número completo - Youkali, revista crítica de las artes y del ...

ISBN: 1885-477X YOUKALI, 13 página 96 MISCELÁNEA
nera exclusiva, el desarrollo de las preguntas y las problemáticas
suscitadas por los trabajos de Foucault.
En ese sentido, los textos reunidos en este dossier
se refieren todos, en formas diferentes y según las ocasiones
que los generan, a dos tipos de cuestiones o de
problemáticas básicas. No obstante, estas cuestiones
no constituyen una tematización explícita por parte de
Foucault. Si hablamos de ellas o, mejor aún, si decidimos
imponer estas cuestiones como parámetros de
lectura, es porque, en la misma medida en que ayudan
a comprender aspectos clave de la obra de Foucault,
proporcionan también un acceso estratégico para la
comprensión y el alcance de las virtualidades políticas
de la maquinaria foucaultiana. Lo cual explica que, en
las páginas que siguen, se sugieran conexiones posibles
entre las problemáticas de Foucault y otras aproximaciones
actuales relacionadas con el tema.
Precisemos ahora cuáles son esas problemáticas.
Problemáticas
1/ La primera de ellas consiste en la discusión establecida
por Foucault en torno a la relación entre las prácticas
disciplinarias y el discurso jurídico (y juridicista)
de la Soberanía 3 . La tesis es sobradamente conocida 4 :
de hecho, cuestiona uno de los pilares básicos mediante
los cuales la izquierda clásica (y por extensión, la
ideología progresista) ha justificado su lucha frente al
ascenso de la disciplina y el control en las sociedades
occidentales. Para esta versión existía una relación clara
de oposición entre las técnicas disciplinarias y los
‘derechos soberanos’ del individuo, hasta el punto de
que la apelación misma a estos últimos permitía subordinar
los efectos perniciosos de la dominación disciplinaria
al discurso de la soberanía y de los derechos
formales del individuo. Para el pensador francés, en
cambio, la relación que se establece entre ambas no es
una relación de oposición sino de co-pertenencia: ambas
están en conflicto y sin embargo en plena articulación,
lo cual indica el carácter móvil y tremendamente
complejo de los mecanismos generales de poder que
se desarrollan en nuestras sociedades, especialmente
en el momento en que el Estado gubernamentaliza sus
relaciones de soberanía y opera a través de la racionalización
de medios y de mecanismos diferentes de poder,
de formas de institucionalización diferentes 5 .
El problema, dirá Foucault, es que la apelación al
viejo derecho de soberanía elude una consideración
seria sobre las prácticas disciplinarias y las hace aparecer
como subordinadas al discurso del derecho, con lo
cual este último aparece bajo la forma de un procedimiento
que desempeña un papel ideológico, en el sentido
de que enmascara u omite un campo de análisis
en el que la vida política que experimentamos dejaría
de contemplarse como una realidad gobernada solamente
por leyes de derecho. Así es, al reducir las prácticas
disciplinarias a una realidad de connotaciones
‘represivas o negativas’ 6 , la teoría de la Soberanía nos
instala en la idea de que sólo en virtud y por mediación
del derecho, es posible combatir o reducir los
efectos de la represión procedente de la disciplina, como
si ambos procedimientos, derecho y disciplina, le-
3.- En Foucault, la teoría de la soberanía puede entenderse en un doble sentido: o bien como un funcionamiento o una mecánica específica
del poder, basada en un tipo de relación que se aplica sobre las multiplicidades que están por encima de la individualidad
somática de los cuerpos, o bien como una lectura o un esquema mediante el cual se encara el estudio y la naturaleza de los procedimientos
de un sistema de coerción institucionalizado. En ambos casos se produce una misma y constante apelación: la reducción
de la multiplicidad de las relaciones a una marca originaria de soberanía, a una anterioridad fundadora. Así, a diferencia del
planteamiento básico de la Filosofía Política moderna, Foucault considera que la Teoría de la Soberanía se asemeja a un dispositivo
teórico orientado a evacuar la guerra y la dominación (“la memoria de las luchas”) de la génesis histórica, real, de la Soberanía.
Véase a este respecto FOUCAULT, M.: El poder psiquiátrico, Akal, Madrid, p. 53ss; Defender la Sociedad, Akal, Madrid, 2003, p. 38ss;
ZARKA, Y. Ch.: ‘Foucault et le concept non-juridique du pouvoir’ en M. Foucault: de la guerre des races au biopouvoir, Cités nº 2, PUF,
Paris, 2000, pp. 41-52.
4.- Una reflexión concreta sobre este tema, así como el posterior debate y las implicaciones prácticas a las que da lugar, puede encontrarse
en FOUCAULT, M.: Defender la sociedad, op. cit, pp. 40 y ss.
5.- Véase FOUCAULT, M.: El nacimiento de la Biopolítica, Akal, Madrid, 2009. También del mismo autor Seguridad, Territorio y Población,
Akal, Madrid, 2008.
6.- Para Foucault el poder no es una realidad externa a la propia vida. “El” poder (entiéndase, ‘las relaciones de poder’) es algo más que un
efecto de superficie o el reflejo funcional de una realidad que le sería más profunda y determinante; de hecho, posee su propio campo
de producción: el poder no sólo reprime sino que también produce. Y produce subjetividades, formas y hábitos de actuación-percepción
a través de los cuales –gracias a los que, contra los que- el ser viviente se constituye en tanto sujeto. Ahora bien, esto quiere decir
que el poder no actúa como efecto de una representación previa por parte de los sujetos; su actuación no requiere de una interiorización
previa en la conciencia de los individuos. La identidad, según el pensador francés, no es algo previo al poder sino que constituye
su efecto más inmediato. De ahí el eslogan clásico de Foucault: “las relaciones de poder penetran materialmente en los cuerpos”. Estos últimos
están atravesados por el poder, se configuran en el choque con otros cuerpos y según el espacio inmanente que los define como tales:
nuestros deseos, nuestras habilidades, nuestras rutinas, etc., son en realidad “el efecto de la ocupación del cuerpo por el poder”. En
Foucault, no existe la suposición básica de una reserva última de la subjetividad, algo así como un espacio sin colonizar y frente al cual
sólo es posible oponer la actividad de un poder que siempre le es exterior, como su Otro. Más información en FOUCAULT, M.: ‘Las
relaciones de poder penetran en los cuerpos’ en Microfísica del poder, La Piqueta, Madrid, 1992, pp. 153-162.