número completo - Youkali, revista crítica de las artes y del ...

ISBN: 1885-477X YOUKALI, 13 página 98 MISCELÁNEA
Esposito 14 o J-Luc Nancy 15 , entre otros, pero en lo que
respecta tal vez al análisis del campo del derecho, las
referencias se vuelven más problemáticas, siendo tal
vez las investigaciones de B. de Souza Santos 16 o A. M.
Hespanha 17 algunos de los acercamientos más interesantes
al tema.
En este último caso, el análisis del derecho se atiende
desde una perspectiva crítica y próxima a parámetros
no estatalistas de comprensión jurídica, especialmente
en sus análisis sobre el derecho consuetudinario,
en los cuales se pone de manifiesto una concepción
de lo jurídico ajena a la noción de soberanía e incapaz
de resolverse en la voluntad unitaria de un centro
incondicionado de imputación. Ahora bien, al citar
tales análisis, no se pretende sugerir la idea de que los
derechos consuetudinarios fuesen el referente ejemplar
de lo que quiso decir Foucault en su hipótesis sobre
el derecho anti-disciplinario, sino más bien señalar
cómo a través de su estudio, a través del análisis de las
diferencias entre prácticas jurídicas tradicionales y
prácticas jurídicas estatales, es posible ofrecer algunas
pistas importantes al respecto de las pautas y los criterios
que podría adquirir un derecho ‘liberado del principio
de soberanía’. Estudiando pues tales derechos,
viendo también cuáles fueron los procedimientos y la
lógica “procesual” de sus prácticas, estaremos en condiciones
de analizar el fenómeno jurídico desde un
punto de vista que no trata de reducir el derecho, en el
sentido amplio del término, a un tipo concreto e histórico
de derecho (estatal), cuya legitimidad depende de
la expresión derivada de la ley, como código o emanación
directa del Estado por medio de la soberanía política
de la ley.
2/ La segunda problemática se centra sin embargo en
un concepto que Foucault no supo dilucidar de una
manera detallada, si bien es cierto que por razones internas
a su propia estrategia de investigación, la cual
antepone, como es sabido, el estudio de las formas y
los mecanismos efectivos de poder (p. ej. los sistemas
de diferenciación que conllevan, los tipos de objetivos
que generan, los medios y las formas de su institucionalización,
etc.) al desarrollo de principios o reglas
morales que pudieran servir de criterio para realizar
las distinciones apropiadas entre culpabilidad e inocencia.
Pues bien, ese concepto al que Foucault parece dejar
en segundo plano no es otro que el concepto de resistencia(s).
De este último, se habla en numerosas
ocasiones, pero todas ellas para referirse a una situación
en la que se reacciona secundariamente ante una
relación de poder, lo cual plantea un conjunto de cuestiones
a las que la perspectiva foucaultiana no puede -
o tal vez no debe- responder. Una de ellas, quizá la
más relevante, es aquella que trata de explicitar las
condiciones básicas que dan ocasión a la posibilidad
de la resistencia. Para el pensamiento humanista, esta
cuestión encuentra una respuesta más o menos clara:
de hecho, se trata de una solución perfectamente delimitable,
al punto de que la resistencia sólo será justificable
a condición de que la situación específica sea una
situación en contradicción directa con el conjunto de
principios o valores morales deducidos de una presunta
naturaleza humana.
Por su parte, el pensador francés entiende que la
solución a esta pregunta no pasa por la emergencia de
una relación problemática entre el poder y la racionalidad.
Es más, Foucault pone en tela de juicio semejante
distinción al negar que exista un foro de racionalidad
interno (léase, una naturaleza humana) que pudiera
suministrar el conjunto de principios o de valores
morales –supuestamente extrapolíticos, supuestamente
neutrales- capaces de plantear un límite seguro
al ejercicio del poder.
De ahí el aluvión de críticas suscitado por la novedad
y el nietzscheanismo de su obra 18 : al negar el modelo
que sustenta las bases de la política emancipatoria
occidental, Foucault subraya la imposibilidad de
una política radical cuyo objetivo fuese liberar al sujeto.
Pero con ello lo que también está negando es la re-
14.- ESPOSITO, R.: Categorías de lo impolítico, Katz editores, Madrid, 2006.
15.- NANCY, J.-L.: La comunidad desobrada, Arena Libros, Madrid, 2001.
16.- DE SOUSA SANTOS, B.: Sociología jurídica crítica, Trotta, Madrid, 2009.
17.- Véanse, entre otros, HESPANHA, A. M.: La Gracia del Derecho, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1993; Vísperas del
Leviatán, Taurus, Madrid, 1989; Cultura Jurídica Europea, Tecnos, Madrid, 2002.
18.- Véanse a este respecto, las críticas de M. Walzer o Ch. Taylor a la obra de M. Foucault. A su juicio, el planteamiento foucaultiano
resulta totalmente injustificado e insuficiente. La razón de esto hemos de buscarla en la ineficacia moral (Walzer) que subyace en
los análisis del pensador francés: estos últimos no generan los medios para priorizar un régimen de gobierno en detrimento de
otro; de hecho, consideran que toda verdad es relativa a un régimen de poder particular, con lo cual están absolutamente imposibilitados
para desarrollar juicios o preferencias políticas (políticas de emancipación) a favor o en contra de las situaciones dadas.
En otras palabras, para estos autores no basta con desvelar los mecanismos y las prácticas efectivas de dominación. Esencial es
también, y sobre todo, el plantear los medios y las razones morales que nos permitan justificar el por qué de una política antagonista.
Más información en WALZER, M.: ‘La política de M. Foucault’ en VVAA. Foucault, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 61-79,
TAYLOR, Ch.: ‘Taylor and Foucault on Power and Freedom: A Reply’, Political Studies 37, p. 152-183.