número completo - Youkali, revista crítica de las artes y del ...

de cuentas, se atribuye al hecho de que esos autores
encuentran en él con qué sustituir al marxismo, ya
desacreditado.
Esta requisitoria prolonga sin duda la senda de la
teoría de los “dos totalitarismos” y la convicción de
que, en el fondo, los enemigos de la democracia occidental,
el fascismo y el comunismo, guardan entre
sí un secreto parentesco.
Pero si el uso es reciente, el contenido de estos argumentos
viene de muy lejos. Sus orígenes se encuentran
en la crítica del liberalismo político del siglo
XVIII contra la monarquía, codificada en la famosa
fórmula de Kant según la cual es mejor ser gobernados
por leyes que por hombres.
Desde la perspectiva de esta crítica, la posición
de Schmitt parece inadmisible por lo mismo que la
de Maquiavelo: parece preconizar el “derecho del
más fuerte” condenado fuertemente entre otros por
Jean-Jacques Rousseau12 derecho y la substancia de la política.
En los libros universitarios de historia de las teorías
políticas, Schmitt es a menudo mencionado en
comparación, o mejor en oposición, con Hans
Kelsen, que postula que la validez de la ley se funda
en una Grundnorme. En efecto, las teorías de estos
dos autores facilitan la construcción de un esquema
en el que se los sitúa como casos extremos que determinan
el campo de todas las posiciones intermedias
posibles y facilitan su explicación pedagógica sistemática.
Si se plantea la pregunta “¿dónde reposan la
validez de la ley, y nuestra obligación de obedecerla?“,
se puede dar la respuesta kelnesiana: “sobre la
regla fundamental” (es decir, las reglas se fundan en
otras reglas; no es necesario, ni posible, introducir
un elemento no-jurídico, no hay punto de éxodo o
de fuga porque la ley es un sistema jerarquizado, piramidal,
racional, autosuficiente y que se autopro-
, o ser una extensión del faduce). O bien, se puede dar la respuesta schmittiana:
moso “Princeps legibus solutus est“ de Ulpiano - tesis “sobre la decisión del soberano”, lo cual excita todas
que constituyen la pesadilla del liberalismo político las resistencias de los liberales contra lo “arbitrario”
en la época de su triunfo tanto como en la época de y la “violencia”.
su ascenso.
En mi opinión, el interés de la aproximación
Según esta aproximación, la cuestión fundamen- abordada en Homo Sacer reside en el hecho de que
tal de la política, el criterio desde el que hay que nos permite escapar de ese dualismo (sin por ello en-
acercarse a ella, es la alternativa del constitucionaliscontrarse en una posición “mixta” o “intermedia” ni
mo: ¿El poder está por encima de las leyes o está so- tampoco realizando su “síntesis dialéctica”). El libro
metido a ellas? Siendo la segunda respuesta la bue- de Agamben, un libro muy difícil “de leer, es al mena,
la primera sólo puede equivaler o conducir a la nos extremadamente útil porque no presenta una
afirmación de que la violencia es el fundamento del forma de pensar la articulación entre lo jurídico y lo
no jurídico, la constitución y la producción constante
del límite entre los dos; nos muestra que es preciso
pensar la excepción en el marco de la misma teoría
que la normalidad, y no en términos de externalidad,
de trascendencia.
4. La mistificación de la violencia
Hemos visto que el “liberalismo existente” reprocha
al pensamiento del “caso de excepción” que “sitúa 45¿DERECHO?
enteramente la política y el Estado en el terreno de la
guerra y de la violencia”. Pero ¿qué es “la violencia”?
página
Hay que señalar que “la violencia” interviene
aquí como un límite absoluto, como una noción per-
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fectamente clara de la que ya no hace falta decir na-
YOUKALI,
denuncia de las hipocresías de la democracia parlamentaria, la reafirmación del “conflicto” en el corazón de la política, encuentran
en Carl Schmitt elementos de apoyo cuando el marxismo tiende a perder valor. Y además están sus tesis sobre el “estado de
excepción”, que permiten pensar sobre la manera en que un Estado de derecho puede justamente convertirse en un Estado policial
que excluye rebeldes y disidentes. La filiación, esta vez, pasa sobre todo a través de Walter Benjamin, él mismo un gran comentador
crítico de Schmitt”. En el mismo espíritu, Daniel Lindenberg (Rappel à l’order. Les nouveaux réactionnaires, Éditions Le
Seuil, París, 2000, p. 59): “Entre los innumerables schmittianos de izquierda que pueden encontrarse hoy (los redactores de 1885-477X
Multitudes a la búsqueda de un marxismo renovado...)”.
12.- Del contrato social, Libro I, cap. III (Union Générale d’éditions, 1973, p. 64). ISBN: