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POLÍTICAS PARA EL CONTROL DEL TABacO EN MÉXICO
no solamente por el grupo de médicos. En cambio,
respecto al número de clínicas que cuenta con un
médico es probablemente el mismo que ofrece
terapia farmacológica puesto que para algunos
medicamentos se requiere una prescripción médica.
Esta investigación no incluyó la pregunta del
tipo de medicamentos o fármacos que se utilizan
preferentemente para ayudar a los fumadores a
dejar de fumar.
Los datos deben hacernos reflexionar sobre la
situación que guarda la epidemia de tabaquismo
en México y la oferta de tratamiento que hay para
los fumadores. De acuerdo con los resultados de
la Encuesta GATS 2009, de todos los fumadores
que intentaron dejar de fumar en los últimos doce
meses, sólo 6.2% utilizó algún tipo de tratamiento
farmacológico, 2.9% lo hizo por asesoría o consejo
médico breve, y 90.3% lo hizo por sí mismo, sólo
con fuerza de voluntad. 5 De la misma manera, se
estima que cerca de 7.7 millones de fumadores
están interesados en dejar de fumar. 5 Este dato
resulta muy relevante a la luz de los resultados
del estudio, ya que nos muestra la necesidad de
ampliar la infraestructura física, la difusión de los
servicios de cesación del tabaquismo e intensificar
la capacitación del personal de profesionales de
la salud quienes deben abordar este problema de
manera urgente.
El éxito de cualquier programa para dejar
de fumar es alto a corto plazo, pero disminuye
conforme se aleja de la fecha en que terminaron
las intervenciones. 9,16 Es por esto que la forma de
seguimiento y la evaluación periódica del mantenimiento
de la abstinencia es de suma relevancia.
En el informe se logró documentar que 86% de las
clínicas se ocupan de hacer seguimiento del estado
de abstinencia y por lo tanto del impacto de sus
intervenciones. Sin embargo, sólo un bajo porcentaje
utiliza CO exhalado o cotinina urinaria, y la
vigilancia es predominantemente telefónica durante
un periodo que oscila entre los tres y doce meses.
En este sentido es importante insistir en la necesidad
de abordar el tabaquismo y la dependencia a
la nicotina como un modelo de enfermedad crónica.
La mayor parte de los médicos y otros profesionales
de la salud como odontólogos, psicólogos y trabajadores
sociales se sienten cómodos atendiendo
pacientes con otros padecimientos crónicos como
diabetes mellitus, hipertensión arterial sistémica o
dislipidemia; sin embargo, muchos profesionales
de la salud no se sienten motivados a brindar a
sus pacientes fumadores algún tipo de consejería
o medicamentos para dejar de fumar. 17,18
Otros aspectos identificados en esta encuesta son
las características de cada clínica, por ejemplo, en
cuanto a actividades de promoción o de investigación.
Así, existen clínicas en donde no se realizan
campañas o actividades de investigación.
El modelo de atención prevalente es el de la
terapia psicológica combinada con algún tipo de
intervención farmacológica. La terapia cognitivo
conductual es la estrategia más utilizada. Esta intervención,
modificada de la utilizada en el INER
es la que se aplica en los CIJ y en las clínicas del
Cenadic y algunas clínicas universitarias o de la
Secretaría de Salud. Se ha reportado que esta intervención
16 tiene más de 35% de éxito en términos
de abstinencia sostenida en un año y por lo tanto,
se podría asumir un éxito al menos similar en otros
centros que la empleen (condiciones y población
similares). De especial importancia es la incorporación
del consejo breve en 90% de los centros de
acuerdo a datos publicados previamente. 19
Una limitación del estudio es que no analiza
la eficacia y eficiencia de los servicios ofrecidos
por las instituciones participantes, por lo que no
es posible juzgar si los servicios ofrecidos son de
calidad. Lo anterior nos plantea el reto de implementar
un sistema de evaluación y posterior
acreditación o certificación de los servicios de
cesación del tabaquismo. Un reto para los años
por venir será la estandarización de los servicios;
la incorporación de nuevas y mejores modalidades
de tratamiento que incluyan servicios de atención
de fumadores desde la atención primaria; uso
amplio y extenso de la consejería para dejar de
fumar en todo el sistema de salud; así como un
manejo razonable de los medicamentos para dejar
de fumar por parte de los profesionales de la salud.
Otros retos por atender será el desarrollo de
modelos de atención para poblaciones vulnerables
como los adolescentes o los pacientes aquejados
por enfermedades psiquiátricas.
Conclusiones
En México, la cobertura de clínicas de ayuda para
dejar de fumar es amplia y la atención médica y
psicológica es en su mayor parte gratuita o con
bajo costo pero aparentemente la distribución es
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