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número completo - Youkali, revista crítica de las artes y del ...

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a riesgo <strong>de</strong> romperlo por ese acto mismo; porque,<br />

para <strong>de</strong>cir “no hay que hablar <strong>de</strong> X”, ¡hay que hablar<br />

<strong>de</strong> X! En otras palabras, ese discurso habla implícitamente<br />

<strong>de</strong> un secreto <strong>de</strong> familia; dice: “Nos hemos<br />

puesto <strong>de</strong> acuerdo todos en que la guerra ha terminado<br />

y que no se hablará <strong>de</strong> ella; no lancéis ‘sobreentendidos‘<br />

que os ‘revelen‘ (términos muy sintomáticos)<br />

porque <strong>de</strong> esa forma rompéis el pacto social y,<br />

en ese caso, yo también me sentiré liberado <strong>de</strong> <strong>las</strong><br />

obligaciones que <strong>de</strong>rivan <strong>de</strong> nuestro ‘pacto <strong>de</strong> silencio’,<br />

lanzaré una campaña anti-<strong>de</strong>recha y, entonces,<br />

seréis vosotros los que per<strong>de</strong>réis” 28 Leamos <strong>de</strong> nuevo lo que dice el jurista:<br />

“No puedo imaginar un or<strong>de</strong>n jurídico <strong>de</strong>mocrático<br />

que <strong>de</strong>termine <strong>las</strong> condiciones <strong>de</strong> conducta<br />

<strong>de</strong>l procedimiento político colectivo y, al mismo<br />

tiempo, se auto-elimine admitiendo la violencia<br />

como política“<br />

.<br />

En cada discurso i<strong>de</strong>ológico hay siempre una articulación<br />

entre la función performativa y la función<br />

<strong>de</strong>scriptiva <strong>de</strong> la lengua. El estatuto paradójico <strong>de</strong>l<br />

discurso antes citado consiste en que, en él, la primera<br />

función corre el riesgo <strong>de</strong> <strong>de</strong>smentir lo que quiere<br />

<strong>de</strong>cir <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su segunda función. En tanto que sujeto<br />

portador <strong>de</strong> un juicio objetivo sobre la realidad social,<br />

Simitis constata que el antagonismo social ha<br />

terminado <strong>de</strong>finitivamente y que estamos en la normalidad;<br />

pero, en tanto que sujeto que participa en<br />

esa realidad, advierte que <strong>de</strong> ningún modo hay que<br />

<strong>de</strong>cir lo contrario, que hay que seguir vigilantes para<br />

no hablar <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>masiado antagónica, porque<br />

<strong>de</strong> hacerlo se correría el riesgo <strong>de</strong> hacerlo reaparecer,<br />

<strong>de</strong> ver nuevamente la civitas tanquam dissoluta.<br />

En consecuencia, este esquema utilizado por los<br />

políticos o los académicos para el caso <strong>de</strong>l terrorismo,<br />

preten<strong>de</strong> únicamente mantener fuera <strong>de</strong> la memoria<br />

colectiva la “violencia constitutiva” <strong>de</strong> la organización<br />

social.<br />

29 .<br />

En efecto, es algo difícil <strong>de</strong> imaginar; y sin embargo<br />

cierto: para eliminar la violencia <strong>de</strong>l espectro político<br />

hace falta una violencia; esta incapacidad <strong>de</strong>l jurista<br />

<strong>de</strong> imaginar “la violencia como política”, expresada<br />

en una fórmula que recuerda extrañamente a<br />

Walter Benjamin, equivale a la “incapacidad” <strong>de</strong> recordar<br />

que todas <strong>las</strong> violencias no son iguales. Lo<br />

cual no es en realidad una falta <strong>de</strong> inteligencia sino<br />

un presupuesto necesario para el cierre <strong>de</strong>l sistema<br />

jurídico.<br />

Efectivamente, este enunciado no podría siquiera<br />

funcionar sin una <strong>de</strong>finición previa, aceptada por todos<br />

(o casi todos) los miembros <strong>de</strong> la sociedad, sobre<br />

qué se <strong>de</strong>be consi<strong>de</strong>rar (y rechazar) como “la violencia”<br />

y sobre qué se <strong>de</strong>be soportar como necesario o inevitable.<br />

Por ejemplo, el acto con el cual una persona<br />

quita a otra la vida con una pistola (que “es una potencia”<br />

como dice Rousseau30 ) es, ciertamente, muy<br />

violento en sí mismo; pero, en función precisamente<br />

<strong>de</strong> la excepción soberana, hay casos en que la sociedad<br />

griega acepta que tal acto no sea castigado, por<br />

ejemplo, cuando el autor forma parte <strong>de</strong> <strong>las</strong> fuerzas<br />

<strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n y la víctima es un inmigrante clan<strong>de</strong>stino.<br />

Por lo mismo, <strong>las</strong> acciones <strong>de</strong>l 17N, sobre todo al<br />

principio, tenían una acogida más bien favorable o al<br />

menos neutra por amplias capas <strong>de</strong> la sociedad griega;<br />

no es por azar si el Estado era incapaz <strong>de</strong> conseguir<br />

esas “victorias contra el terrorismo” durante todo<br />

ese tiempo, y no ha podido hacerlo hasta ahora,<br />

bajo la “mo<strong>de</strong>rnización”, cuando esta simpatía ha<br />

disminuido.<br />

Este esquema evolucionista que habla <strong>de</strong> “anacronismos”,<br />

<strong>de</strong> “residuos <strong>de</strong> una época durante la<br />

51¿DERECHO?<br />

cual los límites entre actividad política legítima y <strong>de</strong>lito<br />

eran inciertos y vagos”, en su función <strong>de</strong>scripti- página<br />

va, por su contenido explícito, intenta conjurar el<br />

“retorno <strong>de</strong> la excepción”, conservar la ilusión <strong>de</strong> 13<br />

que la distinción entre “estado <strong>de</strong> naturaleza” y “estado<br />

civil” es una ruptura cronológica, <strong>de</strong> que la violencia<br />

pertenece a una época real, anterior a la fun-<br />

YOUKALI,<br />

28.- O, en otras palabras, el príncipe <strong>de</strong>clara aquí que le correspon<strong>de</strong> a él juzgar cuándo ha sido violado el contrato social, que él se<br />

reserva el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir cuándo <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> estar obligado por sus promesas y <strong>de</strong> actuar como un “zorro” (según la terminología<br />

<strong>de</strong> Maquiavelo).<br />

1885-477X<br />

29.- Tsakyrakis, Ibid. (Ver nota al pié <strong>de</strong> la página 2) El subrayado es mío.<br />

30.- Ver más arriba la nota 18. ISBN:

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