09.05.2013 Views

SAN LUIS EN LA GESTA SANMARTINIANA.pdf

SAN LUIS EN LA GESTA SANMARTINIANA.pdf

SAN LUIS EN LA GESTA SANMARTINIANA.pdf

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

la meticulosidad, el cumplimiento escrupuloso de la fe jurada, la sencillez hasta<br />

inocente en la declaración de bienes, la minuciosidad dignísima que revelan las<br />

rendiciones de cuentas, la simplicidad y sobriedad de los usos y costumbres, el claro<br />

sentido de lo temporal y de lo eterno –que en nuestros días parece que ya hemos<br />

perdido-, la unidad familiar, el concepto de lo tradicional, la capacidad para el trabajo;<br />

en suma, todo aquello que en los cómputos de la contribución que estudiamos, más<br />

tarde había de resultar desconcertante en el veredicto del investigador superficial.<br />

Aquellas generaciones no habían conocido dispendios ni refinadas harturas,<br />

aun cuando no padecieron la inopia manifiesta que sumiría en infraalimentación a la<br />

última del siglo pasado. Se vivía aún de las virtudes del vasallaje…, que la anteojera<br />

del liberalismo triunfante no les permitió comprender a los Lastarria, Hudson, López,<br />

Larrain, etc., pero que nosotros estamos en condiciones de reconocer. Ya<br />

experimentaríamos las de la “Independencia”…<br />

Aquellas generaciones consignaban y pormenorizaban los objetos, plantas y<br />

animales, con esa simpatía y ese cariño con que ahora no se menciona ni a los hijos.<br />

Aquellas gentes sabían morir como cristianos porque habían sabido vivir como tales.<br />

De ahí la jerarquía y la modalidad de su contribución. Ninguna estuvo ausente. No<br />

importa la aparente insignificancia de su aporte, medido en algunas varas de picote o<br />

de bayeta, pesado en algunas arrobas de charqui o de chuchoca, o justipreciado en<br />

un caballo o en una mula; no importa, porque ahí estuvo el hijo de esta región de<br />

altura con el amor insobornable de los suyos y de su tierra.<br />

No necesitó Dupuy “asegurar el orden” (60) en San Luis cuando se hizo cargo<br />

de la tenencia de gobernación en marzo de 1814, porque el orden era parte de la<br />

cordura de la sociedad de entonces. Y al referirnos al orden, apuntamos a la realidad<br />

moral del mismo, tan distante, como fuente fértil de verdadera libertad, de ese<br />

espejismo que desorienta muchas veces la fuerza del estado hasta esterilizarla. Y la<br />

prueba de nuestra afirmación está ahí: en las contribuciones de San Luis anteriores a<br />

Dupuy, en los testimonios autorizados de quienes, siendo extraños, visitaron<br />

admirativamente la aldea de entonces; en la actitud del Cabildo confirmándolo en su<br />

cargo cuando la crisis de la oligarquía directorial (61) conmovía los ánimos en toda la<br />

extensión de las Provincias Unidas, y plantaba los primeros hitos de nuestra<br />

anarquía.<br />

Apenas si él necesitó ponerse en contacto con los cabildantes, con los alcaldes<br />

de hermandad, y toda la hueste, calculada en unos 16.837 habitantes, como un solo<br />

hombre, se contrajo afanosa a servir con diligencia, aligerada de segundos cálculos,<br />

los fines de la inmortal campaña. Y desde la Punilla por el Portezuelo al Morro, desde<br />

Piedra Blanca de la Falda y Punta del Agua, desde Santa Bárbara –San Martín<br />

actual- por Carolina y Totoral, desde Río Seco (Luján actual) y San Francisco, por la<br />

Costa, desde Renca por Saladillo y desde la frontera de Río Quinto hasta el<br />

Desaguadero, convergiendo sobre San Luis, todos se movieron con un sincronismo<br />

silencioso y heroico, que habrá tenido en los anales de nuestra Historia posible<br />

parangón, pero que, estamos seguros, no ha sido superado jamás en su<br />

desprendimiento ejemplar. La documentación lo revela. (62)<br />

Todas las necesidades perentorias se pospusieron ante la necesidad suprema<br />

de la patria. Propios, diezmos y temporalidades, fueron oblación para servirla. Todos<br />

60 Gez, “Historia…”, t. 1, p. 153.<br />

61 Molinari, D. L., ob. cit. – Irazusta, Rodolfo y Julio, “La Argentina y el imperialismo británico”, Bs. As., 1934,<br />

tercera parte, p. 133, “Historia de la oligarquía argentina”.<br />

62 Tenemos sobre nuestra mesa de trabajo el resumen de más de treinta documentos correspondientes a los años<br />

1814 a 1816. Archivo Histórico de la Prov. de S. Luis, carpetas nº 17, 18 y 19.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!