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EL HILO ROJO DE FOUCAULT
Notas para una introducción al dossier sobre M. Foucault
A modo de aclaración
Proponemos iniciar el desarrollo a la introducción de
este dossier con una serie de matizaciones acerca de la
naturaleza y el propósito del presente texto. Lo primero
que tal vez merezca la pena reseñar es sin duda el
carácter interrogante que presenta esta misma introducción.
En efecto, lo que sigue ahora no es un estudio
introductorio, por así decirlo, al uso; no se trata de resumir
todos y cada uno de los textos que comprenden
este dossier, ya de por sí aparentemente desigual; de lo
que se trata, por el contrario, es de justificar la elección
misma de tales textos planteándola en relación a una
serie de problemáticas a las que la maquinaria foucaultiana
no pudo dar una respuesta unívoca.
Bien es cierto sin embargo que Foucault no trató
nunca de contribuir a la acción política desde la crispación
o el mero ataque frontal al objeto1 . En la obra foucaultiana
no existe la tentativa de postular una crítica
disciplinaria ante sus objetos: es más, estos últimos (p.
ej. las técnicas de dominación disciplinarias, de normalización,
biopolíticas, etc.) nunca son susceptibles
de una imputación moral que pudiese prescribir el
contenido y el conocimiento exacto de lo que habría
que hacer con ellos; más bien se trata de invertir semejante
perspectiva: lo que se postula es un modelo de
producción teórica2 por David J. Domínguez González y Miguel Alhambra Delgado
“Cuando intentes hablar, recuerda que no puedes servirte de algunas palabras gratas al oído: libertad, progreso, Estado de
Derecho, democracia, derechos del hombre…Tendrás que describir lo intolerable sin tener nada para salir de ello. Permanecer
fiel a ese inexplicable silencio. A su insoportabilidad sólo te será dado responder con medios inmanentes a ella”
G. Agamben, Medios sin fin.
construidas para describir los procedimientos de dominación
permitan generar a su vez dos tipos de efectos:
por un lado, la mejora de la descripción teórica de
aquellas prácticas que habían sido enmascaradas -política
y epistemológicamente hablando- por parte del
discurso y la auto-comprensión idealizada (p. ej. el discurso
de la Soberanía y sus cuestiones sobre la legitimidad
de su derecho) de las instituciones y por otro, la
insistencia cada vez mayor en la idea de que tales análisis,
centrados en la mayor parte de los casos en las
técnicas y las estrategias –sin estratega- mediante las
cuales dicha dominación se asegura, puedan ser utilizados
como recursos para la acción y la intervención
política, permitiendo con ello a los propios inte re sa -
dos/as desasirse de las acciones y las estrategias discursivas
que estaban implicadas en tales prácticas de
dominación.
Ahora bien, aunque tales consideraciones sean conocidas
por todos, no cabe duda de que, por encima
de la traducibilidad política que pueda atribuirse a sus
trabajos, la obra foucaultiana deja importantes problemáticas
sin responder; problemáticas que, sin embargo,
todavía hoy son susceptibles de admitir diferentes
respuestas o de inaugurar diferentes vías de investiga95MISCELÁNEA
ción. Nuestro cometido en estas páginas no es ofrecer
una “solución” definitiva a tales problemáticas, sino
en el que las herramientas con- replantearlas a la luz de otra serie de acercamientos en página
ceptuales (dispositivo, gubernamentalidad, biopoder, etc.) los que se pueda percibir también, aunque no de ma-
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1.- Véase a este respecto la condensación más célebre de su ideal de la práctica teórica: “(…) El problema ético, político, social, filosófico YOUKALI,
de nuestra época no es intentar liberarnos del Estado y las instituciones del Estado, sino liberarnos nosotros mismos del Estado y del tipo de individualización
que incorpora. Tenemos que promover nuevas formas de subjetividad mediante el rechazo del tipo de individualidad que se nos
ha impuesto durante varios siglos” (Foucault, M.: ‘TheSubject and Power’, en Michel Foucault: Beyond Structuralism and Hermeneutics,
ed. Hubert L. Dreyfus and Paul Rabinow, Chicago, University of Chicago Press, 1982, p. 212.)
2.- Sobre este tema es posible recordar las elucubraciones de G. Deleuze y M. Foucault a propósito del estatuto de la teoría (y por extrapolación,
de la noción de ‘intelectual’) en su conversación intitulada ‘Un diálogo sobre el poder’, así como la entrevista realiza-
1885-477X
da por M. Fontana a M. Foucault y que llevó por título ‘Verdad y Poder’. En esta última, se expone de manera explícita la contraposición
teórica y práctica entre el modelo del ‘intelectual universal’ y el modelo del ‘intelectual específico’. Véase FOUCAULT,
M.: Un diálogo sobre el poder, Alianza Editorial, Madrid, 1995, pp. 7-19; pp. 128-145, respectivamente. ISBN: