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el suelo, levantando un guijarro que rebotaba hasta él. No podía<br />

ser una herida. Se mantuvo en pie, sin sentir que le abandonasen<br />

sus fuerzas, rígido y bien plantado, dispuesto a continuar el<br />

<strong>com</strong>bate. Los padrinos les entregarían nuevas pistolas para que<br />

prosiguiese el lance. El accidente carecía de importancia.<br />

Lo único que le pareció raro fue el calor de dicha piedra, cuyo<br />

contacto resultaba cáustico, igual a una quemadura.<br />

De pronto vio correr hacia él a los cuatro padrinos, a los dos<br />

médicos, al encargado del jardín y otras personas que habían<br />

estado ocultas presenciando el encuentro. Hasta el<br />

plenipotenciario Enciso surgió de entre unos árboles, pálido,<br />

alzando las manos, a impulsos de su emoción. Todos habían visto<br />

vacilar a Claudio, inclinándose a su derecha, sin que él se diese<br />

cuenta de ello.<br />

Como si aguzase sus sentidos esta convergencia general hacia<br />

el lugar ocupado por su persona, empezó a percatarse de que algo<br />

húmedo iba deslizándose a lo largo de su pierna brotando de la<br />

contusión producida por la pedrada caliente. Era sangre que<br />

manaba de un orificio repentinamente abierto en su pantalón, más<br />

abajo de la cadera derecha.<br />

Todos estos hombres se lo llevaban, quitándole la pistola, sin<br />

escuchar sus deseos de proseguir el <strong>com</strong>bate Tampoco entendía<br />

en realidad sus palabras. Vio solamente en torno a su rostro<br />

gesticulaciones, ojos inquietantes, y escuchó frases que le<br />

parecían faltas de sentido.<br />

Pretendieron llevarle en alto, pero Claudio los rechazó,<br />

marchando fácilmente por sus propios pies. Una nueva fuerza le<br />

hacia invulnerable para el dolor. La pierna herida la consideraba<br />

<strong>com</strong>o si fuese de otro, parecléndole cada vez menos sensible.<br />

Luego se veía acostado en una pobre cama, la del jardinero.<br />

Los testigos permanecieron junto a la puerta, dejando así más<br />

espacio a los dos médicos, que trabajaban en torno a el, después<br />

de haber bajado sus pantalones, para apreciar la herida.<br />

Se dio cuenta de que su cuerpo estaba perforado por un nuevo<br />

agujero. Percibió contactos metálicos en la carne rota, pero<br />

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