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SAN LUIS EN LA GESTA SANMARTINIANA.pdf

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a Mendoza, como administrador de la aduana subalterna (343) le sucedió D. Rafael de<br />

la Peña. Sabido es cómo este competente y escrupuloso funcionario, después de<br />

acompañar a Dupuy hasta el último día de su gobierno, siguió como consejero, de<br />

notorio ascendiente, del Gobernador D. José Santos Ortiz en calidad de ministro de<br />

hacienda, al frente de lo que por aquellos días comenzó a designarse tesorería<br />

provincial.<br />

A fines de 1814 había soportado Dupuy, con manifiesta acritud, el primer<br />

encontronazo con un grupo de oficiales realistas confinados en San Luis. Los<br />

coroneles Pedro Barreda y Agustín Huisi, secundados por varios oficiales<br />

subalternos, se quejaron. (344) Es menester leer el informe de Dupuy a Posadas para<br />

estimar debidamente cómo, la explosión de febrero de 1819 pudo ser la realidad que<br />

alboreara cada día de esa larga guardia, arma al brazo, que vivió San Luis entonces.<br />

La documentación que hemos podido estudiar destruye esa envoltura<br />

romanticona con que han presentado la sublevación aludida algunos investigadores.<br />

(345) No hay tal. La realidad fue duro prosaísmo. La vida de Dupuy estuvo siempre en<br />

peligro. Eso mismo destaca el valor de la lealtad de sus colaboradores. Eliminados<br />

del cuadro de oficiales hombres dudosos como D. Tomás Baras y D. José Lucas Ortiz<br />

-1815-, fueron reemplazados por decididos partidarios como D. José Justo Gatica, D.<br />

Francisco de Paula Lucero, D. José Manuel Rivero y D. José Antonio Becerra. Ya se<br />

verá el acierto de la elección.<br />

Comienza 1816, y era tal el peligro de los confinados, -polvorín sobre el cual se<br />

velaban- que Dupuy debió trasladarse a Renca. (346) En esta circunstancia se<br />

consumó la fuga del peninsular D. José de Blas y García, siendo menester deslindar y<br />

castigar severamente la complicidad de algunos realistas más o menos emboscados.<br />

El juez comisionado fue D. José Santos Ortiz, quien secundado celosamente por los<br />

alcaldes de hermandad de Guzmán, Santa Bárbara, El Morro y Renca, termino en<br />

dos días la información sumaria. Está de más decir en qué medida las conclusiones<br />

del sumario dieron pie para cohonestar drásticas confiscaciones de bienes.<br />

Después de Chacabuco comenzó la constante amenaza de invasión a la<br />

jurisdicción puntana. Se trataba de un plan concertado entre los españoles del Sur de<br />

Chile, la mayoría de los confinados y prisioneros en San Luis, y algunos realistas de<br />

Córdoba. Todo esto sin tener presente el peligro de otros amagos más distantes, y de<br />

la ocasional y ladina participación que, sin duda, tenían ofrecida los pampas. Don Luis<br />

de Videla fue en el trance muy útil a Dupuy, y, como él, todos los alcaldes de<br />

hermandad de la jurisdicción. (347)<br />

343<br />

Ibidem, c. 22, e. 31 y c. 23, e. 34. En este último puede leerse la interesante correspondencia de Escalante<br />

sostenida con Dupuy desde Mendoza.<br />

344<br />

Ibidem, c. 17, e. 40.<br />

345<br />

Cf. Sosa Loyola, G., “Pringles…”, p. 71. –Mitre, ob. cit., t. 2, p. 351.– Biedma, José J., “Pringles…”, Bs. As.,<br />

1894, p. 27. Este cronista carga a Monteagudo con la peor parte. Resultan regocijantes los elogios que en la p. 29<br />

tributa Biedma al Dr. J. M. Ramos Mexía, autor de “Las neurosis de los hombres célebres”. –Carbia. R., en su<br />

“Hist. crítica…”, p. 251, ha dedicado algunos párrafos a estudiar la “historia fisiológica” de que se hace lenguas<br />

Biedma…- Gez, considera referencia de “Historiadores mal informados”, la rivalidad amorosa entre Monteagudo<br />

y el brigadier Ordóñez, "Historia...", t. 1, p. 215.<br />

346<br />

El 11 de enero de 1816 ofició San Martín a Dupuy llamándole con urgencia a Mendoza. Son muy significativas<br />

las palabras que dirigió Dupuy al Cabildo a fin de enterarle de su viaje y encargarle el gobierno político durante su<br />

ausencia. Como Jefe Militar dejó en esa oportunidad al Cap. de Exto. D. José Cipriano Pueyrredón. –A. H. P. S.<br />

L., c. 19, e. 58- A fines de enero, muy posiblemente, Dupuy estaba de vuelta en San Luis, y a mediados de feb.<br />

debió salir para Renca, dejando como sustituto en calidad de Comandante de Armas al Cap. Pueyrredón.-Ibidem,<br />

c. 21, e. 10; c. 19, e. 20; c. 20 e. 38 y c. 19, e. 21- A fines de marzo Dupuy estaba de regreso en San Luis.<br />

347<br />

Ibidem, c. 19, e. 26.

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