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Elon Musk El empresario que anticipa el futuro

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aislar a los diversos grupos de ingenieros y, sobre todo, separar a estos de los

operarios, instalando sus factorías en lugares donde el precio del terreno y el

coste de la mano de obra fueran baratos.

Cuando la primera docena de empleados llegó a las oficinas, les dijeron que

SpaceX tenía la misión de convertirse en «las Southwest Airlines 4 del Espacio».

SpaceX construiría sus propios motores y encargaría a otras empresas la

fabricación del resto de los componentes. La empresa obtendría ventaja sobre

sus rivales construyendo un motor de más calidad y más barato, y mejorando el

proceso de ensamblaje para fabricar cohetes a mayor velocidad y a menor precio

que cualquier otra compañía. También tenía el propósito de construir una

lanzadera espacial que pudiera trasladarse a diversos lugares, levantase el cohete

de la posición horizontal a la posición vertical y lo enviase al espacio, así de

sencillo. El objetivo era perfeccionar aquel proceso hasta el punto de poder

organizar varios lanzamientos al mes, ganar dinero con cada uno de ellos y no

tener que convertirse en un gran contratista dependiente de subvenciones

estatales.

SpaceX sería la empresa con la que Estados Unidos haría borrón y cuenta

nueva en el negocio de los cohetes espaciales. A juicio de Musk, la industria

espacial no había evolucionado verdaderamente desde hacía cincuenta años. Las

compañías aeroespaciales tenían pocos competidores, lo que las llevaba a

fabricar productos increíblemente caros que alcanzaban un rendimiento máximo.

Creaban un Ferrari para cada lanzamiento, cuando era posible que bastara con un

Honda Accord. En cambio, Musk aplicaría algunas estrategias empresariales que

había aprendido en Silicon Valley para dirigir la empresa con la máxima

eficiencia y aprovechar los inmensos avances de las últimas décadas en el

ámbito de los materiales y del poder computacional. En calidad de empresa

privada, SpaceX también evitaría los despilfarros y los sobrecostes asociados

con los contratistas de la administración. Musk declaró que el primer cohete

llevaría el nombre de Falcon 1, un guiño a la nave Halcón Milenario (en inglés

Millennium Falcon) de la película La guerra de las galaxias y a su voluntad de

convertirse en el artífice de un futuro emocionante. En un momento en que el

coste de enviar una carga de 250 kilos al espacio era de 30 millones de dólares

como mínimo, Musk prometió que el Falcon 1 sería capaz de enviar una carga de

630 kilos por 6,9 millones de dólares.

Como es habitual en él, Musk se marcó unos plazos demencialmente

ambiciosos para lograr todos sus objetivos. En una de las primeras

presentaciones de la empresa se dio a entender que habría construido su primer

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