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con el Nuevo Testamento) y tal vez comenzó a leerla entonces, durante aquel primer<br />
período de lucha interior. A Sachs le interesaban más la política y la historia que las<br />
cuestiones espirituales, pero sus opiniones políticas estaban no obstante teñidas de algo<br />
que yo llamaría una cualidad religiosa, como si el compromiso político no fuese sólo<br />
una forma de enfrentarse a los problemas del aquí y ahora, sino también un medio de<br />
salvación personal. Creo que éste es un detalle importante. Las ideas políticas de Sachs<br />
nunca encajaban en categorías convencionales. Desconfiaba de los sistemas y las<br />
ideologías, y aunque podía hablar sobre ellos con considerable comprensión y<br />
profundidad, la acción política se reducía para él a un asunto de conciencia. Eso fue lo<br />
que le hizo decidir ir a la cárcel en 1968. No era porque pensase que podía conseguir<br />
nada con ello, sino porque sabía que no podría vivir consigo mismo si no lo hacía. Si<br />
tuviese que resumir su actitud hacia sus propias creencias, empezaría por mencionar a<br />
los transcendentalistas del siglo XIX. Thoreau fue su modelo, y sin el ejemplo de La<br />
desobediencia civil dudo que Sachs hubiese llegado a lo que era. No me refiero ahora<br />
solamente a la cárcel, sino a todo un planteamiento de vida, una actitud de implacable<br />
vigilancia interior. Una vez, cuando Walden surgió en la conversación, Sachs me<br />
confesó que llevaba barba “porque Henry David también la llevaba”, lo cual me<br />
permitió vislumbrar de repente cuán profunda era su admiración. Mientras escribo estas<br />
palabras, se me ocurre que ambos vivieron el mismo número de años. Thoreau murió a<br />
los cuarenta y cuatro y Sachs no le hubiese pasado hasta el mes próximo. Supongo que<br />
esta coincidencia no significa nada, pero es una de esas cosas que siempre le gustaron a<br />
Sachs, un pequeño detalle para anotarlo en el registro.<br />
Su padre trabajaba como administrador en un hospital de Norwalk y, por lo que<br />
he podido deducir, la familia no tenía una posición elevada pero tampoco<br />
particularmente apurada. Primero tuvieron dos hijas, luego vino Ben y después una<br />
tercera hija, todos en el espacio de seis o siete años. Al parecer Sachs estaba más unido<br />
a su madre que a su padre (ella vive todavía, él no), pero nunca tuve la sensación de que<br />
hubiese grandes conflictos entre el padre y el hijo. Como ejemplo de su estupidez<br />
cuando era niño, Sachs me mencionó una vez lo mucho que se disgustó al enterarse de<br />
que su padre no había combatido en la Segunda Guerra Mundial. A la luz de la postura<br />
posterior de Sachs, esa reacción resulta casi cómica, pero ¿quién sabe hasta qué punto le<br />
afectó esa decepción entonces? Todos sus amigos alardeaban de las hazañas de sus<br />
padres como soldados, y él les envidiaba los trofeos de batalla que sacaban cuando<br />
jugaban a la guerra en los patios traseros de sus casas: los cascos y las cartucheras, las<br />
pistoleras y las cantimploras, las chapas de identificación, las gorras y las medallas.<br />
Pero nunca me explicó por qué su padre no sirvió en el ejército. Por otra parte, Sachs<br />
siempre habló con orgullo del socialismo de su padre en los años treinta, que al parecer<br />
le llevó a organizar sindicatos o alguna otra actividad relacionada con el movimiento<br />
obrero. Si Sachs sentía más inclinación por su madre que por su padre, creo que se<br />
debía a que sus personalidades eran muy parecidas: ambos eran locuaces y llanos,<br />
ambos estaban dotados con un extraño talento para hacer que los demás hablasen de sí<br />
mismos. Según Fanny (que me contó tantas cosas sobre estos temas como Ben), el<br />
padre de Sachs era más callado y más evasivo que su madre, más introvertido, menos<br />
inclinado a dejarte saber lo que pensaba. A pesar de todo, debía de existir un fuerte<br />
vínculo entre ellos. La prueba más segura de ello que me viene a la cabeza es una<br />
historia que Fanny me contó una vez. Poco después del arresto de Ben, un periodista<br />
local fue a su casa para entrevistar a su padre acerca del juicio. Claramente, el periodista<br />
buscaba una historia de conflicto generacional (un tema importante en aquellos<br />
tiempos), pero una vez que Mr. Sachs se percató de sus intenciones, este hombre<br />
normalmente plácido y taciturno dio un puñetazo en el brazo del sillón, miró al<br />
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