número completo - Youkali, revista crítica de las artes y del ...

ISBN: 1885-477X YOUKALI, 13 página 176 ANÁLISIS / RESEÑAS
tu dolor hecho
estrella de baja intensidad”
(p.72)
Negarse a este falso consuelo, este simulacro que esconde la vida y hace llevadero el dolor. No aceptar la distancia,
el velo, el embellecimiento de la realidad:
“Niño
sin el abrigo de las palabras
sin lirismo
(…)
y el asco
el miedo las ganas
de que te alejes deprisa
para poder seguir amándote mejor
desde el poema”
(p.63)
Es desde esta lucidez extrema desde donde nos habla Laura Giordani, el poema no quiere ser refugio, lugardistancia
desde la que poder amar al que sufre. Entrar hasta el fondo en la materia oscura del sufrimiento infantil,
de las formas más extremas (y ocultas) de la explotación y la degradación, hacer que este niño desnudo
de palabras (como desnudo de esperanza) comparezca en el poema es renunciar a la distancia. Y que el poema
sepa. Y sangre por su insuficiencia. Y ahí estalla el sentido y la imagen ilumina la materia oscura como un inexplicable
fulgor: ¿Cómo posible si hemos dicho su imposibilidad? Y la realidad se hace visible en la metáfora. Y
el término imaginario no sustituye ni suplanta al real; lo hace penetrar en el lenguaje: “el hambre ensaya en tu
boca/ vocales cada vez más abiertas” (p.27), “la desnudez en cal viva de tus huesos: una casa de la que sólo quedan
vigas” (p.29). Aquí la metáfora no oculta, desvela y estremece; hace llegar el cuerpo al poema. Y la aliteración
insiste y ahonda en la realidad.
“Cráneo crecido
y cuerpo en cuarto menguante,
todo cuenca y pómulo,
todo descuento de tu carne
y suma pellejo
y sigue sin llover
sobre tus surcos”
(p.29)
El niño que busca y rebusca en las montañas de desperdicios es: “Un zahorí – entre las migas de otros,/ con las
solas varas de sus manos” (p.32) o “niño que vas entre nuestros restos/ los ángeles te hablan/ con un lenguaje
de moscas” (p.36), “con su paso de arteria rota/ la hilera de niños/ es un collar desanudado/ perdiendo las cuentas”
(p.47), “te clavaron a la deriva del cartón,/ a la rayuela de espinas” (p.25), “niño del riachuelo/ comunión
de tobillos y de barro/ chapoteo de tardes sin pupitre/ y nadir temprano de tus cejas” (p.58). A veces todo el poema
es un sucesivo y deslumbrante despliegue de metáforas como sucede en “Diente de leche”, poema que
pertenece a Noche sin clausura: “diminuto escombro de un tiempo de leche y nanas”, “astilla” “condensación de
lágrimas”, “estrella caída”, “piedrita a la medida de un duelo íntimo... La infancia es este diminuto diente de
leche que va cayendo, verso a verso, con el fulgor de la metáfora. Igual sucede en “Nido derribado”, perteneciente
también a Noche sin clausura, en que todo el poema se construye como una acumulación de insólitas metáforas
que hacen surgir ante nuestros ojos ese “temblor de torre de paja” “donde la levedad colgó sus partituras”.
8 Son sólo algunas muestras, en todas ellas la metáfora horada la realidad. Y la carne, su fragilidad, su ca-
8 En Noche sin clausura . “Diente de leche” p. 55 y “Nido derribado” p. 65.