SAN LUIS EN LA GESTA SANMARTINIANA.pdf
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(359) Fueron guerras civiles en su sentido más estricto. Y esto no sólo porque los<br />
peninsulares, conjuntamente con los indios y mestizos, pelearon largos años con<br />
mestizos, indios y peninsulares, sino porque el tema a discutirse era eminentemente<br />
español. Se combatía, es cierto, por conseguir más autonomía política y económica,<br />
pero no es menos cierto que tal pugna sólo fue posible al romperse la unidad política<br />
de las Españas”. (360)<br />
Los manuales del día tienen que consignar esta verdad inconcusa, y esa<br />
misma verdad deben enseñar los maestros y profesores a nuestros niños y jóvenes.<br />
Nuestra Guerra de la Independencia ni tuvo carácter internacional ya que<br />
evidentemente no fue choque entre dos nacionalidades ni fue guerra colonial,<br />
porque España no tuvo colonias como Inglaterra y Francia. (361)<br />
Fue guerra civil. En otros términos, fue cruento desgarramiento de las<br />
Españas. (362) No discutiremos ahora las causas.<br />
Pero es que hay más en nuestro caso. A la pertinacia del prejuicio o del error,<br />
oponemos la documentación que fundamenta nuestra convicción. No se trata, pues,<br />
de una hipótesis más o menos interesada ni de una interpretación en la cual la verdad<br />
de los hechos queda supeditada a esa probabilidad que quiera alcanzarle el<br />
subjetivismo que asista al investigador. Nada de eso.<br />
359 El virrey Abascal en la “Memoria…” cit., t. 1, pp. 319-320, escribe refiriéndose a la real hacienda: “ella habría<br />
concurrido con mayores sumas a los ordinarios del Estado, y proporcionando igual suma para los extraordinarios<br />
que causa la Guerra Civil que miserablemente se ha extendido en todas las Provincias”.<br />
360 Ob. cit., t. 1, p. XCV. –Julio Irazusta, “Tomás de Anchorena”, Bs. As., 1950, p. 100, escribe: “La guerra civil<br />
que estalló en todo el continente a raíz de los pronunciamiento ocurridos en las diversas secciones de la América<br />
Hispana por las mismas causas que en Buenos Aires,”. –Justo Díaz de Vivar, ob. cit., p. 33, nota 1.<br />
361 ob. cit., p. 17, se expresa así: “Inglaterra tiene colonias. España tiene hijas, o si se quiere hermanas”.<br />
362 Del Arco y Garay, Ricardo, ob. cit., prol. de Federico García Sanchiz, p. 87, ya cit. en nº 91. –Veamos dos<br />
pruebas documentales. El virrey Abascal en su “Memoria…”, t. 1, p. 285, al referirse a la “Venta y composición<br />
de tierras”, manifiesta que con partes de éstas “se compensó el mérito de sus descubridores, pacificadores y<br />
pobladores”. –Carlos Pereyra, “Breve Historia de América”, Santiago de Chile, 1946, p. 374, “La tesis criolla y la<br />
Península”, explica: “Si hubieran estado frente a frente los peninsulares y los criollos, la cuestión se habría<br />
resuelto con prontitud. Pero los hechos complicaron la argumentación, y los criollos se dividieron, así como los<br />
peninsulares. La tesis peninsular tenía de su parte el decreto expedido el día 22 de enero de 1809 por la Junta<br />
Central: Considerando que: “los vastos y preciosos dominios que España posee en las Indias no son propiamente<br />
colonias o factorías, como las de otras naciones, sino una parte esencial e integrante de la monarquía<br />
española” se les daba representación”. –Aunós, ob. cit., p. 11, afirma: “Nunca las Indias Occidentales –que tal era<br />
el nombre oficial de la América Hispana- fueron consideradas como colonias, ni este vocablo aparece en ningún<br />
documento público”. Más adelante agrega: “se les dio la denominación de “Reino de las Indias Occidentales”,<br />
del mismo modo que, en ocasiones, se les conocía también por “provincias” y otras por “repúblicas”, “Nuestra<br />
República” escriben generalmente los cabildantes puntanos. La conquista española, que luego se convierte en<br />
pacificación y población, tuvo por finalidad la redención del mundo. La conquista se realiza para Cristo. La<br />
colonización francesa o inglesa tuvo y tiene por fin la explotación, vale decir que la finalidad es por sobre todo<br />
económica, de esencia materialista. Cf. “El sentido misional de la conquista de América”, p. Vicente D. Sierra,<br />
Bs. As., 1942. –Ots. Capdequí, ob. cit., estudiando “Las fuentes del derecho indiano” descubre “Un profundo<br />
sentido ético y religioso”. –Silvio A. Zavala, “Las instituciones jurídicas en la conquista de América”, Madrid,<br />
1935, p. 166, “La pacificación”. –Lummis, ob. cit., p. 60, dice: “Ninguna otra nación trazó ni llevó a cabo un<br />
“régimen de las Indias” tan noble como el que ha mantenido España en sus posiciones occidentales por espacio de<br />
cuatro siglo”. El notable escritor y mártir de la causa de Cristo y de la Hispanidad, P. Zacarías García Villada, S.<br />
J., en su ob. “El destino de España en la Historia Universal”, Madrid, 1936, p. 103, trata el tema “La conquista del<br />
nuevo mundo”, dando en forma bella y profunda el sentido de la misma. –Julio Alemparte, “El Cabildo en Chile<br />
colonial”, Santiago de Chile, 1940, “Los cabildos y la Independencia”, pp. 308, 371, 374. –No hay, pues, tal<br />
oposición entre opresores y oprimidos. Perdida la unidad de la Fe, se produjo indefectiblemente la ruptura de<br />
la unidad imperial. No hubo tal régimen de servidumbre. La servidumbre no puede engendrar la Libertad. Nunca<br />
la engendró. Este proceso de desintegración es tan peninsular como americano, ya que el doctrinarismo liberal<br />
envenenó los criterios y las conciencias allí como aquí. El gabachismo fue fatal para los peninsulares como para<br />
los americanos. Hoy, gracias a Dios, ya estamos de vuelta…