número completo - Youkali, revista crítica de las artes y del ...
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Esta espera en la penumbra, este silencio (para po<strong>de</strong>r escuchar, para que mundo hable en el poema) sólo se rompe<br />
cuando el dolor atraviesa la carne <strong>de</strong>l poeta. Y para que ese “alguien” llegue y se haga palabra es imprescindible<br />
la mu<strong>de</strong>z, la renuncia y la espera; ese hueco don<strong>de</strong> po<strong>de</strong>r acoger la presencia y la voz. Y estalle entonces<br />
el sentido y el poema sea estricta necesidad: “y tenga que escribir”.<br />
“No escribir hasta sentir hambre o sed<br />
(…)<br />
saber esperar esa palabra surtida <strong>de</strong>l hambre<br />
entrañada y necesaria<br />
palabras aledañas a la muerte o el precipicio:”<br />
(p.52)<br />
Palabras en el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la muerte o el precipicio, es <strong>de</strong>cir “en el bor<strong>de</strong> mismo <strong>de</strong> la herida” (p.57). Palabra alimentada<br />
<strong>de</strong>l hambre, <strong>de</strong>shuesada, casi transparente; palabra hecha carne (“entrañada”) en el poema. Por eso la<br />
poeta sabe (y vive) en y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la precariedad <strong>de</strong>l lenguaje. “Las palabras son ejércitos en retirada:/ <strong>de</strong>smoronándose<br />
nace este poema,/ yéndose nació para <strong>de</strong>cir la diáspora” (p.38). “Para no callar, no callarte,/ porque la palabra<br />
encalla en este tiempo,” “<strong>de</strong>cirte niño con material <strong>de</strong> <strong>de</strong>rribo,” “¿Qué sangre empuja la mano/ en esta pulseada<br />
muerte con la nada/ que es tu poema” (p.48). Desmoronándose, con material <strong>de</strong> <strong>de</strong>rribo, la palabra se retira.<br />
Sólo yéndose nace el poema posible, el necesario, el que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la sangre y el hambre empuja la mano para<br />
que algo entre la muerte y la nada sea en la palabra. Esta tensión entre la palabra que nombra y la realidad nombrada,<br />
este vaciamiento <strong>de</strong>l yo y <strong>de</strong>l lenguaje (el poema se escribe <strong>de</strong>s<strong>de</strong> nadie y para nadie; y es <strong>de</strong>s<strong>de</strong> este hueco<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> don<strong>de</strong> la palabra pue<strong>de</strong> surgir y ese nadie ser habitado7 RESEÑAS<br />
/<br />
) es imprescindible para que el dolor <strong>de</strong>l mundo<br />
(o su belleza), su física, su punzante materialidad, se entrañe, llegue a nuestro cuerpo, nos atraviese y luego<br />
se haga palabra. Así:<br />
“Mendigar vocablos para ti<br />
para que nos atraviese <strong>de</strong> una vez<br />
el alfiler remoto<br />
<strong>de</strong> tu sangre”<br />
(p.56)<br />
Des<strong>de</strong> este límite <strong>de</strong>l lenguaje el poema, tierra minada, estalla. Reconoce, no sólo su precariedad, la dificultad<br />
<strong>de</strong> encontrar esos vocablos que atraviesen como un alfiler el corazón y <strong>las</strong> entrañas (transverberación <strong>de</strong> la palabra<br />
límite, herida abierta <strong>de</strong>l horror <strong>de</strong>l mundo), sino también lo que tiene <strong>de</strong> “mentira”. Porque la distancia<br />
existe y el poema pue<strong>de</strong> ser, a su pesar, consuelo. Con toda luci<strong>de</strong>z se nos enuncia esta carencia <strong>de</strong> la palabra;<br />
hablar <strong>de</strong> la “mentira <strong>de</strong>l poema” es situarse en ese límite: ¿Cómo dar testimonio sin suplantar la voz <strong>de</strong> los testigos<br />
(carentes <strong>de</strong> voz, con<strong>de</strong>nados al silencio, la muerte o el olvido)? ¿Cómo <strong>de</strong>cir el horror y hacer que este (y<br />
no un simulacro para aliviar conciencias) esté realmente en el poema? ¿Cómo no traicionarlo y, al <strong>de</strong>cirlo, hacerlo<br />
un dolor <strong>de</strong> baja intensidad? Luci<strong>de</strong>z.<br />
175ANÁLISIS<br />
“Escribir estrella mientras se estrellan<br />
tus ojos en la acera<br />
página<br />
o árbol que te alzas ciego<br />
al <strong>de</strong>clive seguro <strong>de</strong> la savia<br />
13<br />
y una selva cae<br />
como si nombrar bastara<br />
como si tu sangre estuviera<br />
YOUKALI,<br />
en este simulacro <strong>de</strong> vida que es el poema<br />
una vida hecha a medida<br />
sin estri<strong>de</strong>ncias<br />
7 Lo cual no se contradice con el hecho <strong>de</strong> que, una vez escrito, el poema pretenda llegar a todos. Entre estos límites imposibles (entre<br />
1885-477X<br />
un nadie que escribe para llegar, no a una inmensa minoría o mayoría sino a todos, es <strong>de</strong>cir a cualquier lector y, a<strong>de</strong>más, <strong>de</strong> cualquier<br />
época o lugar) se sitúa el poema. Y el poeta es consciente <strong>de</strong> la <strong>de</strong>smesura <strong>de</strong> estos términos absolutos; sin embargo el poema nace<br />
<strong>de</strong> esta dialéctica <strong>de</strong> lo imposible. ISBN: