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número completo - Youkali, revista crítica de las artes y del ...

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inercia le reprocha haber cambiado el oficio <strong>de</strong> escribiente<br />

por el <strong>de</strong> criado, que no significa nada, Simon<br />

respon<strong>de</strong> sinceramente que él no quiere significar<br />

nada.<br />

Pasavento advierte que en <strong>las</strong> obras <strong>de</strong> Walser,<br />

“tras unas supuestas alegorías <strong>de</strong> la mediocridad, se<br />

hablaba en realidad <strong>de</strong> vidas que, tras la muerte <strong>de</strong><br />

Dios y la anunciada <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong>l hombre, transcurrían<br />

por la cara más oculta <strong>de</strong> esa mediocridad.<br />

En muchos <strong>de</strong> sus escritos se habla veladamente <strong>de</strong><br />

todos esos individuos mo<strong>de</strong>rnos que, ante el avance<br />

arrollador <strong>de</strong>l <strong>de</strong>satino general, habían <strong>de</strong>cidido dirigir<br />

sus ambiciones hacia una sola meta, la <strong>de</strong> <strong>de</strong>saparecer<br />

o, en su <strong>de</strong>fecto, pasar lo más inadvertidos<br />

que pudieran”. Pasavento sugiere que probablemente<br />

Walser percibiera la <strong>de</strong>sarticulación <strong>de</strong>l gran<br />

estilo clásico que estaba sufriendo la literatura <strong>de</strong> su<br />

tiempo. El libro en primera persona que siempre<br />

quiso escribir nunca reflejaría, por supuesto, el resultado<br />

<strong>de</strong> la fuerza creativa <strong>de</strong>l yo, sino que por el contrario<br />

reflejaría su propia fragmentación, la <strong>de</strong>sintegración<br />

<strong>de</strong>l yo junto con la disgregación <strong>de</strong> la totalidad<br />

y el eclipse <strong>de</strong> sentido. En realidad, toda su obra<br />

es elástica y fragmentaria, no presenta unidad ni intención<br />

alguna ajena al texto mismo “(…) un prolongado<br />

parloteo que escondía la ausencia <strong>de</strong> cualquier<br />

progreso <strong>de</strong>l discurso”. ¿Apunta al discurso c<strong>artes</strong>iano<br />

<strong>de</strong>l sujeto?<br />

Esta interpretación <strong>de</strong> Walser nos lo presenta, quizás<br />

exageradamente, como una especie <strong>de</strong> precursor<br />

<strong>de</strong> Malone o Molloy, los extremos personajes <strong>de</strong><br />

Beckett, o <strong>de</strong> los planteamientos antihumanistas <strong>de</strong>l<br />

primer Foucault. Lo que sí está claro es que este experto<br />

en la <strong>de</strong>saparición resulta clave para enten<strong>de</strong>r el<br />

progresivo <strong>de</strong>slizamiento, <strong>de</strong>scentramiento e incluso<br />

<strong>de</strong>saparición <strong>de</strong>l sujeto mo<strong>de</strong>rno frente a una sociedad<br />

cada vez menos ilustrada y más controlada por<br />

un estado omnipresente, a través <strong>de</strong> una maquinaria<br />

burocrática <strong>de</strong> la que ya Max Weber y Kafka –otro admirador<br />

<strong>de</strong> Walser– se ocuparon a su manera.<br />

Ante esta perspectiva, ¿es posible extraer una<br />

consecuencia política o incluso ética que no sea meramente<br />

negativa? Muchos estudiosos señalan la<br />

contradicción existente entre los primeros trabajos<br />

<strong>de</strong> Foucault <strong>de</strong> carácter antihumanista, en los que se<br />

proclamaba la muerte <strong>de</strong>l Hombre y <strong>de</strong>l sujeto, consi<strong>de</strong>rado<br />

como un invento <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad, y sus<br />

últimos trabajos, a partir <strong>de</strong> la Historia <strong>de</strong> la sexualidad,<br />

en los que rescataba la noción <strong>de</strong> sujeto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />

óptica <strong>de</strong> la Antigüedad tardía y montaba una especie<br />

<strong>de</strong> ética-estética sobre presupuestos totalmente<br />

compatibles con un <strong>de</strong>terminado humanismo. Pero,<br />

según Hardt y Negri, esta aparente contradicción se<br />

resuelve cuando se postulan dos mo<strong>de</strong>rnida<strong>de</strong>s o<br />

dos modos diferentes <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>rnidad. El primero<br />

–ya que también fue el primero en surgir– es revolucionario,<br />

inmanente, basado en el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>mocrático<br />

<strong>de</strong> la multitud; el segundo es contrarrevolucionario,<br />

trascen<strong>de</strong>nte, basado en el po<strong>de</strong>r absoluto <strong>de</strong>l<br />

Estado. Históricamente, la segunda mo<strong>de</strong>rnidad<br />

vence y domina a la primera. Dicha teoría no es ni<br />

tan extravagante ni tan novedosa como parece.<br />

Frecuentemente se han invocado dos –o más- caras<br />

<strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad, dos ten<strong>de</strong>ncias relacionadas pero<br />

hasta cierto punto antitéticas: una mo<strong>de</strong>rnidad critica<br />

y progresista, por una parte, y otra tecnocrática y<br />

reaccionaria, por otra –véase Matei Calinescu, Cinco<br />

caras <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad11.<br />

Para Hardt y Negri resulta evi<strong>de</strong>nte que el antihumanismo<br />

<strong>de</strong> Foucault se dirige contra la segunda<br />

forma <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>rnidad y no contra el humanismo revolucionario,<br />

cuyos más ilustres teóricos serían<br />

Maquiavelo, Spinoza y Marx. Des<strong>de</strong> esta perspectiva,<br />

la muerte <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>l Hombre no conducen inevitablemente<br />

a la <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> occi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong><br />

Spengler y Ortega, o al callejón sin salida en el que<br />

Pasavento ve empantanarse a Walser y a otros artistas<br />

y pensadores <strong>de</strong>l siglo XX –como, por ejemplo,<br />

Emmanuel Bove, “el Walser <strong>de</strong> la rue Vaneau”.<br />

Aquí surgen algunas opciones políticas. Por una<br />

parte, la revolución <strong>de</strong>l proletariado eternamente<br />

aplazada. Muchas voces invocan todavía la inminente<br />

caída <strong>de</strong>l agotado capitalismo. Los mismos<br />

Hardt y Negri afirman que en la actual sociedad global<br />

están dadas todas <strong>las</strong> condiciones para la efectiva<br />

emancipación <strong>de</strong>l posmo<strong>de</strong>rno proletariado, para<br />

el triunfo final <strong>de</strong> la multitud frente al capitalismo<br />

parasitario. Pero, ¿cuándo se consumará este acontecimiento?<br />

En espera <strong>de</strong> una reacción <strong>de</strong> la multitud,<br />

<strong>las</strong> escasas movilizaciones corren el riesgo <strong>de</strong> ser<br />

ahogadas o recicladas en provecho propio por un<br />

po<strong>de</strong>r cada vez más omnívoro y penetrante. Las distopías<br />

apocalípticas que han proliferado últimamente<br />

en la literatura y el cine cada vez nos resultan más<br />

familiares. Para Deleuze, tanto la alternativa <strong>de</strong>l Pro -<br />

letario como la <strong>de</strong>l Americano han fracasado.<br />

La otra opción no es revolucionaria, sino una especie<br />

<strong>de</strong> resignación estoica, <strong>de</strong> exilio interior, dado<br />

que no hay huida posible <strong>de</strong> la situación en un mundo<br />

global en el que ya no existe el exterior. El éxodo<br />

en Robert Walser es físico, al manicomio <strong>de</strong> Herisau,<br />

pero también es interior, como el mo<strong>de</strong>lo estoico <strong>de</strong><br />

Foucault. En este autor, el cuidado ético-estético <strong>de</strong><br />

sí mismo conduce a la autocreación: hacer <strong>de</strong> sí mis-<br />

11.- Matei Calinescu, Cinco caras <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad, Tecnos, Madrid, 2002. ISBN: 1885-477X YOUKALI, 13 página 81MISCELÁNEA

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