08.05.2013 Views

PAUL AUSTER - Tres Tribus Cine

PAUL AUSTER - Tres Tribus Cine

PAUL AUSTER - Tres Tribus Cine

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

desaguado las cañerías, habría quitado la luz, habría vaciado la nevera.<br />

-Y se habría llevado su manuscrito -añadí yo-. Aunque hubiese olvidado lo<br />

demás, es imposible que se hubiera marchado sin eso.<br />

La situación no tenía sentido. Por mucho que la analizásemos, siempre nos<br />

encontrábamos con el mismo acertijo. Por una parte, la marcha de Sachs había sido<br />

inesperada. Por otra, se había marchado por voluntad propia. De no ser por aquel fugaz<br />

encuentro con Fanny en Nueva York, tal vez habríamos sospechado que habla sucedido<br />

algo sucio, pero Sachs había llegado a la ciudad ileso. Un poco cansado, quizá, pero<br />

básicamente ileso. Y sin embargo, si no le había ocurrido nada, ¿por qué no había<br />

vuelto a Vermont? ¿Por qué había abandonado su coche, su ropa, su trabajo? Iris y yo lo<br />

hablamos con Fanny una y otra vez. Repasamos una posibilidad tras otra, pero nunca<br />

llegamos a una conclusión satisfactoria. Había demasiados vacíos, demasiadas<br />

variables, demasiadas cosas que ignorábamos. Al cabo de un mes de darle vueltas, le<br />

dije a Fanny que fuese a la policía y denunciase la desaparición de Ben. Ella se resistió<br />

a la idea, sin embargo. Ya no tenía ningún derecho sobre él, dijo, lo cual significaba que<br />

no debía interferir. Después de lo que había sucedido en el piso, él era libre para hacer<br />

lo que quisiera, y ella no era quién para obligarle a volver. Charles (a quien ya habíamos<br />

conocido y que resultó estar en buena posición económica) estaba dispuesto a contratar<br />

a un detective privado de su bolsillo.<br />

-Simplemente para saber que Ben está bien -dijo-. No se trata de obligarle a<br />

volver, se trata de saber si ha desaparecido porque quiere desaparecer.<br />

Iris y yo pensamos que el plan de Charles era sensato, pero Fanny no le permitió<br />

llevarlo a cabo.<br />

-Nos dio su bendición -dijo-. Eso equivale a decirnos adiós. He vivido con él<br />

durante veinte años y sé lo que piensa. No quiere que le busquemos. Ya le he<br />

traicionado una vez y no estoy dispuesta a volver a hacerlo. Tenemos qué dejarle en<br />

paz. Volverá cuando esté preparado para volver y hasta entonces tenemos que esperar.<br />

Creedme, es lo único que podemos hacer. Tenemos que quedarnos quietos y aprender a<br />

vivir con ello.<br />

Pasaron unos meses, luego fue un año, y luego dos. Y el enigma seguía sin<br />

resolverse. Cuando Sachs se presentó en Vermont en agosto pasado hacía mucho tiempo<br />

que yo había renunciado a encontrar una respuesta. Iris y Charles creían que había<br />

muerto. Pero mi desesperanza no nacía de nada tan concreto. Nunca había tenido un<br />

sentimiento fuerte respecto a si Sachs estaba vivo o muerto -ninguna intuición<br />

repentina, ningún conocimiento extrasensorial, ninguna experiencia mística-, pero<br />

estaba más o menos convencido de que nunca volvería a verle. Digo “más o menos”<br />

porque no estaba seguro de nada. Durante los primeros meses después de su desaparición,<br />

pasé por diversas reacciones violentas y contradictorias, pero estas<br />

contradicciones se apagaron gradualmente, y al final términos tales como tristeza o ira<br />

o dolor ya no parecían pertinentes. Había perdido contacto con él y sentía su ausencia<br />

cada vez menos como una cuestión personal. Siempre que trataba de pensar en él, me<br />

fallaba la imaginación. Era como si Sachs se hubiese convertido en un agujero en el<br />

universo. Ya no era simplemente un amigo desaparecido, era un síntoma de mi<br />

ignorancia respecto a todas las cosas, un emblema de lo incognoscible. Probablemente<br />

esto suena vago, pero no puedo expresarlo mejor. Iris me dijo que me estaba volviendo<br />

budista, y supongo que eso describe mi posición con tanta exactitud como cualquier otra<br />

cosa. Fanny era cristiana, dijo Iris, porque nunca había abandonado su fe en el regreso<br />

de Sachs; ella y Charles eran ateos; y yo era un acólito zen, un creyente en el poder de<br />

la nada. Desde que me conocía, dijo, era la primera vez que yo no expresaba una<br />

opinión.<br />

84

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!