09.05.2013 Views

SAN LUIS EN LA GESTA SANMARTINIANA.pdf

SAN LUIS EN LA GESTA SANMARTINIANA.pdf

SAN LUIS EN LA GESTA SANMARTINIANA.pdf

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

ociosidad y la miseria vendrán después, cuando nuestra oligarquía liberal se haga<br />

gradualmente enteca, cerrada y estéril. Vendrán con las prácticas “democráticas” del<br />

comité; pero no cabalgando en parejero criollo, sino en cualquier redomón mestizo,<br />

ventajero y mañoso, y nuestros “sociólogos”, livianos y desaprensivos, las achacarán<br />

al “oscurantismo colonial” de tres siglos atrás… El trabajo está documentado como lo<br />

está la prole numerosa y fuerte (443) ; en una palabra, la habilitación humana para la<br />

lucha que siguió. Pero todo eso que no supo interpretar o conceptuar la ilustración de<br />

un Hudson, está fundado en un hecho –entre histórico- que por lo general se olvida o<br />

se subestima: el factor religioso, sin disidencias, que fundamentó la moral del hogar<br />

que tratamos de estudiar.<br />

Hudson, al juzgar un ordenamiento secular fundado sobre una clara y ortodoxa<br />

noción de lo absoluto, puso su amor sobre una realidad relativa –el progreso material<br />

de los pueblos protestantes- y no sólo falseó en sus “memorias” el hecho histórico,<br />

sino que, descubriendo una lamentable cortedad de miras, supeditó lo que él llamó<br />

“paz infecunda” y “tranquilidad efímera” a la moral del éxito, aquella que se justifica<br />

por la riqueza misma traducida en toda suerte de comodidades, y que saltando por<br />

sobre esas costumbres que el cronista mendocino calificó de “timoratas”, nos ha<br />

arrancado sin duda a la rutina de aquella hora para sumirnos en otra que no le<br />

aventaja ni como ideal de trabajo ni mucho menos como meta de felicidad temporal.<br />

No basta para comprender el soldado que proporcionó el hogar puntano, tener<br />

idea clara de la capacitación material que dio a nuestro serrano el trajín diario en esa<br />

escuela que fue la estancia. Hay que ahondar la cuestión, hay que remontar la<br />

corriente de la tradición que en modo alguno podemos definir como “el agua muerta<br />

de la mirada hacia atrás” (444) , sino como la razón misma del verdadero progreso, (445) y<br />

ver cómo se constituyó ese hogar, cuáles fueron sus aportes étnicos y espirituales, en<br />

qué medida se alcanzó la asimilación de los naturales, qué aptitudes mostraron los<br />

conquistadores, luego pacificadores, para utilizar los recursos naturales del medio<br />

telúrico, cuál fue la organización jerárquica de ese hogar que es tanto como descubrir<br />

su austerísima disciplina, qué ideales fueron los móviles de su economía, en qué<br />

consistió la convivencia entre los distintos elementos humanos que constituyeron ese<br />

hogar: progenitores, hijos, peones libres, esclavos y agregados, (446) a fin de alcanzar<br />

ese conocimiento necesario que debemos suponer en todo juicio autorizado.<br />

veremos cómo y por qué aparece en San Luis, y quiénes fueron los primeros montoneros. - ¿Se ha pensado acaso<br />

en el esfuerzo que los doctrineros y pacificadores debieron realizar en nuestro medio para dar a los naturales el<br />

sentido del trabajo? Constantino Bayle, en su extraordinaria ob. “España en Indias”, p. 173, trata esta cuestión<br />

admirablemente refiriéndola a toda América.<br />

443 En casi todas las presentaciones que hemos tenido en nuestras manos, solicitando tierras fiscales en arriendo,<br />

compra de las mismas después de larga ocupación, cesión de terrenos abandonados, autorización para abrir casa<br />

de abasto, tienda o pulpería, o eludiendo alguna carga pública a fin de atender intereses particulares, o alegando en<br />

materia impositiva una “compostura” especial, etc., como primer fundamento, se da el tener que subvenir a las<br />

necesidades de una familia numerosa.<br />

444 Sosa Loyola, G., “Insula criolla”, p. 22.<br />

445 Vázquez de Mella, J., obs. comps., Madrid, 1943, t. 4, p. 393, bajo el título: “Lo que es la tradición”, dice: “La<br />

tradición es el efecto del progreso; pero, como le comunica, es decir, le conserva y le propaga ella misma, es el<br />

progreso social. El progreso individual no llega a ser social, si la tradición no le recoge en sus brazos”. –Víctor<br />

Pradera, “El estado nuevo”, Madrid, 1941, p. 84, afirma categóricamente: “Sin tradición no hay nación”. –José<br />

Corts Grau, “Motivos de la España Eterna”, Madrid, 1946, p. 59, refiriéndose al concepto vital de tradición<br />

escribe: “basta saber que no estriba en vivir de recuerdos, sino en continuar la historia”. Pero ya en la p. 25 estudia<br />

la tradición en relación con las instituciones políticas. Entre otras conclusiones sostiene la siguiente: “Tradición no<br />

es todo lo pasado”. La tradición es, pues, incompatible con esa extática “mirada hacia atrás”.<br />

446 Agregados, prescindiendo de los esclavos de la casa –negros o mulatos- eran los que siendo de temporalidades<br />

se arrimaban buscando protección. Entre los agregados figuraban las mujeres “depositadas” por los alcaldes en<br />

hogares “bien opinados”, generalmente porque vivían mal. Figuraban también algunos pobres de solemnidad, que

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!