número completo - Youkali, revista crítica de las artes y del ...

ISBN: 1885-477X YOUKALI, 13 página 102 MISCELÁNEA
cultad mayor: la de la “gobernabilidad” de aquellos
individuos que, en tanto que sujetos de intereses y
sujetos de derecho, pueblan el espacio de la soberanía.
Según Foucault, la teoría jurídica no está en condiciones
de resolver este interrogante: ¿cómo es posible
gobernar en un espacio de soberanía poblado por
sujetos económicos?
La cuestión de la sociedad civil aparece entonces
con el objeto de resolver lo que parecía una aporía –la
del gobierno del homo oeconomicus. En efecto, la única
solución reside en la constitución de un nuevo objeto
teórico, en la invención o la emergencia de una nueva
“realidad” consagrada a superar la ingubernamentalidad
de quienes son a la vez, pero de manera contradictoria,
sujetos de interés y sujetos de derecho. Este nuevo objeto
que es, en cierto modo, el correlato del nuevo arte
de gobernar liberal asociado a la emergencia de la economía
política, es precisamente la “sociedad civil” 6 . El
objetivo que trato de esclarecer aquí es doble: de un lado,
explicar lo que Foucault entiende por sociedad civil
al referir este concepto a la Ilustración escocesa, y de
otro, analizar las razones que pueden haber suscitado
el interés de ese retorno a la Ilustración tras un curso dedicado
al neoliberalismo contemporáneo –a pesar de
que Foucault no se canse de afirmar que hay que tener
cuidado, precisamente, con un “retorno a la Ilus tra -
ción” que traiciona sus promesas de emancipación.
¿Por qué Foucault extrae de la Ilustración la figura de
una sociedad civil anterior a la que teorizaron Hegel y
Marx? Mi hipótesis es la siguiente: mediante este retorno
a la Ilustración, y a través de una figura totalmente
diferente a la que descubre en Kant, Foucault esboza
otra manera de pensar la actualidad o lo que denomina
en otras partes una ontología del pre sente, tomando
como referencia otra figura de la historia u otra figura
de la filosofía de la historia, la cual se distancia del paradigma
teórico y práctico de la Revolución. Foucault,
la filosofía y la historia, o Foucault contra la filosofía de la historia,
he aquí lo que está puesto en juego, en mi opinión,
por el interés concedido a la sociedad civil en el
seno de la racionalidad política liberal, racionalidad
política que propone una autolimitación del poder que
es irreductible a la economía y al derecho.
La emergencia de la sociedad civil
Según Foucault, la emergencia de la sociedad civil
surge del intento de responder a la siguiente cuestión:
¿cómo es posible gobernar de acuerdo a reglas
de derecho un espacio de soberanía poblado por sujetos
económicos? ¿Cómo encontrar una razón o un
principio racional capaz de limitar no ya por medio
del derecho y la economía una práctica gubernamental
que debe hacerse cargo de la heterogeneidad de lo
económico y de lo jurídico? En ese sentido, la sociedad
civil no es para Foucault una idea filosófica sino
un concepto de tecnología gubernamental. “La economía
jurídica de una gubernamentalidad indexada en la
economía política”: tal es el problema del cual surge la
sociedad civil, lo que permitirá a una tecnología gubernamental
una autolimitación que no infringe ni las
leyes de la economía ni los principios del derecho. De
ese modo, la paradoja evocada por Foucault en sus
cursos dedicados al neoliberalismo estaría entonces
resuelta, y se comprendería que el liberalismo no es
lo que creemos –una teoría del laisser-faire, incluso en
el siglo XVIII. Más bien al contrario, el liberalismo es
aquello que permite pensar la alianza paradójica entre
el proyecto teórico de abstención del Estado y la
omnipresencia real del gobierno, es decir lo que produce
positivamente la seguridad y la sociedad que la
economía de mercado necesita.
En el análisis foucaultiano, el homooeconomicus y la
sociedad civil son entonces dos elementos indisociables
que constituyen los dos polos de la racionalidad
gubernamental liberal. En ese sentido, Foucault desconfía
del discurso filosófico o político, común desde
el siglo XIX, y consistente en definir la sociedad civil
como una realidad que se impone y se subleva contra
el aparato de Estado. De hecho, se guarda mucho
en lo que concierne al grado de realidad que se otorga
a la sociedad civil, la cual, paralela a la competencia
que rige el “mercado”, constituye un hecho de naturaleza.
Es pues de dicho concepto del que hay que
hacer la historia. La doxa, en la materia, es bien conocida:
hasta el comienzo de la segunda mitad del siglo
XVIII la sociedad civil estaría identificada con la sociedad
política, con el conjunto de los individuos ligados
entre sí por medio de un vínculo jurídico y político.
Sin embargo, a partir de la segunda mitad del
siglo XVIII, esa misma noción de sociedad civil sufrirá
una metamorfosis profunda. El proceso es bien conocido
por todos: de la identificación de la sociedad
civil con el Estado se pasa a su autonomización, o incluso
a la oposición de la sociedad civil respecto al
Estado 7 . Ahora bien, sin necesidad tampoco de rastrear
esta historia, Foucault se contenta con citar Essai
6.- Por el momento, este aspecto está muy poco estudiado porlos comentaristas. Mencionamos el artículo de Graham Burchell,
“Peculiar Interests: Civil Society and governing ‘The System of Natural Liberty’”, enThe Foucault Effect. Studies in Governmentality,
Harvester, Exeter, 1991, pp. 119-150.
7.- Véase M. Riedel, “Bürgerliche Gesellschaft”, Geschichtliche Grundbegriffe,Band II, Stuttgart, Klett-Cotta, 1975, pp. 719-800; F. Rangeon,
“Société civile: histoire d’un mot”, en La Société civile, P.U.F.,Paris, 1986, pp. 9-32; C. Colliot-Thélène, “État et société civil”, en
Dictionnaire de Philosophie politique, Ph. Raynaud y S. Rials (éds.), P.U.F., Paris, 1996; D. Colas, Le Glaive et le Fléau, Grasset, Paris, 1992.