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Carl Sagan - Cosmos

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planetas. Calculan luego su órbita. Y quizás un día no muy lejano lancen un pequeño<br />

vehículo espacial dedicado a investigar a este visitante del reino de las estrellas.<br />

Los cometas, más tarde o más temprano, chocan con los planetas. La Tierra y su<br />

acompañante la Luna tienen que estar bombardeadas por cometas y por pequeños<br />

asteroides, los escombros que quedaron de la formación del sistema solar. Puesto que hay<br />

más objetos pequeños que grandes, tiene que haber más impactos de pequeños objetos que<br />

de grandes. El impacto de un pequeño fragmento cometario con la Tierra, como el de<br />

Tunguska, debería ocurrir una vez cada cien mil años aproximadamente. Pero el impacto de<br />

un cometa grande, como el corneta Halley, cuyo núcleo es quizás de veinte kilómetros de<br />

diámetro, debería ocurrir solamente una vez cada mil millones de años.<br />

Cuando un objeto pequeño o de hielo colisiona con un planeta o una luna, quizás no<br />

produzca una cicatriz muy señalada. Pero si el objeto que hace impacto es mayor o está<br />

formado principalmente por rocas, se produce en el impacto una explosión que excava un<br />

cuenco hemisférico llamado cráter de impacto. Y si ningún proceso borra o rellena el cráter,<br />

puede durar miles de millones de años. En la Luna no hay casi erosión y cuando<br />

examinamos su superficie la encontramos cubierta con cráteres de impacto, en número muy<br />

superior al que puede explicar la dispersa población de residuos cometarios y asteroidales<br />

que ahora ocupa el sistema solar interior. La superficie de la Luna ofrece un elocuente<br />

testimonio de una etapa previa de la destrucción de mundos, que finalizó hace ya miles de<br />

millones de años. 1 Los cráteres de impacto no son exclusivos de la Luna. Los encontramos<br />

en todo el sistema solar interior; desde Mercurio, el más cercano al Sol, hasta Venus,<br />

cubierto de nubes, y hasta Marte con sus lunas diminutas, Fobos y Deimos. Éstos son los<br />

planetas terrestres, nuestra familia de mundos, los planetas más o menos parecidos a la<br />

Tierra. Tienen superficies sólidas, interiores formados por roca y hierro, y atmósferas que<br />

van desde el vacío casi total hasta presiones noventa veces superiores a las de la Tierra. Se<br />

agrupan alrededor del Sol, la fuente de luz y calor, como excursionistas alrededor del fuego<br />

de campamento. Todos los planetas tienen unos 4 600 millones de años de edad. Todos<br />

ellos, al igual que la Luna, ofrecen testimonios elocuentes de una era de impactos<br />

catastróficos en la primitiva historia del sistema solar.<br />

Más allá de Marte entramos en un régimen muy diferente: el reino de Júpiter y de otros<br />

planetas jovianos o gigantes. Se trata de mundos inmensos compuestos principalmente de

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