SAN LUIS EN LA GESTA SANMARTINIANA.pdf

“En concequencia del oficio de V. S. de 18 de Corrte, incluyo a V. S. dos
estados el uno del Armamento, qe. existe en esta y el otro de la trpa. efectiva;
Prebiniendolé qe. tengo regladas 15 compañías de milicias de caballería con la fuerza
de 120 hombres cada una qe. se compone de sinco sargtos. primeros dose cabos y
ciento tres soldados cuyo estado no remito a V. S. por estar en la actualidad sacando
las copias qe. hede remitir á V. S. e igualmte. examinando las circunstancias de los
Individuos qe. hede proponer pa. Oficiales lo qe. comunico a V. S. pa. su inteliga.
Dios gue. á V. S. ms. as. Sn. Luis y mzo. 30 de 1815.
Sor. Comte. Gral. de Arms. de la Prova. de Cuyo.” (660)
Pero nuestro Tte. de Gobernador está nervioso, sobrecargado de tarea, y
preocupado con el trabajo disgregante que siente bajo la disciplinada estructura que
se empeña por alcanzar, amén de la sorda resistencia realista que mina el centro
mismo de sus actividades. Por eso, cuando tres días más tarde recibe un nuevo oficio
de Balcarce ordenándole que las milicias deben estar prevenidas para marchar a
segunda orden, si la Patria las necesita, con todos los oficiales de esa
jurisdicción, exceptuando los padres de familias y demás individuos reatados a
obligaciones de que no pueden desprenderse y los que no tengan robustez para la
fatiga, debiendo formarse lista con urgencia de aquellos que corresponde que
salgan (661) ; ante la evidente precipitación del Cte. de Armas que aparecía como no
teniendo presente su oficio anterior, la respuesta de Dupuy, de fecha 12 de abril, (662)
es aparentemente contradictoria. Pero, por sobre todo, descubre fastidio ante la
premura con que se solicita aquello que la superioridad no ha resuelto.
Y en efecto, la oficialidad no había sido propuesta, y se tropezaba con el hecho
de que algunos de los antiguos oficiales lugareños no gozaban de plena confianza,
por lo que había que sustituirlos, y para ello debía tenerse un mejor conocimiento de
aquellos que fuesen presentados como candidatos. Por otra parte, se estaba en la
engorrosa tarea de confeccionar las listas ajustadas a eso mismo que se pedía. El
oficio es extenso. En él, comienza Dupuy por hacer presente “qe. no hay ningún
oficial de Milicias”, lo cual era cierto en cuanto al hecho de carecer los mismos de
aprobación superior. Y sin tener en cuenta los términos de su comunicación
precedente, agrega: “ni qe. igualmte. existen milicias algs. Regladas en esta jurisdon.
de mi mando”. Informe que evidentemente desmentía su afirmación categórica de
fecha 30 de marzo. Pero, a renglón seguido aseguraba: “y qe. unicamte. hay quinse
compañias organizadas con la fza. De ciento veinte hombres cada una cuyo
extracto tengo entre manos pa. remitirselo a V. S. inmediatamente.”
Surge de los propios términos de Dupuy, a pesar de la distinción que establece
entre “reglar” y “organizar”, la existencia de 15 compañías de Milicia de Caballería
Rural, con un efectivo de 1545 soldados, 180 cabos y 75 sargentos distinguidos,
lo que hacía un total de 1800 hombres.
Sin duda, Dupuy debió superar múltiples dificultades, ya que hubo que
comenzar por tener un regular conocimiento del medio humano y natural que estaba
obligado a utilizar en toda la extensión posible. La urgencia de los reiterados
requerimientos sanmartinianos puso en evidencia el retardo que esas dificultades
imponían a los despliegues patrióticos de su actividad. De ahí que, en el oficio
glosado se explica ante Balcarce diciéndole que la organización de esas 15
compañías le “ha sido de un trabajo ímprobo; por qe. pa. este propocito me fue
preciso tomando noticias de formar primero un plan topográfico de esa Jurisdon. pa.
660 Ibidem, c. 18, e. 7.
661 Ibidem.
662 Ibidem.