13.07.2013 Views

Documento - GutenScape.com

Documento - GutenScape.com

Documento - GutenScape.com

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Pero hay algo en mí que me arrastra muy lejos y no puedo<br />

res i stirme a sus mandatos: un ansia de libertad absoluta, de vida<br />

pobre y modesta, de aislamiento casto y estudioso. Quiero ser<br />

alguien, quiero que mi vida tenga una finalidad. Necesito<br />

trabajar; necesito sentir deseos. Aquí lo tengo todo. Debo salir de<br />

este encantamiento feliz... Yo volveré, arrepentido, a implorar tu<br />

perdón, y tú me tratarás <strong>com</strong>o quieras; pero ahora te repito lo<br />

mismo: «Rosaura, te amo... Deja que me marche.»<br />

Siguió ella mostrándose indecisa ante las palabras<br />

contradictorias de su amante: ensalzando su amor y queriendo al<br />

mismo tiempo huir.<br />

—Estás loco—dijo—. Hace días que noto el desconcierto<br />

entre tus palabras y tus acciones.<br />

Y añadió inmediatamente, con una expresión celosa en los<br />

ojos y la voz:<br />

—Tal vez ya no te gusto y te parece preferible alguna amiga<br />

mía. Te has entusiasmado, ¡pobre hombre!, por cualquiera de<br />

estas señoras pintadas <strong>com</strong>o un cuadro y de historia larga que<br />

coquetean en la Costa Azul. ¡Hacerme eso a mí!...<br />

El no dejó que terminase sus quejas. Había cogido sus dos<br />

manos amorosamente ; avanzaba la cabeza hacia ella cual si<br />

pretendiese besarla; mas la dama, ofendida, rehuyó el encuentro<br />

de sus labios.<br />

—No, Rosaura—dijo el joven—. Jamás fuiste tan hermosa<br />

<strong>com</strong>o ahora... Sólo te amo a tí...; pero deja que me vaya.<br />

Había tal sinceridad en sus palabras, que ella empezó a<br />

tranquilizarse y lo miró con ojos suplicantes.<br />

—Tú no puedes irte... ¡Dios mío! ¿Cómo sería eso?... Jamás te<br />

di motivos de queja con mi conducta. Siempre te guardé<br />

fidelidad, y basta una palabra tuya, un leve enfado, para que te<br />

obedezca, plegándome a las exigencias de tus celos injustos y<br />

pasajeros. Yo, que jamás obedecí a los hombres por orgullo, dejo<br />

que me impongas tu voluntad... ¿Qué es lo que te falta? Vives en<br />

uno de los países mas hermosos de la Tierra; llevas una existencia<br />

tranquila y dulce, digna de envidia: tienes quien te ama... Deja<br />

82

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!