número completo - Youkali, revista crítica de las artes y del ...

ISBN: 1885-477X YOUKALI, 13 página 106 MISCELÁNEA
desvelar las razones posibles de semejante lectura
foucaultiana. Estas razones tienen que ver con una
visión fundamental de la historia, con una crítica de
la revolución y de manera más amplia, con una crítica
llevada a cabo por Foucault de la ilusión voluntarista
en la filosofía de la historia. La cuestión consiste
por tanto en saber por qué Foucault se aleja de cierta
filosofía de la historia (que podríamos llamar alemana
y, más en concreto, hegeliana o marxista) para volver
a otra figura de la filosofía de la historia, a otra
fuente de esta filosofía, empirista y anti-voluntarista
en su principio: es decir, la historia natural de la humanidad
en la escuela histórica de la Ilustración escocesa
–y de la que Ferguson no es en cierto modo
más que el primer eslabón.
La historia contra la filosofía: ¿contra la filosofía de
la historia? O Foucault, el marxismo y Marx.
La evolución de las relaciones de Foucault con Marx
y con el marxismo en tanto que filosofía o ciencia de
la historia define una parte de su itinerario desde Las
Palabras y las cosas 20 . En la entrevista titulada “Las
maneras de escribir la historia” de 1967, Foucault rechaza
la sacralización de la historia, último refugio de la
dialéctica, y critica la idea de un gran relato entendido
como sucesión de acontecimientos considerados
como una jerarquía de determinaciones. Foucault tiene
algo contra “cierta manera de comprender el marxismo”,
lo cual supondría tanto atacar la gran causa
de la revolución como rechazar una forma parecida
del decir histórico” 21 . En otro artículo en el que retoma
las relaciones entre estructuralismo y marxismo,
denuncia “la costumbre de creer que la historia debe ser
un largo relato lineal urdido en algunas ocasiones de crisis;
costumbre de creer que la causalidad es el nec plus ultra del
análisis histórico; costumbre de creer que existe una jerar-
quía de determinaciones que van de la causalidad material
más estricta al destello más o menos vacilante de la libertad
humana” 22 . Más tarde, en “Hay que defender la sociedad”,
el materialismo histórico es estigmatizado al
igual que el discurso jurídico-político sobre la soberanía,
en la medida en que ambos niegan “el historicismo
político” que se vincula con la multiplicidad de
las relaciones de fuerza y que carecen de una determinación
fundamental. Ahora bien, Foucault quiere
hacer la historia y el elogio de este discurso del historicismo
político 23 –lo que conlleva otra visión de las
relaciones entre infraestructura y superestructura 24 .
La polémica con la filosofía de la historia resulta
entonces central en la economía teórica de Foucault.
En efecto, como atestiguan diversas entrevistas aparecidas
en Dits et Écrits: la crítica se lleva a cabo contra
una concepción considerada paradójicamente como
demasiado jurídica del poder (siendo incluso la
crítica del derecho una forma de privilegio otorgada
al derecho 25 ) y contra un uso estéril de la dialéctica.
En “Le pouvoir, une bête magnifique”, entrevista realizada
en 1977, Foucault reivindica la humildad de la
historia empirista contra los grandes sistemas filosóficos.
Opone así la filosofía a la historia al descalificar
al marxismo por medio de las lecciones de la historia
(el estalinismo, el maoísmo) 26 . Contra los vagabundeos
del espíritu de sistema y sus derivas totalitarias,
Foucault reivindica un trabajo de historiador organizado
alrededor de una interrogación política fundamental:
lo que se precisa de la historia es explicar la
multiplicidad de las relaciones de poder y la inmanencia
de las relaciones de fuerza que se desarrollan
en el seno de una sociedad, habida cuenta de que no
es la dominación de la clase burguesa quien impone
las relaciones de poder (aunque la burguesía se aprovecha,
las utiliza o las modifica). Por supuesto, se trata
siempre, en cierto sentido, de continuar la crítica
20.- Las Palabras y las cosas minimizan la ruptura introducida por Marx. Para Foucault, poco importa la alternativa entre el “pesimismo”
de Ricardo y la promesa revolucionaria de Marx: “En el nivel profundo del saber occidental, el marxismo no ha introducido ningún corte
real” (Siglo XXI, México, cap. 8, p. 256). Véase también “Preguntas a Michel Foucault sobre Geografía” (Microfísica del poder, La
Piqueta, Madrid, 1992), y “Entretien avec Michel Foucault”, Dits et Écrits I. nº 89, pp. 1055-1058.
21.- M. Foucault, Dits et Écrits I, “Sur les façons d’écrire l’histoire”, 1967, Nº 48, p. 614.
22.- M. Foucault, Dits et Écrits I. “Le philosophie structuraliste permet de diagnostiquer ce qu’est ‘aujourd’hui”, 1967, nº 47, pp. 610-611.
23.- M. Foucault, “Hay que defender la sociedad”, op. cit., ‘Curso del 4 de Febrero de 1976’, p. 100. Tal como señalan los editores, el diálogo
con Marx es central: mientras que en Marx las relaciones de dominación se establecen por el juego de la relación antagonista entre
capital y trabajo, para Foucault esta relación sólo es posible por mediación de las disciplinas que le preceden y le conforman.
24.- “En el fondo, escribe todavía Foucault en 1978, es cierto que la cuestión que yo planteaba, la planteaba tanto al marxismo como a otras concepciones
de la historia y de la política, y consistía en esto: ¿no representan las relaciones de poder un nivel de realidad a la vez complejo y relativamente,
pero sólo relativamente, independiente respecto a las relaciones de producción?” (Dits et Écrits III, nº 198, p. 238).
25.- “En efecto, me parece que, si analizamos el poder dando prioridad al aparato de Estado, si analizamos el poder considerándolo como un mecanismo
de conservación, si lo consideramos como una superestructura jurídica, en el fondo no hacemos sino retomar el tema clásico del pensamiento
burgués cuando trata el poder como un hecho jurídico. Dar preeminencia al aparato jurídico, (…) es en definitiva ‘rousseaunizar’ a Marx. (M.
Foucault, ‘Las mallas del poder’, op. cit., p. 241). La misma crítica de unidad artificial se aplica al concepto de “clase” y a la oposición
binaria entre dominantes y dominados. Véase J. Revel, Michel Foucault, Bordas, Paris, 2005, pp. 186-190.
26.- M. Foucault, Dits et Écrits IV, nº 325, p. 377.