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Elon Musk El empresario que anticipa el futuro

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SpaceX, por cierto, no es la única empresa a la que le sucede esto. Los retrasos están a la orden del

día en la industria aeroespacial. La cuestión no es si algo llega con retraso o no, sino con cuánto retraso

llega. No creo que exista un programa aeroespacial que se haya terminado a tiempo desde la puñetera

Segunda Guerra Mundial.

Tratar con los plazos épicamente agresivos y las expectativas de Musk ha

exigido que los ingenieros de SpaceX desarrollen algunas técnicas de

supervivencia. A menudo, Musk solicita propuestas extremadamente detalladas

sobre cómo deben llevarse a cabo los proyectos. Los empleados han aprendido a

no indicar el tiempo necesario para realizar algo en meses o semanas; Musk

quiere pronósticos de días o de horas, y a veces incluso cuentas atrás de minutos,

y las consecuencias de incumplir una planificación son duras. «Hay que apuntar

hasta cuando vas al baño —dice Brogan—. Yo le digo: “Elon, a veces la gente

necesita estar un rato largo en la taza”.» Los gerentes principales de SpaceX

colaboran para crear programaciones ficticias que saben que complacerán a

Musk pero que son imposibles de cumplir. Esta situación no sería tan horrible si

los objetivos fueran de uso interno, pero Musk tiende a mencionarles a los

clientes las planificaciones ficticias, creándoles sin querer expectativas irreales.

Lo habitual es que luego le toque arreglar el desastre a Gwynne Shotwell, la

presidenta de SpaceX. Tendrá que telefonear a un cliente para proporcionarle un

calendario más realista o inventar una letanía de excusas para explicar los

inevitables retrasos. «Pobre Gwynne —se lamenta Brogan—. Tan solo oírla

hablar por teléfono con los clientes resulta doloroso.»

Es indudable que Musk domina el arte de aprovechar al máximo a sus

empleados. Si entrevistas a tres docenas de ingenieros de SpaceX, todos

mencionarán algún truco administrativo que Musk ha utilizado para conseguir

que la gente cumpla con sus fechas de entrega. Un ejemplo mencionado por

Brogan: en los casos en que un administrador tradicional fija la fecha de entrega

para un empleado, Musk orienta a sus ingenieros para que hagan suyas las fechas

que él quiere. «No dice: “Tienes que tener esto listo el viernes a las dos” —

explica Brogan—. Dice: “Necesito que se haga lo imposible para el viernes a las

dos ¿Puedes hacerlo?”. Entonces, cuando respondes que sí, no estás trabajando a

tope porque él te lo ordenó; estás trabajando a tope por ti mismo. Es una

diferencia notable. Te has comprometido a hacer tu propio trabajo.» Al reclutar a

cientos de personas brillantes y motivadas, SpaceX ha llevado al máximo el

potencial de cada individuo. Una persona que da lo mejor de sí durante dieciséis

horas al día acaba siendo mucho más efectiva que dos que trabajan juntas ocho

horas. Un individuo no necesita convocar reuniones, llegar a consensos o poner a

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