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que se vaya. ¿Comprende? Quiero que salga de aquí.<br />
-No voy a causarle ningún problema.<br />
-No hay nada que me impida llamar a la policía, ¿sabe? Lo único que tengo que<br />
hacer es coger el teléfono y su vida se irá a la mierda. Quiero decir, ¿en qué maldito<br />
planeta ha nacido usted? ¿Le pega un tiro a mi marido y luego viene aquí y espera que<br />
sea amable con usted?<br />
-Yo no le pegué un tiro. En mi vida he tenido una pistola en la mano.<br />
-Me da igual lo que hiciera. No tiene nada que ver conmigo.<br />
-Por supuesto que sí. Tiene mucho que ver con usted. Tiene mucho que ver con<br />
nosotros dos.<br />
-Quiere que le perdone, ¿no es cierto? Por eso ha venido. Para caer de rodillas y<br />
suplicar mi perdón. Pues no me interesa. No es cosa mía perdonar a la gente. Ése no es<br />
mi trabajo.<br />
-¿El padre de su niña ha muerto y está usted diciendo que no le importa?<br />
-Le estoy diciendo que no es asunto suyo.<br />
-¿No ha mencionado Maria el dinero?<br />
-¿El dinero?<br />
-Se lo ha dicho ,¿no?<br />
-No sé de qué me está hablando.<br />
-Tengo dinero para usted. Por eso estoy aquí. Para darle el dinero.<br />
-No quiero su dinero. No quiero nada de usted. Sólo quiero que se vaya.<br />
-Me está rechazando antes de haber oído lo que tengo que decir.<br />
-Porque no me fío de usted. Usted busca algo y no sé lo que es. Nadie regala<br />
dinero por nada.<br />
-Usted no me conoce, Lillian. No tiene la menor idea de cómo soy.<br />
-He aprendido lo suficiente. He aprendido lo suficiente como para saber que no<br />
me gusta.<br />
-Yo no he venido aquí para gustarle, he venido para ayudarla, eso es todo, y lo<br />
que piense de mí no tiene importancia.<br />
-Está usted loco, ¿lo sabe? Habla como un loco.<br />
-La única locura seria que usted negara lo sucedido. Le he quitado algo, y ahora<br />
estoy aquí para devolvérselo. Es así de sencillo. Yo no la elegí. Las circunstancias me la<br />
dieron, y ahora tengo que cumplir mi parte del trato.<br />
-Está usted empezando a hablar como Reed. Un hijo de puta charlatán, hinchado<br />
con sus estúpidos argumentos y teorías. Pero no cuela, profesor. No hay trato. Son todo<br />
imaginaciones suyas y yo no le debo nada.<br />
-Exactamente. Usted no me debe nada. Soy yo quien le debe algo.<br />
-Tonterías.<br />
-Si mis razones no le interesan, no piense en ellas. Pero acepte el dinero. Si no lo<br />
acepta por usted, hágalo al menos por su hija. No le estoy pidiendo nada, sólo quiero<br />
que lo coja.<br />
-Y luego, ¿qué?<br />
-Luego nada.<br />
-Estaré en deuda con usted, ¿no? Eso es lo que usted quiere que piense. Una vez<br />
que acepte el dinero, usted creerá que le pertenezco.<br />
-¿Que me pertenece? -dijo Sachs, cediendo repentinamente a su exasperación-.<br />
¿Que me pertenece? Ni siquiera me gusta. Por la forma en que ha actuado conmigo esta<br />
noche, cuanto menos tenga que ver con usted mejor.<br />
En ese momento, sin el menor indicio de lo que iba a venir, Lillian empezó a<br />
sonreír. Fue una interrupción espontánea, una reacción absolutamente involuntaria a la<br />
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