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espaldas y, con todo el ruido y el jaleo que había fuera, no tenían la menor idea de que<br />
ella estuviese allí. A Agnes, una mujer rechoncha y alegre que había bebido más de la<br />
cuenta, se le metió en la cabeza salir y reunirse con ellos en la escalera de incendios.<br />
Con un vaso de vino en una mano, consiguió hacer pasar su voluminoso cuerpo a través<br />
de la ventana, aterrizó sobre la plataforma metiendo el tacón del zapato izquierdo entre<br />
dos listones de hierro, y cuando trató de recuperar el equilibrio se tambaleó hacia<br />
adelante. No había mucho sitio, y tras dar medio paso tropezó con Maria desde atrás,<br />
chocando con la espalda de su amiga con toda la fuerza de su peso. El impacto hizo que<br />
los brazos de Maria se abriesen, y en cuanto dejó de agarrar a Sachs, éste se precipitó<br />
por encima de la barandilla. Así, de repente, dijo Maria, sin previo aviso. Agnes la<br />
empujó a ella, ella empujó a Sachs y un instante después él caía de cabeza al vacío de la<br />
noche.<br />
Fanny se sintió aliviada al enterarse de que sus sospechas eran infundadas, pero<br />
al mismo tiempo nada había quedado explicado realmente. Para empezar, ¿por qué se<br />
había subido Sachs a la barandilla? Siempre había tenido miedo a las alturas y parecía la<br />
última cosa que se le hubiera ocurrido hacer. Y si todo iba bien entre él y Fanny antes<br />
del accidente, ¿por qué ahora se había puesto en contra de ella? ¿Por qué la rehuía cada<br />
vez que entraba en la habitación? Algo había sucedido, algo más que las heridas<br />
causadas por el accidente, y hasta que Sachs pudiese hablar o decidiese hacerlo, Fanny<br />
no sabría qué era.<br />
Pasó casi un mes antes de que Sáchs me contase su versión de la historia. Estaba<br />
ya en casa, todavía recuperándose pero ya levantado, y fui allí una tarde mientras Fanny<br />
estaba en el trabajo. Era un día sofocante de principios de agosto. Recuerdo que<br />
bebimos cerveza en el cuarto de estar mientras veíamos un partido de béisbol en la<br />
televisión sin sonido, y cada vez que pienso en esa conversación veo a los silenciosos<br />
jugadores en la pequeña y parpadeante pantalla, haciendo cabriolas en una sucesión de<br />
movimientos vagamente observados, un absurdo contrapunto a las dolorosas<br />
confidencias que me hacia mi amigo.<br />
Al principio, dijo, apenas se dio cuenta de quién era Maria Turner. La reconoció<br />
cuando la vio en la fiesta, pero no pudo recordar el contexto de su anterior encuentro.<br />
Nunca olvido una cara, le dijo, pero me está costando ponerle un nombre a la tuya.<br />
Evasiva como siempre, Maria se limitó a sonreír, diciendo que probablemente le<br />
vendría a la mente al cabo de un rato. Estuve una vez en tu casa, añadió a modo de<br />
indicio, pero no quiso decir nada más. Sachs comprendió que estaba jugando con él,<br />
pero le gustaba la forma en que lo hacía. Se sentía intrigado por su sonrisa divertida e<br />
irónica y no tenía inconveniente en jugar un poco al ratón y al gato. Estaba claro que<br />
ella tenía el ingenio necesario, y eso ya era interesante, ya era algo que valía la pena<br />
perseguir.<br />
Si ella le hubiese dicho su nombre, me comentó Sachs, probablemente él no<br />
habría actuado como lo hizo. Sabía que Maria Turner y yo habíamos tenido una relación<br />
antes de que yo conociera a Iris y también sabía que Fanny aún tenía algún contacto con<br />
ella, puesto que de vez en cuando le hablaba del trabajo de Maria. Pero había habido<br />
una confusión la noche de la cena siete años antes y Sachs nunca había entendido<br />
correctamente quién era Maria Turner. Aquel día se habían sentado a la mesa tres o<br />
cuatro mujeres jóvenes que se dedicaban a las artes plásticas, y puesto que era la<br />
primera vez que Sachs las veía, había cometido el frecuente error de confundir sus nombres<br />
y sus caras, asignando el nombre equivocado a cada cara. En su mente, Maria<br />
Turner era una mujer baja con el pelo largo castaño, y cada vez que yo se la<br />
mencionaba, ésa era la imagen que él veía.<br />
Se llevaron las bebidas a la cocina, un poco menos abarrotada que el cuarto de<br />
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