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número completo - Youkali, revista crítica de las artes y del ...

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la nueva esfera <strong>de</strong> lo común, ese nuevo espacio autogestionado<br />

<strong>de</strong> la gobernanza <strong>de</strong>mocrática sobre la vida<br />

toda que anida hoy esperanzadamente a partir <strong>de</strong><br />

nuestras resistencias, más allá <strong>de</strong>l nefasto maridaje actual<br />

<strong>de</strong> lo público-privado apadrinado por el mercado.<br />

Ello sólo se consigue poniendo fin a la explotación<br />

y opresión sistemática <strong>de</strong> unos seres humanos<br />

por otros y la reestructuración <strong>de</strong> <strong>las</strong> relaciones sociales<br />

hacia formas equitativas <strong>de</strong> organización social ancladas<br />

en lo común.<br />

Es por ello que sostengo que el Derecho, como<br />

modo <strong>de</strong> regulación social, está abocado a <strong>de</strong>saparecer<br />

<strong>de</strong> <strong>las</strong> relaciones humanas, por lo menos como<br />

forma principal <strong>de</strong> regulación social. Constituye, en<br />

su materialidad efectiva, un horizonte limitado <strong>de</strong><br />

or<strong>de</strong>nación normativa. Por ello, <strong>de</strong>be ser superado<br />

en dirección a una nueva forma <strong>de</strong> regulación social<br />

que sea expresión <strong>de</strong> ese impulso normativo contemporáneo<br />

hacia la auto<strong>de</strong>terminación, enmarcado<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una nueva consciencia ética afincada en<br />

una nueva esfera o forma primordial: lo común.<br />

Mientras más fuerte sea este impulso normativo,<br />

más se <strong>de</strong>bilitará la fuerza normativa <strong>de</strong> <strong>las</strong> acciones<br />

actuales <strong>de</strong>l capital y la gobernabilidad bajo su<br />

Estado <strong>de</strong> la subsunción real.<br />

Al respecto <strong>de</strong> la negación, como necesidad histórica,<br />

<strong>de</strong> este Estado <strong>de</strong> la subsunción real afirma<br />

elocuentemente Antonio Negri: “Vivimos en una sociedad<br />

arqueológica: hay en ella patrones capitalistas<br />

que, como soberanos absolutos, rigen la vida productiva<br />

<strong>de</strong> millones <strong>de</strong> hombres a través <strong>de</strong>l planeta;<br />

hay otras personas, gestores y propietarios <strong>de</strong> los<br />

media, que, como inquisidores medievales, poseen<br />

todos los instrumentos <strong>de</strong> formación <strong>de</strong> la opinión<br />

pública; hay unos pocos individuos que pue<strong>de</strong>n, al<br />

margen <strong>de</strong> toda responsabilidad personal, elegidos<br />

–como en tiempos <strong>de</strong> los brujos- por cooptación,<br />

con<strong>de</strong>nar a los hombres a la prisión <strong>de</strong> por vida o a<br />

diversas penas <strong>de</strong> cárcel, etc.; hay, finalmente, dos o<br />

tres po<strong>de</strong>res en el mundo que, imperialmente, garantizan<br />

este modo <strong>de</strong> producción y <strong>de</strong> reproducción<br />

<strong>de</strong> la riqueza y <strong>de</strong> la conciencia, sobreentendiéndolo<br />

<strong>de</strong> modo monstruoso a través <strong>de</strong> la amenaza<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong>l ser. Rechazar todo esto, como<br />

se refuta lo que es viejo y marchito, no es un <strong>de</strong>ber<br />

sino una necesidad, una preconstitución ontológica.<br />

No es creíble que el mercado mundial, y <strong>las</strong> enormes<br />

fuerzas colectivas que en él se mueven, tengan patrones;<br />

no es posible, más bien es sencillamente repugnante<br />

el <strong>de</strong>recho a la propiedad y a la explotación.<br />

Tanto más cuanto estas aberraciones son aplicadas<br />

a la formación <strong>de</strong> la opinión pública; así son<br />

presionados los ciudadanos, en el momento mismo<br />

en que se <strong>de</strong>bería <strong>de</strong>sarrollar <strong>de</strong>mocráticamente su<br />

<strong>de</strong>recho <strong>de</strong> información, comunicación y <strong>crítica</strong>.<br />

Arqueológicas y hediondas, muerte y locura, son <strong>las</strong><br />

corporaciones jurídicas, administrativas, políticas, el<br />

Estado <strong>de</strong> la subsunción real” 16 .<br />

No obstante, resulta preocupante ver como en<br />

una obra reciente <strong>de</strong> Negri, publicada junto a Mi -<br />

chael Hardt, si bien hablan <strong>de</strong> que el cambio radical<br />

que se potencia por medio <strong>de</strong> los actuales procesos<br />

<strong>de</strong>stituyentes <strong>de</strong> lo viejo y constituyentes <strong>de</strong> lo nuevo,<br />

tiene que estar dirigido tanto al contenido como<br />

a la forma, le siguen rindiendo pleitesía a la forma<br />

jurídica y los procesos judiciales, subestimando a éstos<br />

como dispositivos <strong>de</strong> dominación c<strong>las</strong>ista en manos<br />

<strong>de</strong>l capital 17 . De paso, el problema actual que<br />

presenta el Estado <strong>de</strong> Excepción que prolifera mayormente<br />

en Europa y Estados Unidos para criminalizar<br />

<strong>las</strong> acciones <strong>de</strong> protesta <strong>de</strong> los movimientos<br />

contestatarios, se reduce a uno <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos, como tal<br />

<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>l reconocimiento estatal, en vez <strong>de</strong><br />

enmarcarse como una privación <strong>de</strong> liberta<strong>de</strong>s, como<br />

tal inmanentes, inalienables y auto<strong>de</strong>terminadas.<br />

Hardt y Negri no logran <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rse en ese sentido<br />

<strong>de</strong>l “rule of law”, como si fuese un fenómeno<br />

esencial e históricamente necesario que pue<strong>de</strong> ser resignificado<br />

y reorganizado. Como tal, reducen la posibilidad<br />

<strong>de</strong> la regulación social <strong>de</strong> lo común al<br />

Derecho. Dicha postura contrasta, sin embargo, con<br />

la <strong>de</strong> Alain Badiou a favor <strong>de</strong>l reconocimiento <strong>de</strong> un<br />

no-Derecho como la expresión quintaesencial <strong>de</strong> la<br />

regulación social bajo el comunismo. Al respecto señala:<br />

“Bajo la pretensión <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l Derecho y<br />

la <strong>de</strong>mocracia parlamentaria, el Estado es el agente<br />

ilegal quintaesencial <strong>de</strong> toda legalidad, <strong>de</strong> la violen-<br />

11¿DERECHO?<br />

página 13 YOUKALI, 1885-477X<br />

16.- Antonio Negri, Fin <strong>de</strong> siglo, Paidós Ibérica, Barcelona, 1992, p.29.<br />

17.- Michael Hardt & Antonio Negri, Declaration, 2012. ISBN:

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