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viaje en la oscuridad, sin saber absolutamente nada, y hablaría una por una con todas las<br />
personas que aparecían en la libreta. Averiguando quiénes eran empezaría a aprender<br />
algo acerca del hombre que la había perdido. Sería un retrato en ausencia, un perfil<br />
trazado alrededor de un espacio vacío, y poco a poco del fondo iría surgiendo una<br />
figura, formada por todo lo que no era. Esperaba llegar a encontrarle finalmente de esa<br />
manera, pero aunque así no fuese, el esfuerzo llevaría consigo su propia recompensa.<br />
Quería animar a las personas para que se abriesen a ella cuando las viera, para que le<br />
contasen sus historias de encantamiento, lujuria y enamoramiento, para que le confiasen<br />
sus secretos más ocultos. Ansiaba trabajar en esas entrevistas durante meses, tal vez<br />
incluso años. Habría miles de fotografías que tomar, cientos de declaraciones que<br />
transcribir, un universo entero que explorar. O eso pensaba. La suerte quiso que el<br />
proyecto descarrilase después de un solo día.<br />
Con una sola excepción, todas las personas estaban apuntadas por el apellido. En<br />
la L, sin embargo, aparecía alguien llamado Lilli. Maria supuso que era el nombre de<br />
pila de una mujer. De ser así, esta única desviación del directorio podría ser<br />
significativa, señal de una intimidad especial. ¿Y si Lilli era el nombre de la novia del<br />
hombre que había perdido la libreta de direcciones? ¿O su hermana? ¿O incluso su<br />
madre? En lugar de ir por orden alfabético como había pensado en un principio, Maria<br />
decidió saltar a la L y hacer primero una visita a la misteriosa Lilli. Si su presentimiento<br />
era certero, tal vez se encontraría de pronto en situación de enterarse de quién era el<br />
hombre.<br />
No podía acercarse a Lilli directamente, de ese encuentro dependían demasiadas<br />
cosas y temía arruinar sus posibilidades entrando en él sin preparación. Necesitaba<br />
hacerse una idea de quién era aquella mujer antes de hablar con ella, ver qué aspecto<br />
tenía, seguirla durante algún tiempo y descubrir cuáles eran sus costumbres. La primera<br />
mañana se dirigió a la zona residencial de las Ochenta Este para localizar el piso de<br />
Lilli. Entró en el portal del pequeño edificio para mirar los timbres y los buzones y justo<br />
entonces, cuando empezaba a estudiar la lista de nombres de la pared, una mujer salió<br />
del ascensor y abrió la puerta interior. Maria se volvió a mirarla, pero antes de que<br />
hubiese podido fijarse en su cara, oyó que la mujer decía su nombre.<br />
-¿Maria?<br />
La palabra fue pronunciada como una pregunta y un instante más tarde Maria<br />
comprendió que estaba mirando a Lillian Stern, su vieja amiga de Massachusetts.<br />
-No puedo creerlo -dijo Lillian-. Eres tú realmente, ¿no?<br />
Hacía más de cinco años que no se veían. Cuando Maria emprendió su extraño<br />
viaje por los Estados Unidos perdieron el contacto, pero hasta entonces habían estado<br />
muy unidas y su amistad se remontaba a la infancia. En el instituto habían sido casi<br />
inseparables, dos chicas raras que luchaban juntas para atravesar la adolescencia, que<br />
planeaban su huida de la vida en la pequeña ciudad. Maria había sido un poco más seria,<br />
la intelectual callada, la que tenía dificultad para hacer amigos, mientras que Lillian<br />
había sido la chica con mala reputación, la alocada que se acostaba con todos, tomaba<br />
drogas y hacia novillos. Por todo ello, eran aliadas inquebrantables y, a pesar de sus<br />
diferencias, era mucho más lo que las unía que lo que las separaba. Maria me confesó<br />
una vez que Lillian había sido un gran ejemplo para ella y que gracias a su amistad<br />
había aprendido a ser ella misma. Pero la influencia parecía haber sido recíproca. Maria<br />
convenció a Lillian de que se fuesen a Nueva York al terminar el instituto y durante los<br />
meses que siguieron compartieron un apartamento muy pequeño y lleno de cucarachas<br />
en el Lower East Side. Mientras Maria iba a clases de bellas artes, Lillian estudiaba arte<br />
dramático y trabajaba de camarera. También conoció a un batería de rock and roll<br />
llamado Tom, y cuando Maria se marchó de Nueva York en su camión, él se había<br />
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