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Elon Musk El empresario que anticipa el futuro

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supuestos errores en el diseño del Falcon 5 o que ofrecían sugerencias para

completar más rápido la fabricación del Falcon 1 no se les hacía el menor caso, o

algo peor. «En aquella etapa, el trato que recibía el personal muy a menudo

dejaba que desear —dice un ingeniero—. A muchos buenos ingenieros, que para

todo el mundo al margen de la “gerencia” eran importantes activos de la

empresa, se los obligó a marcharse o simplemente se los despidió acusándolos

de cosas que no habían hecho. Demostrar que Elon se equivocaba en algo era el

beso de la muerte.»

Aunque SpaceX tenía previsto lanzar su cohete a principios de 2004, fue

incapaz de hacerlo. El motor Merlín que habían construido Mueller y su equipo

parecía ser uno de los motores de cohete más eficientes diseñados hasta

entonces. Las pruebas que tenía que pasar para demostrar que realmente serviría

para un lanzamiento estaban llevando más tiempo del que esperaba Musk. Por

fin, en otoño de 2004, los motores exhibieron un comportamiento regular y

cumplieron todos los requisitos. Eso significaba que Mueller y su equipo podían

respirar tranquilos, mientras que el resto de los empleados de SpaceX debían

prepararse para empezar su calvario. Desde que se había creado la empresa,

Mueller había sido el factor crítico —a saber, el responsable de que la empresa

no pudiera dar los siguientes pasos— y había trabajado bajo el escrutinio de

Musk. «Cuando el motor estuvo a punto, todo el mundo entró en pánico —

afirma Mueller—. Nadie más sabía lo que suponía ser el factor crítico.»

Hubo muchos que no tardaron en descubrirlo, a medida que se fueron

presentando problemas de gran calado. La aviónica del cohete, que incluía la

electrónica para la navegación, la comunicación y el funcionamiento general del

aparato, dio innumerables quebraderos de cabeza. Cosas aparentemente triviales,

como lograr que una memoria USB se comunicara con el ordenador principal del

cohete, fallaban por motivos inexplicables. El programa informático que

controlaba el cohete también se convirtió en un problema grave. «Es como

cuando un proyecto depende de su 10 % final y las cosas no encajan —dice

Mueller—. Aquel proceso duró seis meses.» Por fin, en mayo de 2005, SpaceX

transportó el cohete 290 kilómetros al norte, hasta la base Vandenberg de las

Fuerzas Aéreas, para realizar un arranque de prueba, y completó cinco segundos

de encendido en la plataforma de lanzamiento.

Para la empresa habría sido muy conveniente contar con Vandenberg como

base de operaciones. No está lejos de Los Ángeles y tiene varias plataformas de

lanzamiento. Sin embargo, SpaceX era un invitado molesto. Las Fuerzas Aéreas

le dieron una bienvenida algo fría, y el personal encargado de las plataformas no

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