SAN LUIS EN LA GESTA SANMARTINIANA.pdf

El comercio con Chile quedó cerrado en octubre. En su defecto, poco a poco,
fue aumentando el intercambio local con las provincias limítrofes y con Buenos Aires.
El tráfico de tránsito adquirió mayor volumen, y el consumo en la propia jurisdicción
denotó un evidente ascenso. Para comprender este momento hay que hacerse a la
realidad de un estado y de una sociedad que no giran alrededor de un presupuesto
oficial. Por eso, la mera consideración de los guarismos del ramo de propios no
puede darnos ni una relativa idea de los recursos con que se contaba. La mentalidad
del hombre de entonces no estaba teñida de parasitismo burocrático; tenía, a pesar
del fantástico estado de “servidumbre” (505) que se ha supuesto, una agilidad de
independencia que ya la quisiéramos gozar nosotros hoy. El liberalismo político y
económico que se impuso después no comprendió nada de esto. ¡Y así han sido las
consecuencias!
El ramo de propios abarcaba recursos de extracción y de aplicación
jurisdiccional que podemos asimilar a lo que actualmente se entiende por
presupuesto provincial –no municipal-, porque el Cabildo era autoridad que ejercitaba
sus atribuciones en toda la extensión de su comprensión, vale decir que las mismas
no estaban delimitadas por eso que hoy llamamos ejido municipal o San Luis-Ciudad.
El problema impositivo, entonces, era determinado y resuelto, casi directamente, por
los interesados; que es tanto como decir que no se interponía entre el bien común y la
autoridad encargada de salvaguardarlo, ninguna burocracia.
¿Cuántos eran los empleados del Cabildo? Dos: un escribiente y un
ordenanza. Ningún funcionario de aquel tiempo hubiera pensado en resolver el
problema de su subsistencia mediante un sueldo o asignación imputados al ramo de
propios. Y no porque con un peso de entonces no se contara con un valor adquisitivo
nominal mayor que el actual -1949-, y con relación a algunas materias primas como la
carne, 40 veces mayor… (506) , sino porque el criterio que se sustentaba como algo
vertebral en la conducta de todo súbdito era que cada integrante de la comunidad
debía ser capaz de bastarse a sí mismo, sin poner mientes en soñadas providencias
oficiales que, en definitiva, pesaban sobre todos o se satisfacían a sus expensas.
¿En qué consistían los propios? En aquellos recursos modestos que el Cabildo
obtenía de las siguientes fuentes: abasto, pulperías, carcelajes, cargas, carretas,
camas y extracción de ganado y otros productos. La Caja Subalterna cercenaba estos
recursos, tomando parte del impuesto al abasto y el noveno y medio de hospital.
¿Cómo se invertía los caudales del ramo de propios? En pagar la asignación del
receptor, (507) del escribiente, (508) del ordenanza y el sueldo de los dos cabos
veteranos (509) que hacían guardia en la cárcel; en luminarias y alimentación de los
presos, (510) en fiestas religiosas y cívicas (511) , en gastos menudos del Cabildo y sus
505
Otero, ob. Cit., t. 1, p. 368. El historiador dejó de lado lo “sentimental” y se propuso hacer ver cómo nos
despojamos de esa librea que fue “la servidumbre colonial”. Nosotros también dejamos de lado lo sentimental, y
mediante la verdad histórica documentada, tratamos de probar cómo, ejerciendo una libertad de que nunca
carecimos, luchamos y obtuvimos la Independencia política.
506
Hemos realizado un cálculo aproximativo sobre la base del valor asignado en 1812 al peso fuerte (ocho reales),
y teniendo presente que la onza de oro equivalía 17 pesos fuertes. El kilo de carne, en 1814, costaba algo menos
de un cuartillo de real (el peso fuerte tenía 32 cuartillos); actualmente -1949- el precio menor de un kilo de carne
es de 1,20 $ m/n. De lo que resulta esta relación: 1 es a 38 ó 40, porque en realidad, por un cuartillo de real,
entonces, se obtenían 1.150 gramos de carne de primera calidad.
507
Se le asignaba el 5%.
508
Cobraba 6 pesos mensuales.
509
Tenía asignado cada uno un sueldo mensual de 5 pesos.
510
Aproximadamente 2 reales diarios.
511
Especialmente las recepciones ofrecidas al Gral. San Martín, la festividad del Santo Patrón, misas
impetratorias, acciones de gracias, etc.