SAN LUIS EN LA GESTA SANMARTINIANA.pdf
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ponchillos y frazadas, se recibieron tasados a 1 p., (597) por los mismos días en que un<br />
poncho de idéntica calidad, en Córdoba, valía 4 ps. El picote y la bayeta se aceptaron<br />
a 2 rs. la vara, lo que significó no haber pagado ni el material. ¿Qué diremos del<br />
trabajo? Los cueros de vaca -ijares- y los de carnero y de cabra, fueron donados, y si<br />
bien es cierto que los primeros no valían más de 4 a 5 rs., y los últimos podemos<br />
justipreciarlos en 1 cuartillo de r., los valores traducidos no son despreciables, y, eso<br />
mismo, da la pauta de cómo al Libertador le resultó tarea relativamente fácil obtener<br />
en San Luis: aparejos, cartucheras, tamangos, hojotas, correajes, retobos, aperos,<br />
etc.<br />
En aquel tiempo, el maíz, cuando no se recogía personalmente se daba para<br />
cosechar al tercio; el almud valía 2 rs., (598) y aunque el precio resultaba caro, todo el<br />
que hemos encontrado documentado como contribución fue donado. Asimismo el<br />
trigo. El almud de chuchoca de zapallo valía 2 rs., (599) y el de pasas de higo (600) y el<br />
de orejones 4 rs. (601) , en tanto que igual cantidad de trigo costaba 5 rs. este último<br />
resultaba todo un lujo. (602) En compensación, una oveja valía 3 rs., una cabra 2 rs. y<br />
un cordero medio real. (603) Los fleteros cobraban a través de las mayores extensiones<br />
de la jurisdicción 1 peso 2 rs. por cargo, (604) y los arrieros 2 ps. Ya hemos hecho<br />
notar que la mayor parte de los auxilios prestados por conductores, maruchos,<br />
postillones, arrieros y carreteros, desde San Luis hasta Buenos Aires, no fueron<br />
pagados.<br />
Se ha afirmado que en San Luis no había molinos harineros. La afirmación<br />
como es corriente, resulta cabalmente gratuita. (605) Molinos de esta especie había en<br />
Punta del Agua, en el Trapiche en la Junta de los ríos y en Piedra Blanca de la Falda,<br />
según tenemos documentado (606) , y si es verdad que la producción no era abundante<br />
ni la harina obtenida era flor, sin embargo, gruesa y negruzca como era, bien<br />
reconfortante resultaba en tortas al rescoldo, cortada con harina importada de mejor<br />
calidad o mezclada con harina de maíz, en tortas fritas, empanadas o pasteles.<br />
597 Cfr. la contribución de Piedra Blanca de la Falda, del 23 de junio de 1816, y la de el Morro, del 14 de junio de<br />
1816 (A. H. P. S. L., c. 19, e. 56).<br />
598 El almud equivalía 15 kilos. Parece que por razones practicas, posteriormente, el almud se equiparó a la arroba<br />
(Ib., c. 29, e. 15 y c.16, e. 72).<br />
599 Se trataba de zapallo tierno seco, es decir charqui de zapallo que en invierno se utilizaba para condimentar el<br />
caldo (Ib., c. 16, e. 72).<br />
600 Las pasas de higo podían conseguirse hasta por 2 reales el almud (Ib., c. 20, e. 1).<br />
601 El precio era determinado por el mercado mendocino o sanjuanino: 5 pesos la carga (¿alrededor de 100 kilos?),<br />
lo cual daba para el almud aproximadamente 5 rs. tres cuartos. San Luis exportaba orejones y pelones a Buenos<br />
Aires. (Ib., c. 30, e. 23).<br />
602 La carga -¿alrededor de 100 kilos?- de trigo introducido de Mendoza, costaba 6 pesos. El que se cosechaba en<br />
la jurisdicción y se trillaba por el procedimiento de la remolienda o pisoteo de yeguadas o muladas, se llevaba a<br />
moler por un tanto -¿maquila?- al molino cercano. De este trigo se obtenía una harina negruzca que valía no<br />
menos de 7 reales el almud. (Ib., c. 30, e. 23 y c. 31, e. 13).<br />
603 Ib., c. 22, e. 6.<br />
604 Ib., c. 29, e. 15.<br />
605 Saldías, ob. cit., p. 11, fundado en el testimonio de Sobremonte -1785-. Está documentado que el mismo año de<br />
la fundación de San Luis, -1594- se otorgó derecho de “herido de molino” a D. Francisco Muñoz. (Ver Saldaña<br />
Retamar, “El General Luis Jofré-1594”, en “Hoja Puntana”, San Luis, 15 de dic. de 1928). Además,<br />
posteriormente, 1765, en el Bajo, tuvieron molino los jesuitas. Cfr. Gez, “Historia…”, t. I, pp. 70-71.<br />
606 Nosotros hemos ubicado los siguientes molinos harineros: De D. Fabián Guiñazú, en Punta del Agua; 1819; de<br />
D. Felipe Santiago Sosa, en el Trapiche, o en Tapiales, 1818; de D. Antonio Vásquez de Novoa, español, en la<br />
Junta de los Ríos, Guzmán, quizá desde 1819, y en Piedra Blanca de la Falda. (Ib., c. 31, e. 13; c. 26, e. 35; c. 27,<br />
e. 5 y c. 27, e. 25). Cfr. carta de D. Dionisio Peñaloza a Dupuy, del 6 de agosto de 1818. (Ib., c. 23, e. 33).