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Elon Musk El empresario que anticipa el futuro

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inversores de Silicon Valley. Kleiner Perkins Caufield & Byers, una de las firmas

de capital riesgo más famosas del lugar, tuvo la oportunidad de invertir en Tesla

pero acabó echándose atrás y apostando por Fisker. Aquello fue demasiado para

Musk, que lo demandó en 2008 acusándolo de robar las ideas de Tesla y de

utilizar para levantar su propia empresa los 875.000 dólares que Tesla le había

pagado por trabajar en el diseño. (Fisker acabó ganando la demanda; el juez

ordenó a Tesla que le reembolsara a Fisker los gastos legales y descartó las

alegaciones como carentes de base.)

Tesla había pensado crear un híbrido como el de Fisker, con un motor de

gasolina que serviría para recargar las baterías cuando se agotase la carga inicial.

El auto sería capaz de recorrer entre 80 y 130 kilómetros tras desenchufar las

baterías del cargador, y después aprovecharía las omnipresentes gasolineras para

repostar siempre que fuera necesario, lo que recargaría las baterías y eliminaría

la preocupación por los límites de la autonomía del vehículo. Los ingenieros de

Tesla montaron un prototipo del híbrido y realizaron todo tipo de análisis de

costes y rendimientos. Al final llegaron a la conclusión de que el híbrido exigía

demasiadas concesiones. «Sería caro y su rendimiento no sería tan bueno como

el de un auto totalmente eléctrico —explica J. B. Straubel—. Y habríamos tenido

que crear un equipo para competir con todas las empresas automovilísticas del

mundo. Habríamos estado apostando contra todo aquello en lo que creemos,

como la potencia electrónica y la mejora de las baterías. Decidimos dedicar

todos los esfuerzos a dirigirnos a lo que considerábamos que era la meta, y

nunca volvimos a mirar atrás.» Después de llegar a aquella conclusión, Straubel

y otros miembros de Tesla empezaron a dejar que se disipase su irritación hacia

Fisker. Se figuraron que este acabaría sacando un auto chapucero y se llevaría su

merecido.

Una empresa automovilística importante puede gastar mil millones de

dólares y necesitar miles de empleados para diseñar un nuevo vehículo y sacarlo

al mercado. Los recursos de Tesla no se acercaban a ese nivel ni por casualidad,

y la empresa dio a luz al Modelo S. Según Lloyd, Tesla tenía la intención inicial

de construir unas diez mil berlinas Modelo S al año, y un presupuesto de

alrededor de 130 millones para alcanzar ese objetivo, incluyendo el diseño del

vehículo y la compra de la maquinaria industrial necesaria para ensamblarlo.

«Una de las cosas en las que Elon insistía encarecidamente era que se hiciera el

máximo posible dentro de la empresa», recuerda Lloyd. Tesla tendría que

compensar su falta de presupuesto para investigación y desarrollo contratando a

personas inteligentes que pudieran trabajar más y con más ingenio que los

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