04.08.2020 Views

Elon Musk El empresario que anticipa el futuro

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

O’Connell se había unido a Tesla en 2006 para ayudar a resolver algunos de

los problemas financieros y otros relacionados con la fábrica. Creció cerca de

Boston, en una familia irlandesa de clase media, y se licenció en el Dartmouth

College. Después fue a la Universidad de Virginia para estudiar un máster en

política internacional, y luego a Northwestern, donde obtuvo un MBA en la

Kellogg School of Management. Se consideraba un especialista en la Unión

Soviética y su política económica e internacional, materias que había estudiado

en la Universidad de Virginia. «Pero entonces, en 1988 y 1989, empezaron a

desmantelar la Unión Soviética, lo que como mínimo me creaba un problema a

la hora de acreditarme —recuerda O’Connell—. Empezaba a tener la impresión

de que me esperaba una carrera en el mundo académico o en algún servicio de

inteligencia.» Fue entonces cuando su trayectoria se desvió hacia el mundo de

los negocios, donde llegó a ser consultor administrativo para McCann Erickson

Worldwide, Young & Rubicam y Accenture, asesorando a empresas como Coca-

Cola y AT&T.

La carrera de O’Connell se alteró aún más drásticamente en 2001, cuando

los aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas en Nueva York. Tras los

ataques terroristas, O’Connell, al igual que muchos otros, decidió servir a

Estados Unidos de cualquier forma que pudiera. Al estar ya bien entrado en la

treintena se le había pasado el límite para ingresar en el ejército, así que centró

su interés en conseguir un trabajo en seguridad nacional. En Washington D.C.

fue de un despacho a otro buscando empleo, pero no tuvo mucha suerte hasta

que se encontró con Lincoln Bloomfield, el secretario de Estado adjunto de

asuntos político-militares. Bloomfield necesitaba a alguien que pudiera ayudarlo

a definir el orden de prioridad de las misiones en Oriente Medio y a asegurarse

de que la gente adecuada trabajaba en las cosas adecuadas, y supuso que la

experiencia de O’Connell en consultoría de gestión lo convertía en alguien

apropiado para aquel trabajo. O’Connell se convirtió en el jefe de personal de

Bloomfield y se encargaba de una amplia variedad de situaciones delicadas,

desde negociaciones comerciales hasta el establecimiento de una embajada en

Bagdad. Tras obtener su autorización de seguridad, obtuvo también acceso a un

informe diario que recogía información procedente de personal militar y de

inteligencia sobre el estado de las operaciones en Irak y Afganistán. «Cada

mañana a las seis, lo primero que llegaba a mi mesa era ese informe nocturno

que incluía detalles sobre quién había muerto y qué lo había matado —recuerda

O’Connell—. Yo no dejaba de pensar: “Esto es una locura. ¿Por qué estamos

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!