número completo - Youkali, revista crítica de las artes y del ...

tratamiento de los acusados en el caso 17N, como
más arriba se ha visto 24 . Se refleja aún mejor en un
discurso del primer ministro griego, Costas Simitis,
algunas semanas después del arresto de los supuestos
miembros del 17N. En la época, estaba en marcha
una tentativa de especulación política por parte de la
oposición; algunos diputados y periodistas del partido
de derecha (sin estímulo oficial de los dirigentes
de ese partido) lanzaban alusiones acerca de que algunos
de los acusados tenían relación con el partido
gubernamental. En la respuesta a esta tentativa,
Simitis declaró:
“La cuestión del terrorismo debe permanecer lejos
de cualquier intento de explotación política.
El pueblo griego exige de todos nosotros una actitud
responsable. Todos aquellos que intentan
hoy culpabilizar al P.A.SO.K [su partido] y a la izquierda
con declaraciones y con sobreentendidos,
simplemente, se desenmascaran a sí mismos.
Ponen de manifiesto la insinceridad de sus
afirmaciones precedentes en las que señalaban
que para ellos ya no existen líneas de demarcación
políticas en el seno del pueblo griego. Los
que tratan este asunto persiguiendo manifiestamente
intereses particulares inadmisibles, no hacen
sino evidenciar la persistencia de su intolerancia
y de su irresponsabilidad” 25 .
Hay que añadir aquí algunas precisiones pragmáticas
para el lector no griego, para que este discurso
no corra el riesgo de resultar incomprensible.
La insistencia en la intolerancia y en la “división
del pueblo griego” que el primer ministro atribuye a
sus adversarios constituye una alusión a uno de los
Koinoi topoi del discurso político en Grecia después
de 1974 y, sobre todo, después de 1981: la “supresión
de la discordia nacional” y la “superación de las consecuencias
de la guerra civil”.
En efecto, entre 1945 y 1949, justamente después
de la IIª guerra mundial, Grecia conoció además una
sangrienta guerra civil entre los antiguos resistentes,
ampliamente influenciados por el partido comunista,
y el ejército nacional dirigido por la monarquía y
las fuerzas burguesas. Estas últimas, con mucha dificultad
y con la ayuda británica y después americana,
pudieron ganar la guerra, pero incluso después
de su victoria militar necesitaron recurrir a una fuerte
represión policial y judicial para aplastar el movimiento
comunista. Así, durante cerca de 25 años,
Grecia fue -hay que decirlo- un Estado de excepción
permanente, con cortes marciales, ejecuciones (también
extrajudiciales) y también deportaciones a campos
de “reeducación” y de trabajo forzado en las islas
del mar Egeo - un tipo de Gulag mediterráneo.
Entre 1967 y 1974, esta excepción tomó abiertamente
la forma de una dictadura militar.
Tras la caída de ésta última, la mayor parte de las
medidas excepcionales fueron poco a poco derogadas
y el país vivió después el período más largo de
democracia parlamentaria. En 1981, el partido socialista
(P.A.SO.K.) llegó al poder y en él permanece
(con una pausa de gobierno de derecha entre 1990 y
1993), con una retórica al principio anticapitalistaantiimperialista,
pero ya totalmente social-liberal.
Después de la normalización de la vida política,
pues, uno de los lugares comunes del discurso oficial,
político y académico, es que “la herida [en griego:
travma] de la guerra civil está finalmente curada”
y que “la unidad nacional ha sido rehabilitada, el
odio y las divisiones pertenecen al pasado”.
Vemos aquí una repetición exacta del esquema
narrativo del contrato social: se ha puesto fin al bellum
omnium contra omnes, se ha introducido un
Estado de derecho y, por tanto, la rivalidad y el antagonismo
social y político ya no son admisibles.
La aparición de un grupo que quiere utilizar la
lucha armada para derrocar al régimen, por muy
simple e ineficaz que sea 26 , constituye un regreso de
lo reprimido, amenaza con abrir de nuevo la brecha
24.- Véase la nota 6.
25.- Discurso de Simitis, 11 de septiembre de 2002 (en griego en la dirección http://www.pasok.gr/gr/Show/Show Speech.asp?id=901).
26.- Dejamos aquí de lado la cuestión de la actividad misma de ese grupo y de sus coordenadas políticas e ideológicas. Esta cuestión
es también extremadamente interesante, pero no pertenece al tema del artículo y aumentaría demasiado su extensión. Se puede
señalar, no obstante, que sobre todo al final de su actividad, el 17N ha mostrado que estaba dirigido por otra versión de la misma
idea de defensa de la soberanía nacional-popular. Su actividad contra el gobierno griego no se fundaba en el rechazo de ese principio
sino, al contrario, en la idea de que ese gobierno lo seguía de manera parcial o insincera puesto que “en el fondo” sirve a los inte-
ISBN: 1885-477X YOUKALI, 13 página 49 ¿DERECHO?