número completo - Youkali, revista crítica de las artes y del ...

ISBN: 1885-477X YOUKALI, 13 página 54 ¿DERECHO?
Por ejemplo, la afirmación de que “el estado de derecho
ha sido una conquista del movimiento popular”
es bastante ambigua y discutible: las transformaciones
de los “estados nacionales sociales”, como
los llama Etienne Balibar, incluido el reconocimiento
institucional de ciertos derechos para las clases
subordinadas, sin duda se debieron también a las luchas
sociales del siglo CX. Pero eso no significa que
sean los fines por los que esos hombres y esas mujeres
lucharon: el estado de derecho-nacional-social no
era el objeto de deseo del movimiento obrero y de los
demás movimientos sociales, sino que fue el resultado
involuntario de la evolución histórica, que ninguna
de las dos (o de las varias) partes del conflicto social
pretendía en tanto que tal; fue un compromiso al
que fueron obligadas las clases dirigentes bajo la
presión de movimientos que tenían como objetivo,
declarado o implícito, la inversión del capitalismo y
de su estado 35 . El reconocimiento de los derechos
sociales fue la “traducción” de las reivindicaciones
del movimiento anticapitalista a otra lengua, la lengua
del derecho burgués. Esta traducción fue una inflexión
de la lógica interna del estado liberal, y no la
prolongación o la generalización de sus principios
36 .
La producción de este efecto se debía, pues, no al
desarrollo lineal de una idea o de una voluntad preexistente,
de una idea kantiana o incluso hegeliana que
se “alienara” en la historia; era un efecto desplazado,
producido según una causalidad metonímica, como la
llamaría Althusser 37 (que, por otra parte, nos ha dejado
también interesantes notas sobre la excepción 38 ).
Un extracto que, quizá a pesar suyo, nos presenta
un ejemplo perfecto de esta causalidad metonímica
es la siguiente frase de la novela The Dream of John
Ball del autor socialista británico del siglo XIX
William Morris, citado también por Michael Hardt y
Antonio Negri como motto al principio de Imperio:
“... los hombres luchan y pierden la batalla, y
aquello por lo que lucharon viene a pesar de la
derrota, y cuando llega está claro que no era lo
que ellos tenían en mente, y otros hombres deben
luchar por lo que tienen en mente con otro
nombre“ (el subrayado es mío).
La causalidad met-onímica (del griego onoma = nombre)
implica, en efecto, que hay siempre una brecha
entre el nombre y la cosa, la consciencia y la práctica
material, entre lo que se dice o piensa de uno mismo
y lo que se hace. Esta brecha no (siempre) es una hipocresía,
pero constituye un presupuesto, la base misma
de las prácticas cosicales, incluidas las teóricas.
Esto es precisamente lo que desmiente la “utopía
jurídica”, la ilusión (progresista) de que la soberanía
es la salida de la violencia y el apaciguamiento de las
divisiones sociales, o que esta salida podrá llegar un
día por un avance en el seno de un espacio homogéneo,
el espacio de los derechos del hombre.
Semejante éxodo sólo podrá ser la invención de algo
nuevo, y no el perfeccionamiento de una substancia
que preexiste ya, aunque sea “en potencia”. Una in-
35.- Era, por tanto, un objetivo esperado por los movimientos, del mismo modo que esperaban el suyo los arqueros hábiles, según
Maquiavelo, que pensaba que en política debemos “hacer como los arqueros prudentes que, pareciéndoles demasiado lejano el
lugar al que querían acertar, y conociendo perfectamente la virtud de su arco, ponían el punto de mira más alto que el lugar de
destino, no para alcanzar con su flecha semejante altura sino para poder, ayudándose de esa mira tan alta, llegar a su objetivo” Il
principe, Feltrinelli, Milán, 1991, ch. 6, p. 48).
36.- El tratamiento reservado por el derecho burgués a las reivindicaciones obreras es el que puede leerse en algunos pasajes de El
Capital como el siguiente: “Con un decreto de 14 de julio de 1791, [la burguesía francesa] declaró toda asociación obrera “amenaza
contra la libertad y la declaración de los derechos del hombre, susceptible de sanción financiera de 500 libras y de privación de los derechos
políticos activos por un año” (capítulo 24, unidad 3, final). En la exposición de motivos, nos dice Marx, esas asociaciones son
consideradas como “restitución de las corporaciones que fueron abolidas por la constitución”.
37.- Althusser, L., Balibar, E., Establet, R., Macherey, P., Ranciere, J., Lire le Capital, París, 1961 [1965], Quadridge/PUF, p. 405.
38.- “¿Qué hay que decir sino que la contradicción aparentemente simple es siempre sobredeterminada? Es ahí donde la excepción se
descubre como la regla, la regla de la regla, y es entonces a partir de esa nueva regla como hay que pensar las antiguas ‘excepciones’,
como ejemplos metodológicamente simples de la Regla” (“Contradicción y sobredeterminación”, in Pour Marx, París, 1968,
Maspero, p. 105.