08.05.2013 Views

PAUL AUSTER - Tres Tribus Cine

PAUL AUSTER - Tres Tribus Cine

PAUL AUSTER - Tres Tribus Cine

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

trabajo estaba muy solicitado, así que nunca tenía dificultades para encontrar revistas<br />

donde publicarlo, pero había algo indiscriminado en la forma en que se dedicaba a ello.<br />

Escribía con igual fervor para revistas nacionales que para oscuras revistas literarias,<br />

casi sin advertir que algunas publicaciones pagaban grandes sumas de dinero por un<br />

artículo y otras no pagaban nada. Se negaba a trabajar con un agente porque pensaba<br />

que eso corrompería el proceso, y por lo tanto ganaba considerablemente menos de lo<br />

que debía ganar. Discutí con él esta cuestión durante años, pero no cedió hasta<br />

principios de los años ochenta, cuando contrató a alguien para que negociase en su<br />

nombre.<br />

Siempre me asombraba la rapidez con que trabajaba, su habilidad para pergeñar<br />

artículos bajo la presión de las fechas fijas, de producir tanto sin agotarse. Para Sachs no<br />

era nada escribir diez o doce páginas de una sentada, empezar y terminar todo un<br />

artículo sin levantarse ni una sola vez de la máquina. El trabajo era para él como una<br />

competición atlética, una carrera de resistencia entre su cuerpo y su mente, pero puesto<br />

que podía abatirse sobre sus pensamientos con tal concentración, pensar con tal<br />

unanimidad de propósito, las palabras siempre parecían estar a su disposición, como si<br />

hubiese encontrado un pasadizo secreto que fuera directamente de su cabeza a la yema<br />

de sus dedos. “Escribir a máquina por dinero”, lo llamaba a veces, pero eso era<br />

solamente porque no podía resistir la tentación de burlarse de sí mismo. Su trabajo<br />

nunca era menos que bueno, en mi opinión, y con mucha frecuencia era brillante.<br />

Cuanto más le conocía, más me impresionaba su productividad. Yo siempre he sido<br />

lento, una persona que se angustia y lucha con cada frase, e incluso en mis mejores días<br />

no hago más que avanzar centímetro a centímetro, arrastrándome sobre el vientre como<br />

un hombre perdido en el desierto. La palabra más corta está rodeada de kilómetros de<br />

silencio para mí, y hasta cuando consigo poner esa palabra en la página, me parece que<br />

está allí como un espejismo, una partícula de duda que brilla en la arena. El idioma<br />

nunca ha sido accesible para mí de la misma forma que lo era para Sachs. Estoy<br />

separado de mis propios pensamientos por un muro, atrapado en una tierra de nadie<br />

entre el sentimiento y su articulación, y por mucho que trate de expresarme, raras veces<br />

logro algo más que un confuso tartamudeo. Sachs nunca tuvo ninguna de estas<br />

dificultades. Las palabras y las cosas se emparejaban para él, mientras que para mí se<br />

separaban continuamente, volaban en cien direcciones diferentes. Yo paso la mayor<br />

parte de mi tiempo recogiendo los pedazos y pegándolos, pero Sachs nunca tenía que ir<br />

dando traspiés, buscando en los vertederos y los cubos de basura, preguntándose si no<br />

había colocado juntos los pedazos equivocados. Sus incertidumbres eran de un orden<br />

diferente, pero por muy dura que la vida se volviese para él en otro sentido, las palabras<br />

nunca fueron su problema. El acto de escribir estaba notablemente libre de dolor para él,<br />

y cuando trabajaba bien, podía escribir las palabras en la página a la misma velocidad<br />

que podía decirlas. Era un curioso talento, y como el propio Sachs apenas era consciente<br />

de él, parecía vivir en un estado de perfecta inocencia. Casi como un niño, pensaba yo a<br />

veces, como un niño prodigio jugando con sus juguetes.<br />

2<br />

La fase inicial de nuestra amistad duró aproximadamente año y medio. Luego,<br />

en un lapso de varios meses, nos marchamos los dos del Upper West Side y comenzó<br />

otro capítulo. Fanny y Ben se fueron primero, mudándose a un piso de Brooklyn, en la<br />

zona de Park Slope. Era un piso más amplio y cómodo que el antiguo apartamento de<br />

estudiante de Fanny cerca de la Columbia, y le permitía ir andando a su trabajo en el<br />

30

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!