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PAUL AUSTER - Tres Tribus Cine

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4<br />

No volví a verle en casi dos años. Maria era la única persona que sabia dónde<br />

estaba, y Sachs le había hecho prometer que no lo diría. La mayoría de la gente habría<br />

roto esa promesa, creo, pero Maria había dado su palabra y por muy peligroso que fuera<br />

para ella el mantenerla, se negó a abrir la boca. Debí de encontrármela al menos una<br />

docena de veces en esos años, pero aun cuando hablamos de Sachs, nunca dejó traslucir<br />

que supiera más sobre su desaparición que yo. El verano pasado, cuando finalmente me<br />

enteré de todo lo que había estado ocultando, me enfadé tanto que tuve ganas de<br />

matarla. Pero ése era mi problema, no el de Maria, y yo no tenía derecho a desfogar mi<br />

frustración con ella. Una promesa es una promesa, después de todo, y aunque su<br />

silencio acabó causando mucho daño, no creo que se equivocara al hacer lo que hizo. Si<br />

alguien debería haber hablado, era Sachs. Él era el único responsable de lo que sucedió<br />

y era su secreto lo que Maria estaba protegiendo. Pero Sachs no dijo nada. Durante dos<br />

años enteros permaneció escondido y sin decir una palabra.<br />

Sabíamos que estaba vivo, pero a medida que pasaban los meses sin tener<br />

noticias suyas, ni siquiera eso era seguro. Sólo quedaban fragmentos, unos cuantos<br />

hechos fantasmales. Sabíamos que se había marchado de Vermont, que no lo había<br />

hecho conduciendo su coche, y que durante lo que fue un espantoso momento Fanny le<br />

había visto en Brooklyn. Aparte de eso, todo eran conjeturas. Puesto que no había<br />

llamado para anunciar que volvía, supusimos que tenía algo urgente que decirle, pero<br />

fuera lo que fuera, nunca llegaron a hablar de ello. Sencillamente apareció una noche de<br />

repente (“con los ojos enloquecidos”, como dijo Fanny) e irrumpió en el dormitorio del<br />

piso. Eso llevó a la espantosa escena que he mencionado antes. Si la habitación hubiese<br />

estado a oscuras, tal vez hubiese sido menos embarazoso para todos, pero había varias<br />

luces encendidas, Fanny y Charles estaban desnudos sobre la colcha, y Ben lo vio todo.<br />

Estaba claro que era la última cosa que esperaba encontrar. Antes de que Fanny pudiera<br />

decir una palabra, él ya había salido de la habitación, tartamudeando que lo sentía, que<br />

no sabía nada, que no había querido molestarla. Ella se levantó apresuradamente de la<br />

cama, pero cuando llegó al vestíbulo, la puerta del apartamento se había cerrado de<br />

golpe y Sachs bajaba corriendo la escalera. Ella no podía salir desnuda, así que corrió al<br />

cuarto de estar, abrió la ventana y le llamó. Sachs se detuvo un momento en la calle y la<br />

saludó con la mano.<br />

-¡Mis bendiciones a los dos! -gritó.<br />

Luego le tiró un beso, dio media vuelta y echó a correr hasta perderse en la<br />

noche.<br />

Fanny nos telefoneó inmediatamente. Se figuró que tal vez vendría a nuestra<br />

casa, pero su presentimiento resultó equivocado. Iris y yo pasamos media noche<br />

esperándole, pero Sachs no apareció. A partir de entonces, no volvió a dar señales de<br />

vida. Fanny llamó a la casa de Vermont repetidamente, pero nadie contestó. Esa era<br />

nuestra última esperanza, y a medida que pasaban los días parecía cada vez menos<br />

probable que Sachs regresase allí. El pánico se apoderó de nosotros; hubo un contagio<br />

de pensamientos morbosos. No sabiendo qué hacer, Fanny alquiló un coche el primer<br />

fin de semana y se fue a la casa del campo. Según me informó por teléfono después de<br />

su llegada, las pruebas eran desconcertantes. La puerta principal no estaba cerrada con<br />

llave, el coche estaba en su lugar habitual en el patio y el trabajo de Ben estaba<br />

extendido sobre la mesa del estudio: las páginas terminadas del manuscrito en una pila,<br />

las plumas desparramadas a su lado, una página a medio escribir aún en la máquina; en<br />

otras palabras, parecía como si estuviera a punto de volver en cualquier momento. Si<br />

hubiese planeado marcharse por algún tiempo, dijo ella, habría cerrado la casa. Habría<br />

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