04.08.2020 Views

Elon Musk El empresario que anticipa el futuro

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

potente. Asimismo decidieron que la Dragon, aunque se parecería mucho al

Apolo, tendría ángulos de pared más pronunciados para dejar espacio libre para

el equipamiento y los astronautas que la empresa aspiraba a transportar. SpaceX

consiguió también la fórmula del material para los escudos protectores térmicos,

llamada PICA, a través de un acuerdo con la NASA. Los ingenieros de SpaceX

descubrieron cómo hacer que el material PICA fuese más barato, y además

mejoraron la fórmula subyacente de manera que la Dragon —desde el primer día

— pudiera soportar el calor de una reentrada volviendo desde Marte. 6 El coste

total de la Dragon ronda los trescientos millones de dólares, lo que está en el

orden de diez a treinta veces menos que las cápsulas proyectadas y construidas

por otras empresas. «Llega el metal, lo curvamos, lo soldamos y fabricamos

cosas —afirma Davis—. Prácticamente lo construimos todo nosotros. Por eso

han disminuido los costes.»

Davis, al igual que Brogan y muchos otros ingenieros de SpaceX, ha

recibido encargos de Musk aparentemente imposibles. Su petición favorita se

remonta a 2004. SpaceX necesitaba un accionador que disparase la actividad del

cardán usado para guiar la fase superior del Falcon 1. Davis no había construido

antes en su vida algo así y, naturalmente, fue a buscar algún proveedor que

pudiera fabricarle un accionador electromecánico. Recibió una propuesta al

precio de 120.000 dólares. «Elon se echó a reír —cuenta Davis—. Dijo: “Esa

pieza no es más complicada que el mecanismo para abrir la puerta del garaje.

Tienes un presupuesto de cinco mil dólares. Haz que sirva”.» Davis pasó nueve

meses construyendo el accionador. Al final del proceso, sudó durante tres horas

escribiendo un correo electrónico a Musk en el que detallaba los pros y los

contras del dispositivo. El mensaje describía hasta el último detalle sobre cómo

Davis había diseñado la pieza, por qué había tomado ciertas decisiones y cuál

sería el coste. Al pulsar el botón de «enviar», Davis sintió una oleada de

ansiedad recorriéndole el cuerpo; sabía que se había entregado por completo

durante casi un año a la realización de algo que cualquier ingeniero de otra

empresa aeroespacial ni siquiera pensaría en intentar. Musk recompensó todo su

agotamiento y angustia con una de sus respuestas estándar: escribió un mensaje

diciendo «Ok». El accionador diseñado por Davis acabó costando 3.900 dólares

y voló al espacio con el Falcon 1. «Puse cada gramo de capital intelectual que

tenía en ese correo electrónico, y un minuto más tarde recibí esa sencilla

respuesta —recuerda Davis—. Todos los empleados de la empresa han pasado

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!