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egoísta del que defiende su propiedad.<br />

Lamentó no llevar un puñal al cinto, <strong>com</strong>o César Borgia. Las<br />

costumbres modernas le parecieron despreciables con su dulzura<br />

de vivir y las cobardías que ésta impone. Juzgó preferible aquella<br />

época del Renacimiento, en la que no se respetaba otra ley que el<br />

propio deseo, muriendo todos jóvenes y hartos.<br />

Dos veces llegó, al atardecer frente al gran hotel donde estaba<br />

alojada Rosaura. Podía verla en el dancing. Era su hora. Pero<br />

acabó por huir, sintiéndose poco después avergonzado de su<br />

indecisión.<br />

Otro día, en vez de quedarse titubeando ante la portada del<br />

lujoso hotel, entró decididamente llegando al salón, donde<br />

bailaban numerosas parejas.<br />

Empezaba a marcharse el público, y tuvo que atravesar la<br />

corriente adversa de damas, que se envolvían en sus abrigos para<br />

salir o conversaban entre ellas, caminando con lentitud en busca<br />

de sus vehículos.<br />

Siguió avanzando hasta los amplios corredores casi desiertos<br />

inmediatos al gran salón. Sonaba la música irás intensamente al<br />

haber bajado de tono el susurro de las conversaciones,<br />

aumentándose la sonoridad de techos y muros.<br />

En pie, junto a una de las puertas, paseó Borja su mirada por<br />

todo el centro del salón. Hecho extraordinario para él: vio a<br />

Rosaura, sin conseguir reconocerla en el primer momento.<br />

Bailaba con un joven más alto que ella, de palidez exótica los<br />

cabellos negros y lacios echados atrás, un tipo de mestizo esbelto<br />

llevando un monóculo en su ojo izquierdo. Este hombre fué quien<br />

se la hizo conocer. Luego sus ojos se familiarizaron con la<br />

adorada imagen, hasta el punto de no ver más al que bailaba con<br />

ella.<br />

Ahora la conocía demasiado; la iba desnudando con sus ojos;<br />

la contemplaba en su imaginación lo mismo que muchas noches<br />

en aquel dormitorio de la Costa Azul, junto al Mediterráneo<br />

oscuro, partido por el reguero triangular de plata viva<br />

desprendido de la luna, viendo el ébano de sus sombras enlazadas<br />

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