un pasado común que él mismo representaba con la eminencia de sus hazañas, llegó
a Cuyo, no a enseñar virtudes inexistentes, sino a exaltar, a sublimar aquellas que
sabía adornaban a los cuyanos: lealtad, disciplina, sencillez, sobriedad y valor. (419)
La genialidad sanmartiniana caracterizada por su visión aquilina, es de plena
y exacta comprensión del presente que le tocó resolver. No hay en su resolución
y en su concepción nada de ese adelantarse a su tiempo que se atribuye como
paladeando a algunos de nuestros “videntes”, traducido en aciertos futuros a fuerza
de fracasar en los días corrientes. Nada de ese “doctorado en nubes” otorgado por
esa suficiencia que consiste en no saber dónde se ponen los pies… La genialidad
sanmartiniana fue amplitud de horizonte actuante, fue potencialidad de visión
directa, y nada tiene que ver con esa seudo taumaturgia y ese falso profetismo con
que algunos “civilistas” nos quieren justificar los mayores desastres de nuestra
historia política.
Las virtudes de una cultura no se improvisan. Magüer cierta “mentalidad
alquimista” argentina tan conocida. Sobre una improvisación de tal naturaleza no se
triunfa. Dada la sedimentación secular de aptitudes del pueblo cuyano, San Martín, el
conductor providencial, puso el sello de su genio. De tal suerte fue posible la victoria.
EL HOGAR PUNTANO
CAPITULO VII
No pretendemos realizar el estudio que el tema de este capítulo merece. Fuera
de lugar por otra parte, no perdemos de vista el pensamiento inicial y fundamental
que estamos apuntando.
Pero así como es imposible comprender –sin recurrir a recursos
extemporáneos o absurdos a fuerza de pretenderlos milagrosos- la constitución
desarrollar aptitudes existentes y mantener el arraigo rural; empero, tarea difícil será volver a poner en
actividad los husos y los telares, y sobre todo, volver al campo abandonado a gentes que han gustado los
halagos de la empleomanía y de una urbanización estéril. –Léase “El alcance del alfabeto”, p. C. Pereyra,
“Quimeras…”, p. 126.
419 Los puntanos “Después de Dios, de la Patria y del Hogar, hacen culto de la justicia, de la mistad y de la
lealtad”. Tal nos asegura el Sr. Mercau, trab. cit., punto 4º. Pero, lo que es menester agregar, para tener idea clara
y completa del hecho apuntado, es que esa riqueza espiritual llegó a estas tierras vírgenes y bárbaras con ese
arquetipo de guerreros que fueron los Jofré (Juan y Luis) y sus compañeros, tan relevantes por sus virtudes como
soldados, y, también, como pacificadores, como pobladores.