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¡siempre!<br />

Pero de pronto calló, obedeciendo a una mirada de don<br />

Arístides.<br />

La intervención de Enciso, que había acudido también al oír<br />

las palabras de Borja, puso fin a este rápido incidente.<br />

Los Invitados, <strong>com</strong>o si obedeciesen a una consigna, se<br />

juntaron en pequeños grupos, hablando, con voces<br />

exageradamente altas, de asuntos que no les interesaba.<br />

Claudio se vio sólo de pronto Todos fingían ignorar su<br />

presencia, alejándose. Al mirar en torno, únicamente encontró los<br />

ojos de su eminencia fijos en él. Nada de severidad Continuaba<br />

sonriendo para su persona, lo mismo que para los otros. Su<br />

mirada seguía brillando felina y acariciante. Tal vez apuntaba en<br />

ella un nuevo interés. ¿Quién sabe si lo consideraba más digno de<br />

su atención que al principio del banquete, cuando lo habían<br />

presentado <strong>com</strong>o uno de tantos -jóvenes de aquel, mundo frívolo<br />

y solemne?...<br />

También encontró la mirada furtiva de unos ojos agrandados<br />

por el asombro y el dolor: los oíos de Estela, que parecían<br />

preguntarle: «¿Qué has hecho?»<br />

Bebió con lentitud dos tazas de café, manteniéndose erguido<br />

junto a una mesa antigua de mármoles incrustados. Hasta los<br />

servidores se acercaban a él con titubeos, no obstante su porte<br />

falsamente majestuoso <strong>com</strong>o si temieran incurrir en el desagrado<br />

de la respetable concurrencia.<br />

Aún latía en su interior la cólera que le había hecho prescindir<br />

de las conveniencias sociales, diciendo lo que pensaba con<br />

insolente franqueza. Quiso desafiar con su presencia a los que<br />

simulaban no verlo. Se quedaría allí para demostrarles que no le<br />

inspiraban miedo.<br />

Luego sintió de pronto todo el peso de aquella reprobación<br />

que le circundaba, y fingiendo interés por los cuadros y estatuas<br />

de los varios salones, fue pasando de una obra a otra; hasta llegar<br />

a la puerta del más lejano de aquéllos..., y huyó.<br />

Mientras un servidor, también con peluca blanca, le entregaba<br />

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